La justicia del Buen Vivir

Si algo hay que destacar del triunfo del 7/10, es la derrota al intento oligárquico de reciclar con el orden y progreso maquillados, su mundo elitésco, racista y corroído cada vez mas por el pragmatismo y el individualismo. Con esta falacia, trataron de despojar al pueblo de sus ancestrales valores de solidaridad, justicia e igualdad propias del humanismo socialista. Sin embargo y esto debe ocuparnos, sostienen aun muchas mentes envenenadas por sus medios perversos que razonaron su voto en función de cuestiones que tocan directamente su comodidad individual, sin conexión ni explicación sobre sus causas y mucho menos sobre las posibles soluciones.

Esto me lleva a reflexionar sobre las razones de mi voto. Motivación que está sembrada en mi mente desde la niñez. Mi mamá, maestra de escuela rural, dedicaba su vida con especial entusiasmo y alegría al trabajo con los niños.

Pero muchas veces llegaba muy triste a la casa y nos contaba llorando, que un niño se le había desmayado por hambre en el salón de clases. -Solo tienen un guarapo claro en el estómago- repetía, y compartía con nosotros tristeza, angustia, dolor, impotencia. Este sentimiento que se me quedó grabado para siempre, afloró muchas veces en situaciones semejantes. Convivíamos con la comunidad del barrio Primero de Mayo en el Cementerio, integrándonos a su lucha por la vida, como militantes de al juventud comunista. Ellos nos privilegiaban con el bautizo de sus hijos. En ocasión de la muerte de un ahijado, cuando leí en la partida de defunción, muerte por inanición, la tristeza y la rabia se fundieron con  mi compromiso militante de lucha contra responsables de estos crímenes. Conocimos también madres que alternaban la asistencia de sus niños a la escuela por no poderles costear los gastos escolares.

La razón de mi voto esta aquí. Vivimos en una patria, donde el flagelo del hambre ha disminuido considerablemente. Venezuela ha pasado al rango alto de Desarrollo Humano. Los hogares pobres bajaron del 44% en 1998 a 27% en el 2011. La pobreza extrema de 17% A 7% entre los mismos años. La prevalencia de la subnutrición descendió del 21% al 3% en ese período. Nuestros niños son cada vez más felices. El egoísmo capitalista tiene cada vez menos cabida en los espacios comunales. Los valores del humanismo se van cohesionando en la práctica armónica que busca el buen vivir.

vargasmchela@gmail.com



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