Reivindiquemos a Pedro Ortega Díaz

El tres de febrero de 2006, moría ese legendario luchador social que fuera el Dr. Pedro Ortega Díaz, “Era un hombre puro, honesto, firme ejemplo para todos”, expuso el presidente Chávez una vez rendido los honores ante el féretro, cubierto con la bandera del Partido Comunista; afirmando, palabras más adelante: “Lo quise, lo quiero y lo querré siempre, como un padre; aprendí mucho de él y de ustedes, los valientes comunistas venezolanos; cuenten siempre conmigo”. Un día después, en la conmemoración del 4 de febrero de ese año, en cadena nacional, volvía a referirse a la memoria del Dr. Ortega Díaz: “Camarada, líder, ejemplo de juventudes, de todos nosotros: “Ha muerto Pedro Ortega Díaz; ¡Que viva Pedro Ortega Díaz”, exclamó el Presidente, seguido de aplausos de reconocimiento al legendario líder por parte de los miles de asistentes a la concentración, realizada en la avenida Bolívar de Caracas…” (ABN, 05-02-2006). Sentido como estuvo, por esos días, el camarada Presidente Chávez, por tan irreparable pérdida.

Un mes con sus días, pasaron para que al Dr. Ortega Díaz se le homenajeara distinguidamente, colocándole su epónimo a una Inspectoría del Trabajo que se inauguraba, esa sede está ubicada entre las esquinas de Miseria a Pinto, diagonal a la sede del Ipasme. En el acto de su inauguración, asistirían el ministro del trabajo de esos tiempos, el camarada Ricardo Dorado y  el magistrado vicepresidente de la Sala de Casación Social del Alto Tribunal, Juan Rafael Perdomo, quien, al ser consultado sobre los alcances de esta nueva oficina: “indicó que la misma surge para hacer más accesible "a los trabajadores y patronos el tema de sus conflictos individuales o colectivos; y desde luego es una oficina que tiene la particularidad de llevar el nombre de un gran laboralista como lo fue el doctor Pedro Ortega Díaz, quien escribió artículos, libros, dictó conferencias, ejerció como abogado litigante y se desempeñó como presidente de la Central Unitaria de Trabajadores de Venezuela (CUTV), asimismo fue un hombre muy consecuente y estuvo siempre al servicio de los sindicatos y de los trabajadores". Señaló que la oficina copia el modelo laboral, ya que hace uso de la oralidad, "esta es fundamento y base para el diálogo, la mediación y la conciliación, para de esta manera resolver todos aquellos asuntos que deban ser resueltos frente a las partes sin necesidad de llegar al litigio. Al final la oficina se convierte en la instancia administrativa que sirve de base al proceso laboral que luego toma su forma jurisdiccional en los tribunales del trabajo actuales y que desde luego se guían por la oralidad". (PRENSA/TSJ, 01-03-2006).

No era cualquier Inspectoría la que se inauguraba ese día, como bien lo señalaba el magistrado de nuestro máximo tribunal de justicia: "esta es fundamento y base para el diálogo, la mediación y la conciliación, para de esta manera resolver todos aquellos asuntos que deban ser resueltos frente a las partes sin necesidad de llegar al litigio…”

  Ya han pasado 6 años, desde que ocurriera aquel importante evento, por estos días tuvimos la oportunidad de visitar esa importante Inspectoría. Eran pasadas las 8:00 am, full estaba la sala de espera, el aire acondicionado apagado, no sabemos si por encontrarse dañado o por ahorro de energía, lo cierto es que la calor hacía insoportable la presencia en dicha sala; no obstante, estaba full de gente en búsqueda de justicia laboral. A golpe de 9:00 am, entra en escena una trabajadora y se para en frente de todos las/los presentes, con lista en mano comienza a llamar por nombre y apellido y las entidades  de trabajos en conflicto. Fulanito de tal, ministerio de las comunas; fulanita de tal, ministerio del ambiente; fulanito de tal, negra Hipólita; por fin, llaman a una privada, del ramo de la construcción; mientras, se enciende el televisor, que transmite imágenes de la televisora privada Televen. Programación cursi, eso sí, muchísima publicidad, propicia el consumo en el núcleo humano presente, que reclama su Derecho al Trabajo. Siguen los llamados, los entes de trabajo públicos galopan sobre los privados, en la competencia por ver quién despide más trabajadores/trabajadoras. Así es nuestro gobierno obrerista.

Conversando con alguno de los presentes sobre su experiencia, nos comentaba sobre lo difícil que es conseguir la atención en esa Inspectoría. Tuvo que amanecer, antes de las 5 am ya comienza hacerse la cola para obtener un número de los treinta (30) que se reparten por cada día de atención. Se la ve difícil nuestro pueblo pobre, trabajador/trabajadora, como nos manifestara una compa trabajadora que escuchaba la conversa y se preguntaba: “ahora como voy hacer, en ese cerro donde vivo a esa hora no hay transporte y la inseguridad…” Será que hace falta un Barrio Adentro Laboral, llevar las Inspectorías a nuestros barrios populares? Mientras, Televen continuaba con sus dardos venenosos, propagando el consumismo. Y así fueron llamando uno a uno de las/los presentes, hasta que, en la sala fuimos quedando no más de cinco personas. Mientras, la  calor hacía fastidiosa la permanencia en la sala. En la recepción, nos observaban a las/los presentes; hasta que se destaparon o como decimos en criollo, se soltaron el moño, uno de los recepcionistas a voz alta ordenaba al otro “pon Globovisión”, y en efecto, así sucedió, se puso Globovisión y propagandas a favor de Capriles Radonsky iban y venían bombardeándonos a las/los presentes con basura ideológica y de la más mala, ¡Que candidato tan chimbo tiene esa gentuza!

Esa Inspectoría merece ser revisada, el epónimo de presentación ante trabajadores y trabajadoras de la Patria les reclama ser consecuentes con el pensamiento y acción de ese legendario luchador social que fuera el Dr. Pedro Ortega Díaz. Inaudito, que nuestra clase trabajadora en búsqueda de justicia laboral, tenga que esperar más de un año para el logro de la misma, ¿operación morrocoy?, ¿saboteo?, ¿ineficiencia?, vaya usted a saber que está pasando con esa instancia gubernamental. Lo cierto es que no hace justicia al nombre que le identifica. El Dr. Pedro Ortega Díaz, fue un obcecado activista, desde la total clandestinidad, contra las dictaduras de Marcos Pérez Jiménez y Rómulo Betancourt. Estuvo preso, a comienzos de la dictadura perezjimenista, en la Cárcel Modelo de Caracas y en la Penitenciaría General de San Juan de Los Morros; miembro del Comité Central del Partido Comunista de Venezuela por varias décadas, a partir de su  primer Congreso, llamado de Unidad, que se celebró en 1946, legalmente en Caracas. En 1959 fue elegido diputado al Congreso Nacional por primera vez, cargo que desempeñó -con una interrupción al ser ilegalizado el PCV por Rómulo Betancourt- en varios periodos. Fue firmante de la Constitución de 1961. Le cupo el honor de presidir el Acto de Instalación de la Asamblea Nacional Constituyente de 1999, por ser el constituyente de mayor edad. Setenta (70) años de militancia ininterrumpida a favor de los derechos del pueblo. No es poca cosa. Y es su nombre, el que identifica esa Inspectoría del Trabajo, que debiera practicar el ejemplo de este nobilísimo Revolucionario, como bien dijera el camarada Presidente Hugo Chávez: “Era un hombre puro, honesto, firme ejemplo para todos”. Por qué entonces, quienes laboran en esa entidad de trabajo no reivindican en cuerpo y alma el espíritu de ese importantísimo patriota que fuera el Dr. Pedro Ortega Díaz, devolviéndole a nuestro pueblo trabajador/trabajadora justicia laboral eficientemente y en el tiempo justo.

henryesc@yahoo.es


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Henry Escalante


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