Gasolina, cerveza, conciencia y revolución: derroche, idiotez y vicios consentidos ¿hasta cuando esa vaina?

Desde los días del golpe de estado del 2002 y el posterior golpe petrolero; el costo de un litro de gasolina de alto octanaje ha sido el mismo. Cada vez que se rumora maliciosamente que el carburante subirá de precio, suenan alarmas que retumban hasta en las catacumbas más ocultas del país, sobre todo las de la ultra derecha. A pesar que la nación dejó de producir gasolina, por obra, gracia y voluntad del imperio yanqui y por acción del brazo ejecutor de la meritocracia maldita que tenían vendidas a PDVSA y Venezuela a las compañías transnacionales inclusive, el cerebro de la industria petrolera se lo entregaron a directivos de la CIA (ENDESA). Pese a que se tuvo que comprar a precios internacionales el combustible auto motor, el estado siguió vendiéndolo internamente a un precio casi regalado.

Entiendo que una de las causas para mantener semejante absurdo, es por razones de servicio de transporte público, alimentos y medicinas, y previniendo la escalada de especulación que activa el comercio ladino ante cualquier intento de racionalizar las cosas en Venezuela. Pero lo cierto es que ese precio de la gasolina beneficia más a los ricos que a los pobres, pues quienes pueden pagar el precio especulativo de un auto en este país.

Claro está que hay sectores profesionales y obreros calificados; que con esfuerzo acceden a tener un vehículo, a pesar de la especulación que aquí se hace con los precios de este bien, pero en este caso, es usado para solventar la incapacidad del servicio de transporte público y para poder trasladarse con la familia a playas, ríos, o montañas como método de esparcimiento, no para derroche. Pero lo realmente cierto, es que es un desperdicio monumental el costo de venta del combustible en Venezuela hoy. Se da el caso que de esta rebatiña, se benefician en mayor cuantía, las economías de Colombia y Brasil, que el grueso de la población nacional.

En esos días magros, del golpe del 2002, contrariamente, la burguesía cobarde y explotadora, aumentó todos los precios de los productos básicos del sustento familiar sin ningún reparo. En verdad que esa gente nunca a reparado en la especulación del pueblo. Así fue que se convirtieron en uno de los factores más importante para que en 1989 el pueblo estallara en rabia ante la cadena continua de robos y maquinaciones perversas que los empresarios y comerciantes nacionales cometían desde el primer gobierno de CAP, y que continuaron los sucesivos gobiernos de la cuarta república. Las empresas DEL GRUPO POLAR, de los Mendoza.

En un cochino simulacro de paro, aprovechó para subir los precios de todos, absolutamente todos sus productos, en un aquelarre burlesco, pues de día negaban la venta de los mismos, pero de noche abastecían clandestinamente sus clientes cómplices.

De manera miserable y vil estafaron al pueblo, con ventas tipo mercado negro. Multiplicando los precios de venta hasta por cinco, seis y mas por ciento, el valor real del costo. Por ejemplo, la cerveza de envases 222cc que para el momento del malayo paro, costaba en cualquier comercio Bs 250, por razones de mercado negro la expedían a la bicoca de 1500 Bs. Así fue con la Carne, Arroz, Pastas, Mayonesa etc. Realmente no fue un paro, fue un atraco descarado contra la población.

Lo más indignante es que los desgraciados ladrones no bajaron más sus precios especulativos y la opinión pública se quedó, robada, atracada, jodida y silente. Incluso los imbéciles escuálidos justificaron todo ese desmán, en una supuesta necesidad para salir del presidente legitimo, a pesar que ellos mismos sufrieron en carne propia el robo descarado, incluso muchos perdieron hasta sus pequeñas empresas.

No tiene tanta injerencia en el bolsillo del pueblo un aumento justo del precio de la gasolina, como lo tienen los permanentes y abusivos aumentos de los precios que el sector estafador comercial – empresarial hace a cada rato de los precios de los productos que elaboran o importan.

Es increíble ver en clubes, restaurantes, bares y otros expendios de licores repletos de ebrios, cuya temática principal es “la crisis del país, la dictadura venezolana, la peladera de bolas”, pero gastan a diario 70, 80, cien mil Bs o más, sin ningún recato. ¿De que crisis hablan estos imbéciles? Los fines de semana y días feriados, las calles de Venezuela se convierten en un hervidero de aguardiente, hasta el punto tal, que el gobierno debe decretar ley seca (Medida que me parece absurda, pues los beodos se abastecen previamente, del espirituoso liquido los supuestos días previos de ley seca).

Es común ver caravanas y caravanas de camiones de carga de las empresas cerveceras por las carreteras y autopistas del país, para abastecer los expendios en los días previos a la susodicha ley seca ¿el resultado? Muertos por carajazos, las vías publicas convertidas en guillotinas ¿Qué responsabilidad se les impone a esas empresas vendedoras de licor? Incluso violan las normas, anunciando de manera subliminal y ya no tan subliminal por todos los medios de comunicación sus licores en los eventos deportivos y de otra índole, incluso en actos políticos de todos los signos.

¿Dónde está el trabajo educativo y de concientización por parte de las organizaciones revolucionarias y religiosas? esas religiones que viven del chuleo de la fe y de la supuesta divinidad de la razón celestial. O de esos partidos que se rasgan vestiduras por el pueblo y el socialismo. De esos obispos zánganos como Baltasar Porras, o Jorge Urosa Sabino, o esa cuerda de buitres con sotana que parasitan del estado y del pueblo. ¿En que lugar y en que momento desarrollan sus campañas de concientización a favor del pueblo y contra el saqueo empresarial vicioso? A los miserables dirigentes de la oposición no los nombro, por que ellos son solo ejecutores de las órdenes impuestas desde afuera por quienes los controlan y que son a la vez, los mismos que venden el vicio...

La estupidez llega a tal punto: que si los comerciantes estafadores, les roban, culpan al gobierno. Si el estado activa mecanismos para defender el poder adquisitivo, entonces los imbéciles repiten lo que les imponen como matriz de opinión, de que esos controles son actos de dictadura, que es un atentado contra la libre empresa, contra el libre mercado, etc. Es decir, señores, lo que hay es una absoluta disociación sicótica tele inducida de la opinión publica.
Lo cierto de todo esto es que el derroche y el robo que se comete en esta nación con el precio de la gasolina, es un desangramiento de nuestro recurso natural. No es que se sea masoquista. Es que duele ver como se desperdicia a cada momento un recurso tan valioso y que se dilapida tan alegremente.

Abogado Bolivariano
javiermonagasmaita@yahoo.es javierdelvallemonagas@gmail.com
www.planetaenpeligro.blogspot.com


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Javier Del Valle Monagas Maita


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