Tun, tun: ¿quién es?

-Buenos o buenas. -¿Quién es usted? Y, dígame: -¿qué desea? -si es tan amable.

Y en respuesta: -¿no sabe quién soy yo? No. -¿Y porqué habré de saberlo?

-Por múltiples razones: -y entre ellas, una más que la otra: política que social.

-No señora. Aunque, usted no lo crea –¿no sé -quién es? Y además, creo no haberla visto nunca en esta urbanización, ni fuera de ella.

-Okey, okey, en esta urbanización no, pero, ¿en tv sí? –mire que no, porque en esta quinta, lo que se ve a toda hora del día es el canal del Estado: VTV.

-Entonces, permítame echarle el cuento que, no es muy largo ni engorroso, más bien contagioso en su trama de nuestro drama político oposicionista del capital sin lucro (hasta el momento) -¡ah, no señora!- que si es contagioso, no puede pasar, porque nosotros no estamos vacunados contra los males opuestos, ya que cuando nos enfermamos corremos a un CDI que nos ampara.

-¿Parece que no me ha entendido?: - yo: me refería a contagios disciplinarios con algo secundario como legal que nos sucede a muchos en esta vida y sobre todo a los que traficamos con ideas encontradas que están al día dentro de nuestro pensamiento dinámico entre polos opuestos, cada uno en lo suyo y, más los que ejercemos funciones políticas que extrapolamos el tiempo a nuestra manera de unión partidista de enlace hacia el futuro que más que nunca nos pertenece.

-¿Me cogió el hilo de la conversación y me entiende ahora?

-¿Entenderle como que no? Pero imagino lo que viene por su cara de angustia indisciplinada. –Ve, que ya nos estamos entendiendo- y por tal motivo: paso a narrarle lo que a mí me sucedió, pero, primero, déjeme presentarme.

-Para usted y los demás habitantes de esta soñada urbanización soy: -la señora, Teresa Albanez-, con -s con z- señora.

-Como mejor le caiga –asintió. Y, por favor, sigo. ¡Siga!

-Actualmente soy la presidenta de la comisión electoral de la mesa de la unidad, cuya ortodoxia unitaria del grupo de partidos de oposición activa un fin encomendado que es, uno sólo: llevar al candidato escogido en las primarias pasadas a presidente constitucional y por obra circunstancial de una gran mayoría jamás nunca vista en ninguna parte del planeta: HCR se alzó con la corona de actualizar la esperanza que como político inteligente y creativo puede demandar ese derecho que él comprende todo y a todos y no es nada ni nadie y nosotros sabemos jugar a la angustia y a la desesperación y por eso nos llama el pueblo chavista inmorales –lo que no somos- sino “vivos” como “pícaros voluntariosos” de la IV-R –a bien gracias, se persignó.

-Anjá, sigo-: y motiva mi particular presencia en este día lleno de buenas intenciones como las mías a que ustedes como personas humanitarias y comprensivas colaboren con lo que puedan desde un bolívar, o quizás con un kilito de café o de harina o de arroz o de espagueti o con lo que sea, menos con un cheque sin fondos que la causa es de sensible alternabilidad para cancelar la multa de 200 unidades tributarias –que es mucho dinero para nosotros- que por cumplir con nuestra estricto contrato –en el numeral respectivo- que teníamos con el CNE de no dejar con vida los cuadernos electorales de nuestra elección y, así lo hicimos y lo haríamos nuevamente, y como el que cumple no ve para los lados y, entonces nos agarró el TSJ y nos enredó el papagayo de servirle a nuestros electores en su privacidad estricta y como en la mesa estamos pelando -es por ello- que acudimos a ustedes en busca de su consuelo a esta gran recolecta que si sobra algo será para ayudar también al pobre HCR que hace años soñó que era presidente y ahora no hay manera de sacarle de la cabeza esa ambición de desplazar al presidente Chávez.

-Si ustedes están pelando que quedará para nosotras que vivimos de dos pensiones y ya las cobramos, pero, para que no se vaya con las manos vacías, agarré este apretón de manos y un bizcochito de consuelo que como chavistas que somos para ustedes es suficiente.

estebanrr2008@hotmail.com



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Esteban Rojas


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