Sentir Bolivariano

Disciplina Revolucionaria

Así como de otros elementos, sobre la disciplina también hemos tratado a través de este espacio del “Sentir Bolivariano”; y considero muy oportuno, por la fecha que recientemente conmemoramos: “El día de la juventud”, insistir en este tema, el cual va dirigido entonces, especialmente para nuestros jóvenes revolucionarios y revolucionarias, pero también para toda la militancia del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y para los integrantes del Gran Polo Patriótico (GPP).

La frase célebre de nuestro prócer José Félix Ribas, “No podemos optar entre vencer o morir, necesario es vencer”, hubiese quedado solo en una frase más de un combatiente en batalla, si en su planificación estratégica y dentro de su ejército de jóvenes luchadores, no hubiese existido La disciplina.

La disciplina no es más que la capacidad de actuar ordenadamente para conseguir un objetivo; pero la disciplina revolucionaria, en la cual insistimos hoy, va más allá, nace del propio pensamiento del individuo revolucionario, pero se activa a partir del objetivo colectivo. Es decir, debe ser la línea de conducta acordada por todos los miembros de ese colectivo, asegurando el cumplimiento estricto, entre su teoría y su práctica, para la consecución de los objetivos planteados en un plan estratégico determinado.

Sin disciplina en una organización es imposible emprender cualquier acción revolucionaria seria. Es necesario el desprendimiento  consciente del objetivo individual y entregarse física y espiritualmente al objetivo general establecido, para alcanzar la calidad y la eficiencia en la política revolucionaria. En nuestro caso concreto, es asumir esa disciplina revolucionaria con toda la convicción necesaria para, teniendo como plan estratégico fundamental nuestra carta magna, seguir avanzando hacia la consolidación del proyecto bolivariano, a la concreción de nuestra construcción socialista.

Un buen revolucionario o revolucionaria, debe ser disciplinado (a), cultivar la humildad, la madurez política; ir incluso, en algunas situaciones, en contra de lo que nos provoca, sacrificando el deseo instintivo y dando cabida al razonamiento profundo, al que conduce el análisis situacional. Pero no confundamos el ser “disciplinado” con ser “borrego”, también la disciplina revolucionaria exige el derecho a la comprobación y a la crítica constructiva, al debate permanente, a la batalla de las ideas. Por eso es, disciplina revolucionaria en lo individual y en lo colectivo.

El PSUV ha venido dando muestras contundentes, ahora más que nunca, de unidad, de organización, de compromiso y también de disciplina. Pero debemos avanzar con más contundencia; ya que las luchas venideras y el planteamiento de objetivos concretos y a corto plazo, como lo es la Misión 07 de Octubre, requerirán de muchísima disciplina…disciplina revolucionaria. Y por tanto, de disciplina partidista, de disciplina militante. Todas las fuerzas revolucionarias debemos asumir esta práctica revolucionaria, para seguir avanzando por el camino correcto, para seguir venciendo de manera contundente.

La planificación estratégica ya en desarrollo, en el caso de la primera fase del despliegue de las patrullas de vanguardia, sin una disciplina partidista no podría ofrecer resultados exitosos, solo por poner un ejemplo. Patrulleros, patrulleras, jóvenes militantes y toda la estructura organizativa del PSUV, debemos estar conscientes del gran reto que se impone en adelante, ya que estamos en la cumbre de la confrontación de dos sistemas antagónicos: Capitalismo y Socialismo. El primero es muerte, el otro es vida; aquel es destrucción, este es la construcción del mundo nuevo; no existen puntos medios, no hay espacio entre éstos para grises ni pardos; no hay “tercera vía”: o vamos al humanismo, a la salvación de la humanidad, o vamos al desastre; socialismo o barbarie.

Vacilar sería perdernos, camaradas. Todos los elementos que hemos debatido, discutido y muchas veces profundizado en diferentes espacios, desde todos los niveles del Partido, o sea, desde el ámbito nacional, pasando por los estadales, municipales, parroquiales y hasta comunales; hoy se convierten en armas muy poderosas, las cuales debemos seguir perfeccionando día tras día, para lo que se mencionó antes: la batalla de las ideas. Batalla que nos lleva a la práctica revolucionaria como soldados muy bien entrenados, para el combate diario en la construcción bolivariana.

Sin una férrea disciplina revolucionaria sería más difícil seguir avanzando y pronto podrían aparecer entonces, las dudas, los desencantos. Sabemos que nuestra lucha es la lucha de todo un pueblo y es sólo con la planificación real, la organización, la unidad y como destacamos acá, con la disciplina revolucionaria, que llegaremos a alcanzar ese gran objetivo nacional y continental: la consolidación definitiva del Socialismo Bolivariano. Todo ello, como sabemos, depende fuertemente de una sólida formación ideológica, de una clara conciencia patriótica y bolivariana, que permita verdaderamente romper las cadenas de la dominación y la transculturización que impuso la IV República. Válido e importante es recordar a Bolívar en Angostura, con su pensamiento profético y totalmente vigente hoy día: “…Por las leyes que dictó el primer Congreso, tenemos derecho de esperar que la dicha sea el dote de Venezuela; y por las vuestras, debemos lisonjearnos que la seguridad y la estabilidad eternizarán esa dicha. A vosotros toca resolver el problema: ¿cómo, después de haber roto todas las trabas de nuestra antigua opresión, podemos hacer la obra maravillosa de evitar que los restos de nuestros duros hierros no se cambien, en armas liberticidas?. Las reliquias de la dominación española permanecerán largo tiempo antes que lleguemos a anonadarlas: el contagio del despotismo ha impregnado nuestra atmósfera, y ni el fuego de la guerra ni el específico de nuestras saludables leyes han purificado el aire que respiramos. Nuestras manos están ya libres, y todavía nuestros corazones padecen de las dolencias de la servidumbre. El hombre al perder la libertad, dice Homero, pierde la mitad de su espíritu”.

En toda esta construcción nuestra, en este época bicentenaria, sabemos que es fundamental la participación decidida de los jóvenes revolucionarios y las jóvenes revolucionarias; y tal como lo dijo en una oportunidad, el joven eterno Ernesto Ché Guevara: “No dejen de ser jóvenes, no se transformen en viejos teóricos, o teorizantes, conserven la frescura de la juventud, el entusiasmo de la juventud. Sean capaces de recibir las grandes consignas del Gobierno, transformarlas internamente, y convertirse en motores impulsores de todo el movimiento de masa, marchando a la vanguardia”.

Y yo añadiría: ármense con los hermosos preceptos que dicta la Revolución Bolivariana como la solidaridad, la honestidad, el desprendimiento, la conciencia del deber social…y de mucha disciplina revolucionaria. Son ustedes, en definitiva, nuestra esperanza, nuestro semillero en formación del hombre nuevo y la mujer nueva, que esta patria necesita para enrumbarse definitivamente hacia un destino mejor; hacia el verdadero Socialismo Bolivariano. 

Independencia y patria socialista!!

Viviremos y Venceremos!! 

sentirbolivarianobarinas@gmail.com



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Adán Chávez Frías


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