Lo dejaron ir y ya

¿Qué de espectacular tiene la fuga del Oriente?

Fíjate:  el error propio va en detrimento funcional, tanto de imagen como de eficiencia.  Peor si en política lo explota la oposición.  Véase lo que pasó en materia penitenciaria:  un reo se erige en el mandamás (pran) de la cárcel el Rodeo II y protagoniza una espectacular como inexplicable fuga (“inexplicable” por los momentos, ya aclararemos).

Hablamos de Yorvis López, alias Oriente.  El hombre y su brazo ejecutor (Yoifre) tenían montado todo un comercio con armas y drogas que le llegaban desde el exterior, lógicamente, a través de la aduana y puestos de vigilancia a cargo de los guardias nacionales que allí custodian, vamos a estar claros, responsables a fin de cuentas de la embarazosa situación creada.

Y por aquí podríamos empezar a comprender lo de la “espectacularidad” de la fuga, a pesar de que todos los medios de comunicación estaban en el sitio, “viendo”.  El Oriente se fue por un túnel, de lo más tranquilo, con una platita y arma en mano, dejando muertos en el camino a algunos de sus compañeros.  Increíble, si atendemos al hecho de que era el cabecilla de la revuelta carcelaria y la situación de rehenes creada, por tanto, el más vigilado, el más notable, el lomito de una acción de reducción y captura.

¡Ah, pero las vainas siempre se explican!  Todos temblaban en el penal con el hombrecito, porque los medios estaban allí y porque el hombre decía que, si no hacían lo que decía, hablaría y contaría quién dejaba entrar las armas y la mafafa al recinto penitenciario.  ¡Ah, ah, ah, la vaina se entiende y no parece nada espectacular!  Y ahora que lo recapturaron en El Callao, estado Bolívar, como que sigue habiendo miedo de que el bicharango hable y eche el cuento de lo que vio desde el sector La Torre de El Rodeo, donde se había atrincherado:  presuntamente vio quién manejaba el tanque de guerra que entró a la cárcel y atropelló al teniente Luis José Rincones Barroso, muerto en el hecho y atribuido en su baja a los reos sublevados.

¡Carajo, así uno entiende de sopetón y no le queda dudas de que lo dejaron ir, ni más ni menos!  ¡Qué espectacular ni que nada!  Si aún hoy, apenas recapturado, hay miedo por lo que cuente su lengua, ¿cómo habrá sido en aquellos momentos de tensión y desbarajuste carcelarios, con las cámaras de TV tan cerca?  Los pellejos se cuidan recíprocamente, los ojos se hacen los que no ven, los uniformes se planchan y limpian para seguir operando.

Las cosas carcelarias han estado mal tradicionalmente, por esquema, por hábito, por modus de vida, por corrupción clara de la Guarda Nacional Bolivariana, que es el ente que realiza las custodias.  ¡Vamos a estar claros!  Después se arrechan si el presidente de la república, Hugo Chávez, la quiere desmontar (como quiso una vez) por ineficaz y corrupta.  Los aeropuertos, las cárceles y las fronteras son unos puestos bajo su enfoque y que se rehúsa dejar.  ¿Por qué será?

Es momento para desearle suerte a la flamante Ministra del Poder Popular para los Servicios Penitenciarios, Iris Varela, en sus funciones, que será un combate, con toda seguridad, no digo yo contra la Guardia Nacional Bolivariana, sino contra todo un modus operandi.

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Oscar J. Camero

Escritor e investigador. Estudió Literatura en la UCV. Activista de izquierda. Apasionado por la filosofía, fotografía, viajes, ciudad, salud, música llanera y la investigación documental.

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