(De Mérida para la Habana)

400 palabras de amor y una canción esperanzada

     Apreciado Comandante:

     Ayer, cuando prendí VTV a la hora acordada, lo encontré -puntual- como siempre. Le confieso Comandante que cuando lo vi leer, (no sé si lo había hecho antes), las piernas se me aflojaron, entonces, les pedí silencio a mis morochos, quería escucharlo en detalle, y ellos, obedientes se quedaron mudos viéndolo también. Ah! se me arrugó el corazón, de la misma manera que sucedió cuando me enteré de la enfermedad de mi padre.

     Anoche, la noche fue larga e intranquila, pero buena porque dio tiempo a la reflexión y sabe Camarada? situaciones como éstas, son las que nos permiten dar el salto cuántico -como dirían los físicos-así que con seguridad, esta circunstancia logrará lo que usted ha pedido de todos nosotros en reiteradas oportunidades: UNIÓN.   

     Esta madrugada antes de que se oyera la voz de mis hijos, comencé a orar, a orar y a orar y sé con certeza que lo mismo se hacía en miles de hogares de Mérida, de Venezuela, del mundo… porque sepa Comandante que usted tiene más amores de los que pueda imaginar, sepa que usted puede operarse, que puede reposar, o descansar, que puede ir a recuperarse al mismo carajo –si quiere-, pero hay dos cosas que le voy a pedir desde lo más profundo de mi ser que no haga:

     No repita nunca, bajo cualquier circunstancia las palabras del Padre Libertador, “He arado en el mar”, porque usted camarada ha sembrado en tierra buena, y todos esas semillas que con tanto amor enterró, están retoñando, una a una y todas son como la hierba que se esparce y se riega y que por más que se intente arrancarla, vuelve a brotar, incluso en los sitios que menos se espera.

     Y como dijo el poeta G. Pereira, “cuando lo ataquen los perros de la melancolía”, camarada, amigo, no se le está permitido bajo ningún concepto dudar, entristecerse y mucho menos desesperanzarse. Recuerde que son miles las oraciones  y la energía que se conecta cada segundo para reanimarle, para ayudarle a vencer cualquier atisbo de sombra que se quiera acercar a usted o a su pueblo; por eso  Comandante, sienta los miles de abrazos calurosos que le acompañan!, vea las sonrisas que despierta!, pase revista por sus tropas alineadas, preparadas, pero sobre todo, sienta los millones de esperanzas que descansan sobre usted!; ellas, todas, sin excepción, le dan tregua pero le instan a recuperarse definitivamente, para volver, para seguir Venciendo, porque usted es de los imprescindibles!!!

         Patria socialista y Vida para nuestro Comandante en Jefe!!!

solyanesgil@hotmail.com 



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Marisol Yanes Gil


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