Deseos no empreñan o el desvelo de los guachimanes

Las palabras cobran sentido solo cuando son capaces de transformar realidades, cuando nacen de la praxis y del movimiento social revolucionario. 

Raúl Bracho.

Venezuela sufrió el coloniaje mas avasallante de toda Suramérica, por ser su puerta de entrada al continente y por poseer tan caudalosas riquezas de todo tipo. Nuestro pueblo es quizá el que menos preservó su cultura originaria, quien más severamente fue dominado por culturas importadas por medio de la fuerte penetración de las fuerzas imperiales, sin embargo, a pesar de esto, Venezuela en toda la historia independentista aun en curso, ha sido la vagina de los partos de rebeliones y sublevaciones populares para enfrentar las fuerzas colonizadoras y prender la mecha libertaria en todo el continente.  

Miranda y Bolívar en los años de la dominación española, las fuerzas revolucionarias armadas en los años de la insurgencia armada y hoy día la revolución bolivariana que comanda Hugo Chávez Frías. El país más rico con el pueblo más pobre, el país más apetecido y el más rebelde. 

La democracia supone el poder del pueblo, pero fue usada como disfraz para la dominación norteamericana, hoy en el marco de la democracia modelada y normada por las fuerzas dominantes, se desarrolla una revolución. Rescatar el concepto originario del poder del pueblo al mando de nuestros destinos no ha sido nada fácil. El triunfo del proceso revolucionario por medio de las elecciones apenas permitió la toma del poder político a un hombre que provenía de nuestras fuerzas armadas entregadas en alma y cuerpo al imperio mismo. La tarea titánica de avanzar hacia un proceso de transformación de la sociedad no podía ser un camino fácil, todo lo contrario. 

El triunfo de Hugo Chávez Frías, sin embargo, fue una victoria de un pueblo antes que la de un hombre. Venezuela, perdida en la miseria impuesta por el neoliberalismo, asignó de forma espontánea al coronel Chávez esta gran tarea histórica, aquel triunfo fue la apuesta de un pueblo que buscaba un redentor, un líder, un mando que los representara y dirigiera en la transformación de una sociedad que solo le daba al pueblo miseria, abandono, entrega y servilismo al imperio norteamericano y la economía capitalista mundial, una designación más visceral que concienciada, más dictada por la rabia que por el entendimiento y la razón. El pueblo quería un cambio y Chávez era su última alternativa. Por eso triunfó y seguirá triunfando. 

Son muchos los que hoy escriben por todos los medios, de derecha y de izquierda, intentando desprestigiarlo o desacreditar su mando. Quienes cuestionan hechos puntuales y hacen de estos cuestionamientos base suficiente para intentar sacarlo de la historia. Deseos no empreñan, camaradas. Podrán publicar cien mil veces más sus argumentos, que más que críticas ya son proclamas de traición, podrán argumentar todas las ideas que puedan y no lograrán cambiar el destino que ya está escrito. Así como lo hicieron hasta el cansancio con nuestro comandante Fidel Castro Ruz, sin resultado alguno porque las bases, la gente, el pueblo, en fin, esta claro como la luz del sol al mediodía, sobre su condición honesta y comprometida con las luchas del pueblo. El pueblo que lo representa y lo hace invencible ante todas las injurias. 

Los guachimanes del imperio se desvelan, sufren de pesadillas crónicas, de miedo y de calambres, ataques de pánico y nauseas verborreicas, el lector solo lee las incoherencias en estos llamados al desconocimiento de nuestro líder, solo lee los conflictos de poder ególatras de revolucionarios trasnochados  y enemigos encubiertos, lobos disfrazados de ovejas que no convencen ni a su sombra. El poder popular no es ya una ficción, es una realidad cotidiana en la Venezuela que despierta cada día, en la patria grande que llega hasta  Argentina. Los guachimanes se desvelan y no pueden aceptar que perdieron el poder sobre el rebaño que tuvieron tantas décadas sometido. Entre tanto el resto del planeta se cae a pedazos, Venezuela nuevamente es la pionera de las transformaciones en los tiempos de cambio en nuestro mundo. Una gran victoria se gesta de nuevo en la tierra de Bolívar. El ejército y el pueblo juntos son invencibles. 

Venceremos. 

brachoraul@gmail.com


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Raúl Bracho


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