Miranda y la Revolución Continental hoy

En estos días celebramos un aniversario más del natalicio de Francisco de Miranda, quizás el primer venezolano de carácter mundial, por su propia naturaleza y la coincidencia del momento histórico que le correspondió vivir y ser protagonista. Su vida suscitada entre 1750 a 1816, se desenvuelve en el contexto de una crisis paradigmática en la cual debemos encontrar buena parte de su grandeza y profundidad teórica. Miranda encaja en el agotamiento del ancién régime, donde el único sujeto público que existía – el Rey o Soberano- comienza a perder su majestad y se sustituye por los términos de avanzada de los derechos políticos del ciudadano.

Fue un hombre sumido en las contradicciones desde su propio nacimiento. Su condición de español le otorgó privilegios que hicieron posible una educación erudita para su época, en comparación con la estructura de clases de la sociedad que lo vio nacer; pero esa misma condición le estableció limitantes al pertenecer a una naciente burguesía comercial – su padre era comerciante beneficiado por el intercambio económico legal e ilegal- enfrentada con la nobleza venida de la Península Ibérica. Esa contradicción entre beneficio y prejuicio determinaría la naturaleza de su pensamiento político. Será un hombre de época y como tal, su preocupación consistió en pensarse en el contexto y la influencia que el contexto tuvo sobre su pensar. Por ello, sí bien fue formado en la base escolástica característica de la colonia, se logro filtrar en las lecturas de Locke, Newton, Spinoza que marcaran su intelecto como el de tantos otros de su tiempo.

La naturaleza abrupta del cambio histórico, la exigencia de pensar la propia realidad cambiante y la resistencia – característica de las instituciones y los hombres- al cambio histórico serán la fuente de su carácter revolucionario. Los valores y costumbres socio-culturales, levantados en la rígida sociedad hispana de los siglos XVIII y XVIII, se verán seriamente discutidos a partir del impacto de las revoluciones burguesas, que se multiplican desde el éxito de la revolución Norteamericana en 1776 y que será emulada con la revolución Francesa en 1789. En ambas, Miranda tendrá su influencia y participación significativa. Su tiempo social lo lleva a contemplar con simpatía las características del régimen liberal parlamentario, por su significado desde el punto de vista del reconocimiento de los derechos políticos al mismo tiempo que será un crítico feroz de la expansión imperialista que observa en el desenvolvimiento de los intereses de Inglaterra y los EEUU. Su pensamiento se curte en las contradicciones y establece parangones con un tema que tiene en nuestra actualidad total vigencia: la soberanía territorial y extraterritorial.

La expansión del capitalismo, la lucha por espacios de poder, la desatención de las realidades geográficas en Nuestra América, las posibilidades de cambio histórico, la resistencia a la injerencia imperial serán temas sobre los que Miranda reflexiona y que tienen total vigencia en este siglo XXI. Sus propuestas de acción política, se dibujan en un texto fechado en 1806, cuando se produce la invasión a las costas venezolanas por La Vela de Coro. Ahí señala “ … que llegó el día, por fin, en que al recobrar nuestra América su soberana independencia, podrán sus hijos manifestar libremente al universo sus ánimos generosos”. Propone una estructura que implica: 1) la suspensión de las funciones de la estructura civil, militar y judicial impuesta por la Corona Española, 2) la sustitución de esas autoridades por las provenientes de los Cabildos y ayuntamientos, 3) la convocatoria de una asamblea general de cabildos y ayuntamientos, 4) la incorporación de todo ciudadano entre los 16 y 55 años al ejército, 5) los tesoros públicos serán manejados por personas probas provenientes de los cabildos y ayuntamientos. En estas indicaciones observamos ya un atisbo de su preocupación por un sistema de poderes equilibrado que permitiera la conformación de una estructura institucional que responda a las exigencias del momento histórico.

Miranda, a pesar de sus fuertes vínculos con Inglaterra, siempre dejó en claro que esa relación nos significaba empeñar la soberanía. Este elemento, tiene toda la trascendencia debida en las actuales circunstancias históricas. Nuestras vinculaciones y relaciones con otros países como Cuba, Rusia, o China, no se traducen – como pretende a veces presentarse- en una pérdida de soberanía. Se trata de una difícil relación de mútuo beneficio que debe conducirnos a observar cuidadosamente las conexiones que debemos mantener, en el sistema-mundo para evitar daños a nuestra posición estratégica y política. La propuesta de Miranda, de establecer una unidad continental y que después será abordada por Bolívar, tiene más sentido que nunca. Las potencialidades – y debilidades económicas de los EEUU- en torno al tema petrolero, nos advierten de un conjunto de acciones destinadas a fortalecer la unidad intercontinental, en función de la defensa de los recursos petroleros y acuíferos, aspectos claves en esta nueva geopolítica Mundial. Hoy más que nunca su pensamiento cobra mayor vigencia. Honor a Miranda, el 1er venezolano con presencia histórica mundial.

Dr.

Historiador

Juane1208@gmail.com


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Juan E. Romero

Dr. Mgs. DEA. Historiador e Investigador. Universidad del Zulia

 juane1208@gmail.com

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