80 años rojitos

El Partido Comunista de Venezuela nació en una época en que los rojitos no proliferaban en el mundo político del país, al contrario, usar una boina o una franela roja era echarse una vaina con la policía, los milicos y los curas, sin dejar atrás las familias o los maestros, sólo que éstos se limitaban al regaño o el consejo, lo más al retiro temporal de la mesada, mientras que aquellos usaban el plan, la cárcel, la tortura, el crimen o la amenaza del infierno para intentar “hacer entrar en razón” a los seguidores del marxismo.

Muchos años duró esta situación, tan dura que cuando el joven guapo y adinerado Gustavo Machado dijo en un acto público en el Teatro Nacional, en marzo de 1936, “Yo soy comunista”, fue como ver al diablo en persona. Eran tiempos en que la propia Constitución prohibía las actividades comunistas.

Para ese entonces Machado había regresado clandestino a Venezuela, luego de vivir exilado en Colombia, donde llegó a tener serios encontronazos con la justicia por dedicarse a una inocente, aunque no muy productiva actividad comercial: vender libros de la literatura soviética y exhibir películas producidas en el primer país socialista del mundo.

El PCV ha vivido a lo largo de estos 80 años tiempos de proscripción, persecución, fracturas internas y tantos otros infortunios; así como ha tenido militantes y dirigentes que siguen siendo un ejemplo para el país, así como otros que han traicionado, delatado y dividido al movimiento revolucionario.

Por supuesto, ha sido una vida llena de errores y aciertos; de crecimiento en oportunidades y de casi desaparición en otros momentos. A veces atorados en discusiones estériles, otra veces acertando con sus opiniones.

Lo cierto es que en defensa del pueblo, de sus ideas y sueños ha resistido años y acciones de anti rojismo en el país. Incluso, hoy día, cuando se tiene un gobierno rojo-rojito, el anticomunismo es parte de muchos altos funcionarios, destacados dirigentes del PSUV y de parte de una militancia que por años fue amamantada por el miedo a las ideas comunistas.

No faltan programas en la televisión del Estado donde se condena a dirigentes comunistas cuando éstos asoman una crítica al Camarada Chávez.

El PCV sigue siendo para muchos venezolanos una referencia de lucha revolucionaria vertical, sin flaquezas; tanto así que no es raro escuchar a militantes del PSUV afirmar que la garantía de que este proceso bolivariano que vivimos no se ha desviado, pese a los sindicalistas presos y especuladores libres, es la presencia del PCV como aliado.

Alianza, por cierto, que ha pasado por insultos de parte de un líder que si bien es la cabeza de este proceso, se deja arrastrar por la soberbia de un ego peligroso. Al PCV le ha tocado soportar estos momentos altisonantes del Presidente, seguro de que lo importante no es un líder sino el proceso revolucionario, curados en salud, si se quiere, pues los comunistas bien conocen los males del culto a la personalidad.

Por eso, quizás sean ellos los llamados a frenar esta distorsión de un liderazgo para que no terminemos imitando experiencias lamentables.

A sus 80 años el PCV sigue soñando y luchando por una sociedad de iguales, sin explotadores ni explotados, sin Estado (eso es decir sin represión), con los medios de producción en manos de los trabajadores, respetuoso de los pueblos originarios. ¿Un sueño? A lo mejor, pero vale la pena seguir luchando.


psalima36@gmail.com


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Pedro Salima


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