Otro de los grandes retos que enfrentará el Presidente Chávez en los próximos años, es el compromiso que asumió de atender a las familias que fueron afectas por los torrenciales aguaceros acaecidos en los meses de octubre, noviembre y diciembre de 2010 en nuestro país. Ante este hecho tan lamentable, él se juega una vez más a Rosalinda.
El desafío consiste en abordar eficientemente algunas de las aristas que están intrínsecas en este tema, tanto del tipo psico-social; político; cultural; y de infraestructura. Todos estos elementos deben ser analizados, y atendidos sistémicamente, y de manera simultánea. En este sentido, preciso lo siguiente:
- En lo psico-social: uno de los principales errores que se comete en la elaboración de una política pública, es afectar el hábitat de los seres vivos, y más aun cuando se afecta a los seres humanos. Es necesario interiorizar que, en los espacios afectados por las lluvias, existe una sociedad que está familiarizada y comparten una idiosincrasia, no sólo con su entorno inmediato, sino también en su organización social respecto al Estado, el Municipio, la parroquia, y el barrio.
El gobierno seguirá
siendo asertivo, en la medida que las soluciones habitacionales sigan
enmarcadas en la reubicación completa de las comunidades a espacios
seguros, que garanticen al máximo, la preservación del modus vivendi
de esa comunidad. Ejecutarlo bajo ese criterio, es un requisito sine
qua non, ya que de lo contrario, se corre el riesgo de cometer los
desaciertos del Estado Vargas.
- En lo político-organizacional: la principal fortaleza de una sociedad en revolución es su organización y su conciencia social. Esta debe enmarcarse en trastocar estructuralmente la cultura capitalista-liberal, solo así, se avanzará en deslastrarse sus perversidades. Es por ello que, es imperioso definir una política pública, donde los criterios estén suficientemente debatidos y desarrollados. De no hacerlo, se corre el riesgo que los esfuerzos que se alcancen, sólo satisfagan las necesidades habitacionales, dejando así, a un lado la organización social. Para avanzar hacia allá, es imperdonable que algunos dirigentes de la revolución no se deslastren de la política del show; de la tarima; de la improvisación; y del tareismo.
- Cultural: No hay la menor duda, del alto espíritu de solidaridad y de hermandad que caracteriza a nuestro pueblo. Así como también, su rechazo a la mirada complaciente de los funcionarios del Estado, en el combate permanente de la cultura capitalista. Es este sentido, es urgente comprender la necesidad de establecer una política integral de atención a los damnificados, que garantice entre otras cosas, que la adjudicación de la vivienda este en estricto apego al espíritu socialista. No se puede permitir que los vividores de oficios comercialicen con las calamidades sociales, ni mucho menos, otorgarles viviendas a estos aprovechadores. De no atacar este flagelo, se corre el riesgo que las opiniones que se recogen en el corazón de los albergues, y zonas parcialmente afectadas, (con relación a los vividores) se materialicen en una desmoralización individual, familiar, y finalmente colectiva.
- Infraestructura: el Presidente Chávez ha manifestado que para el 2017 el déficit habitacional (cercano a los 2 millones de viviendas) estará solucionado. Conociendo la voluntad política que lo caracteriza, no debemos tener la menor duda, que pondrá todo su empeño para saldar este deuda de 500 años de historia (Panorama, 04/02/11). Él también ha reconocido que en materia habitacional no hemos sido muy exitosos, y esta confesión es estratégica para impulsar una política habitacional eficiente. Lo cierto del caso, es que este tema es trascendental para el avance de la Revolución Bolivariana. Hoy más que nunca, es necesario afinar todo el andamiaje político-institucional-organizacional, a fin de no fallar, en las metas que se fijado la Revolución Bolivariana.
Politólogo
Huérfano, Jiuvant Geovat
