Silencio eclesial

La vaguada inclemente que azotó a nuestro territorio durante tres semanas generó fuertes consecuencias que está enfrentando el gobierno bolivariano con el presidente Chávez a la cabeza y todo el tren ejecutivo. A ello se han sumado el pueblo organizado, los consejos comunales y un sinfín de instituciones públicas.

Esta dura experiencia ha sido asumida por la mediática criolla en términos sensacionalistas y amarillistas. Consideran que todo lo que sea tragedia, desastre, violencia y crímenes afectan la popularidad del Presidente y lesiona al gobierno. Corta mirada. Horizonte brumoso. Los más perversos ironizan sobre el tema: "por algo Venezuela está bajo las aguas", dijo desde su poltrona conspirativa mayamera quien fuera actor y animador, hoy prostituido en su quehacer.

Dura experiencia, durísima. El Estado aprendió del cruel evento de diciembre 1999. Hay 130 mil personas damnificadas y 33 mil familias en refugios. El 50% del territorio está afectado. Cosechas, siembras y cultivos se han perdido. El sistema vial a nivel nacional sufrió los embates. Carreteras y autopistas requieren atención. Ríos desbordados, represas y diques fracturados. Las clases se han suspendido hasta enero en once estados.

En el evento de este año hiperlluvioso ha aflorado la solidaridad y el apoyo para los damnificados o en situación de riesgo. Se han creado refugios y albergues. Centros de acopio se organizaron a granel. Cualquier espacio es útil por la dimensión de la contingencia. Hubo quienes se quedaron mudos y continúan autistas y con gríngolas. Dicen que no es con ellos. "El problema de la afectación por las lluvias es del gobierno". En defensa de lo privado cuestionaron el uso de los hoteles como refugios.

Se trata de la jerarquía de la Iglesia criolla. Siempre medró del Estado. Apetecibles, amplios y costosos terrenos en las mejores localidades fueron cedidos a la Iglesia por el Estado. ¡Miren los espacios de los colegios católicos! Canchas de todo tipo, amplísimos estacionamientos. Todos donados por papá Estado. ¿Cómo es que no tienen espacio para alojar a los damnificados? El jerarca dijo: "la Iglesia no es para eso". ¿Qué tal? En algún momento de la historia usaron la frase, "la Iglesia es de los pobres" (¡!).

Periodista / Prof. universitaria


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Asalia Venegas


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