La gran sorpresa

     Escuchando sin querer las conversaciones “ajenas” del entorno, en el acontecer cotidiano de la ciudad, respecto a los análisis que la gente del pueblo hace acerca de “la gran sorpresa” en Anzoátegui, según expresión del propio Presidente Chávez, en relación con los resultados de las elecciones parlamentarias, he llegado a la conclusión  de que el mayor problema que enfrenta la Revolución Bolivariana es de carácter ideológico.

    Mientras los simpatizantes de la derecha acudieron disciplinadamente a votar por sus candidatos, independientemente de que con ello una gran mayoría estuviese actuando, sin saberlo, en contra de sus propios intereses de clase, una gran cantidad de chavistas, que no los llamo revolucionarios, ya que por razones ideológicas no todos los chavistas son revolucionarios, asumieron una de las dos actitudes que a continuación describo: una parte de ellos, simplemente no acudió a los centros de votación, es decir, se abstuvieron; mientras la otra, muy significativa por cierto, acudió para aplicar el “voto castigo”. Ello se desprende de la expresión de ese sector del pueblo chavista, impregnada de un sentimiento de decepción respecto a dos figuras, para no llamarles líderes, fundamentales del proceso en la entidad. Uno de ellos, el exalcalde Nelson Moreno (y su entorno), personaje profundamente desprestigiado por la percepción que tiene la ciudadanía respecto a los dos períodos de su gestión, y de la gestión actual, en la cual según las mismas expresiones del pueblo ejerce una influencia determinante. Recordemos aquella vez, cuando el Presidente Chávez lo increpó por el hecho de que, siendo residente de Las Charas, un sector popular de Pto. La Cruz, al poco tiempo de asumir el cargo de Alcalde, se había mudado para un lujoso apartamento en Lecherías, propiedad de no se qué personaje de la burguesía.

     La otra figura, factor de la decepción popular, se trata del Gobernador Tarek William Saab. Otro personaje cuyo desprestigio como líder revolucionado es bastante generalizado en el seno de las clases populares, por su descarada entrega a los brazos de la oligarquía anzoatiguense y su enchinchorramiento después de haber probado las mieles del poder.   

     Ahora bien, afirmo que se trata de un problema de carácter ideológico; por una parte, porque si dichos dirigentes hubiesen tenido consistencia ideológica revolucionaria, no habrían caído ante la seducción que la burguesía acostumbra implementar hacia los líderes políticos que, gracias al voto popular, acceden a los cargos públicos, dejándose corromper por los enemigos del pueblo, que sólo buscan salvaguardar sus bastardos intereses; y por la otra, porque si el pueblo hubiese, también, tenido claridad ideológica, en las elecciones internas para elegir los candidatos del partido para las elecciones de alcaldes y gobernadores, así como en las primarias para elegir los candidatos a las elecciones parlamentarias, habría aprovechado tan extraordinaria ocasión para deslastrarse de semejantes personajes. 

     Por otra parte, el problema ideológico, que carcome desde las entrañas mismas al proceso revolucionario, representando una amenaza, aún más peligrosa que el coloso del norte y sus lacayos internos, me obliga a preguntar: ¿qué pasa con la dirigencia del PSUV?, ¿y las Unidades de Batalla Electoral?, ¿y las patrullas?. ¿Cómo es eso de que el Estado Anzoátegui fue líder en la conformación de las patrullas, por lo cual el jefe del Comando de Campaña, Sr. Tarek William Saab, orgulloso como el que más, recibió tantas felicitaciones por tal éxito? No entiendo nada. Por favor, que alguien me lo explique; pero eso si, despacito (como dice Alberto Nolia), a ver si así lo entiendo.

 rafaelsotocarpio@hotmail.com


 


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