Muerte por impunidad

“Si me matan, volveré hecho miles”
Tupac Amaru (Jose Gabriel Condorcanqui)

¿Cuantos muertos impunes? Puente Llaguno, Los Próceres, Plaza Altamira, El sabotaje petrolero, Las Guarimbas. Ya pasan de cien en menos de tres años. Ellos ponen el plomo, nosotros los muertos y luego nos llaman violentos. ¿Presos? Ninguno y ahora hablan de amnistía. Perdón, recordé que si hay presos, los defensores de Puente Llaguno y los tumba estatuas. Para remate los medios de comunicación usando toda clase de técnicas de guerra psicológica incentivando el odio y la violencia desde lo más profundo de la mente humana.

Para muchos, la lucha revolucionaria en Venezuela ya no es simple trabajo político. Desde hace tiempo se parece a una lucha por la supervivencia, pues estamos seguros que de estar el poder en sus manos cada bolivariano sería asesinado sistemáticamente. Para muestra un botón, en apenas tres días de régimen fascista en Abril del 2002 la cacería de seres humanos fue comparable a los tiempos de esclavitud cuando por deporte los grandes cacaos salían a cazar negros en fuga. Hoy es Danilo Anderson, uno menos dirán algunos, los mas duros. Uno más diremos nosotros, en esta violencia que jamás nos ha pertenecido ni como país ni como personas. Desde este teclado te envío mis respetos por ser el carajo valiente que asumió el reto de la justicia. Así como en otros tiempos también asumiste el reto de subir montañas. Valla pues mi admiración como montañista y como revolucionario o sencillamente como un hombre justo. Cuando alguien valiente se te muere, parece que duele más. Lamentablemente muchos nos desgarraremos las vestiduras y nos cortaremos las venas, pero me temo que todo se quede en el discurso. Nuestra propia incompetencia en hacer cumplir la constitución, es parte de lo que condujo a la muerte de Danilo.

En medio del silencio también otros igualmente valientes están muriendo en nuestros campos. Menos famosos pero igualmente importantes. Yaracuy y Zulia llevan cifras récord de dirigentes campesinos que endémicamente están desapareciendo, muertos por una violencia solapada de terrófagos. Pareciera que hay la intención de fertilizar la tierra con sangre de de nuestros campesinos. Los Pedros Dorias abundan en todas las zonas rurales. Silenciosamente está ocurriendo otra masacre al estilo de Macondo. Ya la gente del campo dice que cuando hay zamuros volando en pareja es persona y cuando es en grupos se trata de otro animal.

El día que funde un pueblo tendré una buena colección de nombres para sus calles. Que triste que la vida de un venezolano solo sirva para ponerle nombre a una calle. Que triste que la vida de los trabajadores del campo solo sirva para abonar la tierra de la que no se sabe que se va a cosechar. Frutos amargos seguramente. Luego nos dicen que es una locura hablar de tribunales populares y nos acusan de radicales. La ley que no se aplica es letra muerta. Tenemos derecho a la justicia, tenemos derecho a la tierra. Por eso me niego a seguir desangrándome sin preguntar por quien doblan las campanas.

Los Wayu dicen que se muere tres veces, en la tierra, en Jepirra y en la memoria de los hombres. Por eso nuestros muertos los recordaremos siempre.

Danilo Anderson no murió asesinado en una explosión. Murió de impunidad.


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René Baralt


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