La comuna brumaria del 2.021

Si algo podemos deducir como resultado de la comuna de París de aquel 18 de Marzo de 1.871, es que la burguesía entendió el terrible poder de la clase obrera. Quedó  escrito sobre los adoquines de París la furia incontenible de la clase obrera. Aquella ingenua y tremenda expresión de las luchas de clase tan cerca del poder, lograron que por todos estos años el pueblo fuera mantenido lejano a volver a decidir su propio destino. 

Carlos Marx escribía ante los sucesos de Marzo del 71: “verás que expongo como próxima tentativa de la revolución francesa no hacer pasar de unas manos a otras la máquina burocrático-militar, como venía sucediendo hasta ahora, sino demolerla, y ésta es justamente la condición previa de toda verdadera revolución popular en el continente. En esto precisamente consiste la tentativa de nuestros heroicos camaradas de París” 

Hoy la comuna no es aquella fuerza que irrumpió las calles con su furia incontenible, es la incontenible fuerza del pueblo organizado bajo la enseñanza incólume de Hugo Chávez Frías, es el verdadero poder popular que se organiza antes de atacar a la burguesía y que supera con creces su debilidad histórica que la hizo sucumbir hace tres siglos. 

Ayer pude ver con lágrimas en mis ojos a Fidel de nuevo uniformado, asumiendo su labor ya como sabio, de ser ductor infinito de la humanidad viviente. Cientos de miles de estudiante cubanos le escucharon anunciar nuevamente sus terribles predicciones sobre nuestro devenir próximo. Yo unía su voz a lo que vivo a diario en Venezuela, a esta comuna cotidiana que despierta las conciencias de mi gente humilde.  

Podrán venir ahora las lluvias de insultos y descalificaciones sobre mi comandante Fidel, no importa. Hubo una generación enorme y hermosa, hija de sus sueños infinitos, que escuchó su plegaria para que asumiéramos la lucha por la paz. Ver a Fidel de nuevo uniformado me hace saber que es grave el peligro que vivimos. Pero escucharlo implorar una conducta de lucha y una esperanza de victoria, me hace remitirme a mi vida cotidiana, a la revolución que diariamente construimos en Venezuela y sentir lo importante de seguir adelante.  

Aquel sueño de Paris, aquel marzo del 71, del siglo 18, se repite nuevamente en nuestra era. No es solo Venezuela, es la inmensa claridad de los hijos de Cuba, más la de los pueblos que abren sus ojos apenas, la que avizora el llamado.  

La Comuna no sólo demostró  en la práctica la justeza de la tesis -formulada por Marx en su obra El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte- que afirma la necesidad de destruir la vieja máquina estatal, sino que procedió a erigir una organización política de nuevo tipo llamada a sustituir dicha máquina. Basándose en la experiencia de los comuneros de París, Marx dio un nuevo paso de importancia extraordinaria en el desarrollo de su teoría sobre la dictadura del proletariado, llegando a la conclusión de que un Estado del tipo de la Comuna de París era la forma política descubierta, al fin, para llevar a cabo dentro de ella la emancipación económica del trabajo. 
 
Al analizar en su trabajo las medidas sociales y económicas adoptadas por la Comuna, Marx destacaba la idea de que, por más tímidas que hubieran sido, su tendencia principal era la expropiación de los expropiadores.

Hoy la historia nos exige una postura más comprometida, la comuna brumaria del 2.021 es la fuerza de la Cuba enorme y del Fidel infinito, de la Venezuela rebelde y altanera, con su conciencia de pueblo enaltecida y empuñando ante todos en este planeta el grito enorme y encarnizado, por salvarnos de la lluvia radioactiva, el llamado a las jóvenes generaciones para defender su derecho a tener futuro, el clamor de toda su voz para pedir la paz. 

La comuna es y será el paso al poder del pueblo. No puede haber mundo sin mundo, pueblos sin planeta. Para que tengamos victorias hay que presercar la tierra. Ya no basta la flama de aquellos combates parisinos del 1.817, ya no basta la furia  popular de los obreros en contra de los burgueses, la comuna hoy somos todos los pueblos que debemos asumir el compromiso a preservar nuestro planeta, a continuar la historia que tanta sangre a costado y hacerla llegar al destino soñado por todos los caídos: la tierra liberada y la sociedad socialista que estamos construyendo. 

Venceremos!!!. 

brachoraul@gmail.com


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Raúl Bracho


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