Polifacetismo bolivariano (II)

Bolívar y su causa no varía en nada, el hecho de que la monarquía se tildara de liberal y democrática, no cambiaria jamás la forma de pensar y de actuar. El rey, caía en el abismo de su mismo desprestigio y perdía para siempre la clientela que aún en estas tierras les quedaba en fidelidad. Bolívar era la carta constitucional de la Gran Colombia, expedida solemnemente por el Congreso de Angostura y ratificada por él mismo en la misma ciudad. Bolívar le dice claramente a Morillo que la constitución de Cádiz no podría ser base de ningún entendimiento entre revolucionarios latinos y españoles. Morillo intenta convencer al nuevo ministro explicándole que la guerra contra el gobierno español no tiene por objeto mejorar el sistema colonial ni instaurar principios liberales, sino que lo que se propone el “bandido Bolívar” es la emancipación y la independencia total. España está muy ocupada, nadie le escucha y recibe un mensaje: “¡Obedezca sin discutir!”

Revolucionarios e invasores acuerdan una tregua de un mes, la causa Bolivariana insiste que España reconozca la independencia de Colombia, pero todo es inútil, durante ese corto lapso cada uno de los beligerantes se prepara para continuar las acciones. Bolívar aprovecha este tiempo y se dirige a su cuartel general en Villa de Rosario de Cúcuta, allí conoce por primera vez al coronel Antonio José de Sucre.

Bolívar realiza un análisis en el sentido de hacer lo mas franca posible la entrada en el campo de la observación los resultados obtenidos hasta ese momento. Habla sobre la existencia social, su estructura y sus fenómenos, la miseria y desolación, el empobrecimiento y el hambre se hacían ya insoportables. El necesitaba tiempo y espacio para curaterizar estas terribles realidades. Bolívar traza un nuevo plan que propone utilizar el tiempo que dure unas nuevas conversaciones, se dirige al conde Morillo con la siguiente proposición:

“El gobierno de Colombia quiere manifestar a vuestra Excelencia y a toda la nación española, que prefiere la paz a la guerra, aún a su propia costa, y propone entrar en comunicación con Vuestra Excelencia para transigir las dificultades que ocurran sobre el armisticio con que se le ha convidado, siempre que, en calidad de indemnización se le den a Colombia las seguridades y garantías que ella exige con gaje de este empeño. Para facilitar y abrir nuestras recíprocas comunicaciones, yo estableceré mi cuartel general en San Fernando, para fines del próximo Octubre donde espero la respuesta de Vuestra Excelencia o los comisionados que quiera Vuestra excelencia dirigirme, si lo tuviere por conveniente. Entre tanto, no suspenderemos las acciones”.

Por supuesto este tiempo daría nuevos efectivos y recursos en Cundinamarca y Boyacá. Bolívar se retira de Cúcuta y en una ofensiva inmensa, se apodera de Trujillo el 7 de Octubre. Bolívar recibe respuesta de Morillo, en su comunicación le manifiesta la disposición a negociar un nuevo armisticio donde le dice:

“Vuestra Excelencia debe reconocer que para obtener tranquilidad y entendernos, necesitamos suspender las armas”. Bolívar reflexiona sobre el provenir que se avecina y comprende que Morillo busca eludir toda discusión acerca de reconocer la independencia, pero que ambicionaba un alto a las hostilidades, también con el objetivo de tiempo y espacio, esperando una ayuda de la península. Los dos necesitaban esta estrategia y entonces Bolívar resuelve darle un cambio por completo a las negociaciones. No plantea el reconocimiento de la independencia, sino que señala un armisticio con el objetivo de la regularización de la guerra: “Sírvase Vuestra Excelencia autorizar a sus diputados para que concluyan con la República un tratado verdaderamente santo que regularice la guerra de horrores y crímenes que hasta ahora ha inundado de lágrimas y de sangre a Colombia, y que sea un monumento, entre las naciones mas cultas, de civilización, libertad y filantropía”.

Morillo entusiasmado recibe la proposición Bolivariana, porque después de la Batalla de Boyacá y la insurrección de Riego en España, no podía aspirar a otra cosa, que buscar una salida decorosa para su carrera militar. Las dos partes nombran sus negociadores, dentro de los revolucionarios está Sucre como jefe de la delegación. Entre los emisarios del conde Morillo, venía un hombre de confianza, audaz, inteligente, quien se acerca a Bolívar y le dice: “Su Excelencia las negociaciones tendrán un resultado más feliz si sus fuerzas republicanas regresan a su campamento de Cúcuta, abandonando las provincias conquistadas en la última ofensiva”. Estas instrucciones dadas por Morillo al oficial Pita, taladran la causa Bolivariana quien contesta: “Oficial pita diga usted al general Morillo de mi parte que es él quien debe retirarse a sus posiciones de Cádiz antes que yo a Cúcuta; dígale usted también que cuando fugitivo de mi patria, mientras que él la estaba oprimiendo a la cabeza de un ejército numeroso, envanecido con sus triunfos, yo acompañado por unos proscritos, no temí buscarle, y que cuando apenas tenía a mis órdenes unas pocas guerrillas, jamás me retiré sino disputándole el terreno palmo a palmo; y por último, que hacerme semejante proposición, ahora que cuento con un ejército más disciplinado y numeroso que el suyo, es un insulto que yo devuelvo con desprecio”.

Ante tal respuesta Morillo desautoriza a pita y ordena que se active el entendimiento en base a los aspectos propuestos: La suspensión de las hostilidades y el tratado de regulación de la guerra…. (Continuará)


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Víctor J. Rodríguez Calderón


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