Papeles para el Debate

Un balance del escenario político

Introducción.

Un conjunto de marchas y contramarchas es lo que ha signado la presente y sui géneris experiencia política, tanto a nivel del gobierno nacional, como de las instancias del poder regional y local.

Nos encontramos frente a una situación de reacomodo político organizacional, que de concretarse, disipará la neblina que opacaba el horizonte a ser alcanzado; obviamente, esto deberá tener una repercusión importante a todos los niveles e instancias siendo que la Asamblea Nacional no escapará a dicho fenómeno en las próximas elecciones a celebrarse el 26 de septiembre de 2010 (donde la oposición ya tienen cifradas esperanzas de ocupar curules a objeto de crear condiciones para intentar tumbar a Chávez una vez más), pues de no tomarse las consideraciones oportunas, dicha instancia legislativa podría convertirse en un escenario en el cual se elabore la estrategia a los fines de un nuevo intento por desestabilizar la presente experiencia popular. De allí al 2012 es un salto.

De allí que, el movimiento revolucionario que acompaña al Presidente tiene una responsabilidad por delante. Primero, en el seno del pueblo, en el sentido de cohesionar la actuación tanto de su dirigencia como de los cuadros militantes más preclaros; para lo cual, la pugna intestina por el control del poder político en diferentes instancias conllevaría inexorablemente a la perversión del proceso. Dicho fenómeno, debe ser revisado y corregido de ser cierta dicha observación. Segundo, instruir, educar y formar ideológicamente a un cuerpo para que funcione de manera colegiada o de lo contrario, cada quien y cada cual continuará colocando “la brasa para su propia sardina”. Ello, es producto de la existencia de reglas del juego político no claras; que no se aplican o son distorsionadas deliberadamente.

A todo evento y en términos de la promosión de la democracia participativa, protagónica y de cara al socialismo, el movimiento revolucionario organizado debe convertirse, hacia el exterior, en un difusor que informe al mundo, sobre los avances del proceso político que lidera el comandante presidente. Debe ser una vía confiable, para que junto a los técnicos que constituyen el aparato burocrático en todos sus niveles, asuman la importe tarea de nutrir sus estudios y propuestas a partir de considerar las experiencias de la gente y del pueblo en general; razón fundamental de los cambios que se están promoviendo. Es imperioso se conviertan en un ente tecno político.


La organización

Sólo el compromiso con el cambio y el estudio ideológico le darán un verdadero sentido a la existencia de una organización que como el PSUV aglutina a los hijos más avanzados del pueblo; quienes como conductores, deberán propulsar y estimular el estudio de las ideas que sustentan la plataforma bolivariana; donde, el centralismo democrático, sería la única vía para allanar de la organización de todo el pueblo. Ese algo cohesionado, no debe perder de vista su rol histórico y la actuación de los enemigos y adversarios de la Revolución quienes desde afuera y dentro de ella, estimulan las contradicciones a fin de dividir cuando por otras vías no puedan alcanzar sus objetivos. Una posible respuesta al problema del conflicto sobre la conducción política reconocible por la mayoría, es la necesidad, desde ya, de respetar los verdaderos liderazgos naturales; estimular y captar los agentes del cambio dentro de la sociedad toda, para la defensa y consolidación de la Revolución Bolivariana.

Corrientes y tendencias existentes

Hemos podido visualizar dos “corrientes” en pugna con sus respectivas tendencias “ideológicas”. A saber, la “corriente” militarista y la “corriente” civilista y dentro de ellas, las tendencias: 1.) bolivariana y revolucionaria, está primera, está fielmente comprometida con el proceso; es encarnada definitivamente por el Presidente y los cuadros revolucionarios que dentro del proceso mantienen una postura digna a los principios que la rigen. 2.) “Izquierdista” es aquella que pretende que todo se haga ya, de inmediato, a su manera y en forma perfecta. Son los que tiran los procesos por un barranco (sufren lo que Lenín denominara, “la enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo”), al igual que los anarquistas, en la Guerra Civil española, por ejemplo, no entienden que al haber escogido la vía pacífica, ello obliga a realizar ciertas concesiones para evitar situaciones abruptas; obviamente, sin caer en la tesis social-revisionista de los adecos que pregonan un proceso de mil años sin concreción y paralelo, saquean al país. 3.) Del “Pantano” llamada así desde la época de la revolución francesa. Este sector, quiere estar bien con todo el mundo, con Dios y con el diablo, y a todo dicen que sí.

Es indefinida son los famosos ni/ni quiénes en buena medida son oportunistas por cuanto al apoyar a todos -independientemente que esa pequeña burguesía pudiera ser desde un punto de vista numérico considerable-, lo que realmente buscan es su propio beneficio sin comprometerse con las posturas ideológicas más acertadas y las acciones revolucionarias más correctas. Se colocan en la espera a ver quien triunfa o se impone, para luego negociar y poder materializar sus expectativas. Sería un error estratégico distraer las acciones hacia ellos. 4.) Oportunista, por su estructura y condición no dudamos en señalarla de derecha y reaccionaria. Se puede calificar como más de lo mismo y se identifica con elementos actitudinales y conceptuales de la ideología “punto fijista” que se quiere erradicar y combatir con esta Revolución.

Parte de sus integrantes provienen de la escuela que sustenta las viejas prácticas parlamentarias y de negociación del fenecido Congreso Nacional en la IV República. Su fundamento, como recordaremos, es acomodarse económica y políticamente lo mejor posible; “raspar” la olla antes de que el Gobierno se vaya por el barranco, se acabe o lleguen otros.

En el marco de lo anterior, se observa que el ciudadano Presidente juega sabiamente; siendo que por ahora, existe una situación que induce a pensar de la existencia de un “equilibrio” temporal. La derecha dentro del proceso y el gobierno, incluso los que aun estarían vinculados a planes desestabilizadores en la oposición y que podrían tener alguna conexión con las tendencias antes señaladas, intuyen que más temprano que tarde podrían quedar fuera del juego y “cuadre políticos” de cara a los próximos comicios a celebrarse para finales de 2010.

La Convocatoria

El Pueblo, el Soberano enaltecido en La Nueva Carta Magna Bolivariana (quien para algunos pareciera no ser el sujeto del cambio), continúa atendiendo el llamado presidencial para que se organicen y tomen “el cielo por asalto”, si quienes deberían facilitarles las vías de la democracia participativa y protagónica continúan “burlándolos” dado su presunto bajo nivel político e ideológico. El aliento a no desfallecer en cada Aló Presidente, es determinante.

Sin embargo nos preocupa que exista la posibilidad de que ello, como estrategia, se agote en solitario. En ese sentido, el Presidente deberá revisar, modificar y cambiar, con la urgencia que el caso amerita, todo los aspectos de instrumentación políticos que le permitan consolidar una plataforma que garantice llevar a feliz termino el sueño anhelado por la gran mayoría de la población no solo en Venezuela sino también en aquellos espacios nacionales donde se concretan experiencias populares que igualmente son atacadas por el imperialismo y las oligarquías en el Continente.

Tendremos que saber en tiempo real, ¿Con qué y quienes se cuenta? Deberemos (deberá), impulsar y promover nuevas alianzas sociales y políticas que le suministren tiempo para engranar un verdadero aparato que cohesione, sino a toda la sociedad, al menos a su gran mayoría. Más de cinco (05) millones de militantes es una cifra respetable y muy importante.

Creemos sin embargo, que el “aparato” deberá estar constituido por mujeres y hombres probos, con una visión holística de lo que se quiere como proyecto de país y si es posible, como creemos puede ser, los actores que lo integren deberían estar más allá de la actual estructura; pero en ningún caso, so pretexto de agrupar fuerzas, se debe mostrar debilidad ideológica frente a quienes en aras de acceder al poder real, utilizan las coyunturas para catapultarse (“trepadores políticos”), buscando “identificarse” con la ideología del proceso o con la organización que vanguardiza y promueve el cambio.

Generalmente, este tipo de personas (quienes se mimetizan vistiéndose de “rojo rojitos”), tienen compromisos paralelos con representantes del viejo régimen (político y financiero); siendo que con sus actuaciones duales y oportunistas, lo que realmente desean es anotarse –más no comprometerse- con todo lo que huela a ganador y nunca con el verdadero cambio, que entre otras cosas conllevaría, a una entrega espiritual, sacrificio de las apetencias desmesuradas, para comenzar a luchar por lo de todo el colectivo.

Valga decir, Profundizar la Democracia Participativa y Protagónica como vía única hacia el Socialismo del Siglo XXI.

Sería una equivocación no entender lo político como algo dinámico, pues estaríamos negando la dialéctica. Al respecto, la ideología es la referencia que le indica al liderazgo hasta donde debe llegar sin perder la esencia de lo concreto. Hay leyes físicas, como la de la “Resistencia de los Materiales”, que les son útiles a la política. Lo ideológico, sería una suerte de Ley de Resistencia que nos puede indicar el límite sin perder el norte.

La Historia Política

El estudio de la historia de la humanidad nos lleva a la necesidad de confirmar, una vez más, que ésta la escribe los pueblos; por ello sostenemos que las revoluciones se caracterizan, al menos en la historia moderna, por la participación masiva, decidida del pueblo (teniendo como referencia sus propias particulares expresiones históricas), y no porque sean violentas en abstracto o guiadas a través de acciones de facto para sustituir un régimen por otro. Por ello debemos revisar la propia realidad sin obviar, claro esta, caminos transitados en otras latitudes y por otros pueblos.

Simón Bolívar no sólo fue grande por haber tenido la capacidad de producir ideas y tener la inteligencia que le permitió visualizar hacia donde conducir el Proceso. Fue grande pues comprendió que el actor fundamental era su ejército de mujeres y hombres de todos los pueblos que querían la Libertad e Independencia y al igual que él, conocían claramente a su enemigo; pero por sobre todo, que comprendió que se debía a ello y sin ellos no hubiéramos tenido la gloriosa gesta emancipadora. Como vemos, es cierto que las Revoluciones las encarnas personas con nombres y apellido quienes en tanto líderes nacen del seno de grupos o clase social que motoriza el Proceso. Insurgen y formar la primera línea de la vanguardia necesaria a los fines de conducir las luchas del pueblo.

Más sin embargo, sólo el pueblo puede obtener su propia libertad y bienestar. Por tanto sus conquistas no pueden ser observadas como dadivas. Para que ello no ocurra, es necesario organizar y adoctrinar a los miembros más avanzado del pueblo (cuadro político), en una entelequia que actué en forma coherente, ordenada y planificada, para llevar adelante el Proyecto.

Actuación Correcta en Revolución

La actuación de quienes pretenden llevar a feliz término un Proceso Político Revolucionario, debe inscribirse dentro de un modelo de actuación que se corresponda con la visión según la cual, se debe actuar de un modo distinto a quien no es Revolucionario. Lo contrario, ocasiona desviaciones en el resto de los compatriotas y camaradas que ejecutan las acciones tácticas pues al no “comprender” las particularidades del Proceso mismo o de lo estratégico de éste, generan daños irreversibles.

En otras palabras, sin obviar lo particular y sin constreñir lo individual creativo, existen reglas que marcan la diferencia entre la actuación de quien se subroga la condición de revolucionario vs. quienes no lo son y actúan en consonancia (pese a que pudiese ser honesto), con una visión diametralmente opuesta a la vía popular.

Para ello, debe estar claramente definida la idea de revolución en atención al modelo societal (económico-político-social), que se desea implementar respecto del existente o inconveniente. En nuestro caso nos referimos al socialismo. No basta que seamos honestos en el sentido lato del término. Es necesario comprender, para poder actuar, el devenir histórico y las categorías del análisis que acompañan a la corriente del pensamiento revolucionario universal; aquella, cuyo propósito es, traspasar el ejercicio del poder político y económico a manos de la mayoría de los ciudadanos mediante los mecanismos democráticos que el soberano a lo largo de su historia moderna, ha desarrollado y perfeccionado.

Por tanto, debe existir una meridiana claridad ideológica de parte del liderazgo, para guiar y orientar a quienes sempiternamente fueron conducidos a través de una corriente del pensamiento cuyo fin siempre fue, dejar todos los recursos de la sociedad al servicio de una minoría elitista y privilegiada.

Rol de la Burocracia.

El papel de los distintos Despachos involucrados en el proceso de la creación de una vía alternativa para modificar el estado de cosas existentes y que se desea cambiar (el Manifiesto de contenido ideológico –Libro Azul- que debería acompañar la Experiencia Bolivariana, más de las veces, no se refleja en las decisiones y estructuras administrativas propuestas), no ha variado en su esencia; no obstante sabemos que los Despachos sólo poseen capacidad jurídica. Por tanto, la voluntad de cambio no se manifiesta debido a que fundamentalmente los actores continúan siendo en muchos casos, los mismos o algunos “nuevos” actores, se desenvuelven y desempeñan como agentes de la IV república.

Lo que cambió, fue la circunstancia de su actuación; para lo cual, se mimetizan. La razón de ser de ellos es existir plenamente. Algunos de quienes en la actualidad toman decisiones, descaradamente continúan el sainete del viejo régimen, aplicando la máxima política “gato pardiana”. …”Que todo cambie, para que nada cambie”... Los tecnicismos administrativos, una vez más, son manipulados tal que, la Colectividad histórica, es nuevamente colocada al margen de una toma de decisiones que en su esencia y estilo niega la posibilidad de aplicar la democracia bolivariana participativa y protagónica de cara a la construcción del socialismo del siglo XXI.

El Control de la Gestión Pública.

No basta con tener ministros “confiables” si debajo, en la pirámide jerárquica, los que actúan continúan siendo los mismos funcionarios (muchas veces son “enroscados” y pasan a operar bajo la figura jurídica de la Comisión de Servicio en otros Despachos), quienes se auto califican de indispensables, por tanto, todo poderosos; permitiéndose manipular a sus superiores, muchos de los cuales poseen un conocimiento supino del sentido, finalidad y dinámica de la administración del Estado y la Cosa Pública. Por ello, quienes al lado del Presidente constituyen el Ejecutivo Nacional y en los gobiernos regionales y locales, se les deberá instruir para que revisen sus respectivos despachos, invadidos de presuntos Técnicos, quienes creen poseer derechos adquiridos, ubicándose por encima de toda la sociedad (actuando en el marco de la incompetencia de algunos funcionarios de “confianza”), aprovechan para entorpecer, distorsionar y retardar lo más que se pueda, el logro de los objetivos de la Revolución Bolivariana. Ellos representan un viejo estilo burocrático de actuación que es antidemocrático, perturbador y corrompido; dándose el lujo (pues sus privilegios no los han perdido y en algunos casos los profundizaron por la ignorancia y permeabilidad de sus nuevos “jefes”), de inducir algunas tomas de decisiones, violentando el principio fundamental de la nueva sociedad que pretendemos construir, con base (Democrática, Participativa y Protagónica), al modelo socialista previsto hacia el siglo XXI.

Antiimperialismo y Revolución

El discurso del Presidente Chávez, cuya base histórica moderna data de fecha (sin descontar nuestra propia historia patria y las tentativas que antecedieron a la Revolución de octubre en 1917), anterior a la primera y segunda guerras mundiales del siglo XX, donde la contra revolución internacional “inventó” la Guerra Fría, como consecuencia de la Polarización entre el capitalismo en contra del socialismo, como contra medida a las luchas revolucionarias que los pueblos del mundo daban en respuesta a las pretensiones de control y expansión de las potencias mundiales (viejas y nuevas), al querer supeditar por siempre y para siempre, el destino de pueblos y recién creadas Naciones, al desarrollo de su devenir económico y político; utilizando como principio base, la violencia legítima a través de órganos supra nacionales, a objeto de garantizar la dominación.

En ese sentido, hoy como ayer, los luchadores sociales fueron y han sido vilipendiados y difamados (por sus enemigos internos y externos), dadas sus posturas irreductibles frente a los abusos y atropellos de parte de quienes se subrogan para si el “derecho” a manipular el destino del resto de quienes vivimos en este planeta.

El encarar el socialismo, como filosofía de vida (tesis correcta en estos días de miseria política, globalidad y neo liberalismo), envuelve inexorablemente el estudio y comprensión de lo más sublime y elevado del desarrollo intelectual y espiritual de la humanidad en los últimos dos mil años, en su lucha por detener la irracionalidad, la utilización exacerbada, inconveniente e inoportuna del individualismo, que como precepto es codiciosamente manipulado y utilizado por los mentores del capitalismo, para debilitar el espíritu real del hombre; valga decir, el colectivismo como base para la garantía del hombre en tanto ser individuo. De allí, la importancia de que estudiemos todo el contenido y soporte de la filosofía (ético-moral), de vida que el Líder de la Revolución expresa en su discurso político, base y sustento inequívoco, que como “viento favorable” nos da luces y nos indica el camino correcto para consolidar la Revolución Bolivariana.

Finalmente.

Mientras todo ello acontece, ocurren eventos internacionales en la Subregión que dependiendo de cómo se desenvuelvan, éstos podrían afectar el derrotero del propio proceso político venezolano e incluso el de países hermanos que integran el ALBA.

Lo anterior plantea la necesidad que los factores político y de poder revisen e incluso se planteen, la posibilidad de “intervenir” (desde una perspectiva de Seguridad y Defensa conjunta), en aquellas áreas y espacios geográficos donde se generan situaciones político sociales contrarias al interés popular que colocan en peligro la visión de integración que como modelo se formula (valga decir el ALBA y Unasur), para sustituir las viejas y arcaicas expresiones que nacidas en la post guerra en el siglo XX el imperialismo impuso en toda América Latina, Centro América y El Caribe.



(*) Politólogo e Internacionalista Venezolano

Magister en Seguridad y Defensa
monlan2001@yahoo.com


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Manuel José Montañez Lanza


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