¿Este cardenal dantesco será político, misógino, célibe o encubridor de pedófilos y pederastas? Es todo eso y por tanto una ficha tenebrosa de la ultraderecha internacional que trata de ganar notoriedad cada tanto para desestabilizar en su mundo de fantasías estúpidas. A la involutiva iglesia católica debemos combatirla en el campo de las ideas políticas, económicas y sociales, mas no en lo religioso pues cada quien que profese el culto que desee. No perdamos más tiempo en discusiones estériles con dirigentes vaticanistas que siempre han estado conectados con lo más sórdido del mundo político. Y no olvidemos el caso aquél del tristemente famoso Banco Ambrosiano, que demostró cómo esa mafia del Vaticano se ha sumergido también en el submundo de las finanzas y negocios extraños.
Según nuestra constitución no hay religión oficial y existe libertad de culto sin perseguir a nadie por sus ideas religiosas o místicas. Cuando nuestro presidente recibió con honores presidenciales al cardenal Urosa, debo confesar que los intestinos se me querían salir por vomitar ante semejante abuso. En esa ceremonia el presidente realzó la figura del cardenal de marras y le revalidó a la iglesia católica su tenebrosa función de asesora gubernamental como en los tiempos cuando esa caterva de bandidos controlaba a los reyes y demás mandatarios. ¿Por qué lo afirmo? Porque todos los actos oficiales de un presidente se enmarcan dentro del respeto a las instituciones involucradas y a la necesidad de fortalecerlas en aras del bienestar social. Cuando se hacen desfiles militares, cuando se otorgan medallas de reconocimiento (la Orden Libertador, etc.), cuando se lleva algún patriota al panteón nacional o cuando se le reconoce públicamente a cualquier grupo social o persona en por sus aportes al bien común, entonces estamos frente a un acto oficial con todas las de la ley. ¿Y qué bondades fluyen de la citada iglesia política para el pueblo venezolano? Ninguna. El que crea en esa religión que asista a sus ritos y reuniones, que lo haga con toda libertad pero no se nos puede imponer con la sutileza del discurso y los homenajes cualquier culto religioso. El presidente mezcla en exceso la política con la religión y eso no es correcto por razones obvias y de paso le trae problemas colaterales no deseables para el desarrollo del proyecto revolucionario. Un creyente católico se puede enojar por las críticas de Chávez a los curas pedófilos y/o pederastas (la gran mayoría) o al dictador del Vaticano y eso no es conveniente pues se está metiendo con las intimidades espirituales del ciudadano. Los evangélicos y demás religiones deben convivir sin mezclar sus creencias y rituales con la política nacional. O discutimos de política o no discutimos nada. Y por cierto: ¿Por qué en VTV tienen que pasar misas y otras dulías si en el proceso bolivariano convivimos gente de muchas corrientes culturales?
Ahora nuevamente el señor presidente se refiere al fulano cardenal y lo llama de “troglodita” porque anda vociferando por ahí que vamos a una dictadura socialista marxista. Ese ignorante ilustrado encubridor de curas sádicos y pederastas no sabe lo que está diciendo, confunde términos y lo que pretende es meterle miedo a la gente con el cuento del lobo que nos viene a comer. Ha insultado la majestad presidencial muchas veces y ahora se queja como un imbécil. ¿Por qué Chávez se empeña en darle realce a la degenerada jerarquía católica? ¿Por qué señor presidente, usted no se dedica en sus momentos muy personales a cultivar esa creencia y nos deja a los demás que hagamos lo propio? Citar a un dinosaurio de dicha iglesia en plena asamblea nacional es simplemente querer darle rango oficial a algo que no lo debe ser. ¿O será que nuestro líder no se ha leído la tenebrosa historia asesina y brujesca de esa cofradía? Fueron capaces de asesinar a uno de los suyos con todo el descaro, el extinto Juan Pablo 1 y son una de las peores mafias organizadas del orbe. No voy a entrar en detalles asquerosos de esa religión involutiva pero sí le pedimos al presidente que por favor no se ocupe más de esos lobos disfrazados de ovejas y que se encargue de asuntos más serios. “Dejad que los muertos entierren a sus muertos”.
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