Gustavo Petro: el antivenezolano

Nadie como Hugo Chávez Frías, dictó cátedra en materia de campañas electorales. Siempre, se ciñó al cumplimiento de las propuestas que en cada campaña le presentaba al pueblo, para su consideración y aprobación con su voto. Ningún venezolano o venezolana que se respete, en esta tierra de gracia, pudiera decir que Hugo Chávez le engañó, proponiéndole lo irrealizable o no le cumplió. De hecho, después de catorce años hablando y retomando la idea del Socialismo, no vino a ser sino en la campaña de las presidenciales de 2012 que se atrevió a solicitarle al pueblo venezolano, su voto para la concresión del Socialismo Bolivariano: "Quién vote por mí, lo está haciendo por el Socialismo", se convirtió en una frase que, esparcida durante tan intensa campaña, ganó el corazón de los venezolanos y venezolanas, comprometiéndolos en la construcción del mundo nuevo., La nueva sociedad, que trasciende al capitalismo en su fase de barbarie: el neoliberalismo. Para el logro de tan noble propósito, presentó al pueblo venezolano para su consideración el Plan de la Patria 2013-2019, en que describía los pasos a seguir en la consecución del propósito de construir el Socialismo Bolivariano. Y, una vez ganado el sentimiento popular con el 54,44 por ciento de los votos, se presentó ante ese pueblo para ratificarles, una vez más, lo prometido: "Felicito desde mi corazón a esos más de ocho millones de venezolanos que votaron por Chávez, más de ocho millones de compatriotas que votaron por la revolución, votaron por el socialismo, votaron por la independencia, votaron por la grandeza de Venezuela". No cabía el engaño, en el gran corazón del gigante de América. Hugo Chávez, era un convencido del ser ético en el discurso ante el pueblo.

En el Reino de España, en las elecciones generales de 2016, Podemos-Unidos, que se presentó como una opción de izquierda, distinta al partido del establishment PSOE, el equivalente a AD en Venezuela, subió como la espuma en votos ante el desgaste de los partidos de la derecha y la supuesta izquierda. Pablo Iglesias y Podemos, registraron cifras importantes de votación, para un electorado cansado de la corrupción y falsas promesas hechas por los partidos tradicionales: PP y el PSOE. La alianza de izquierda, Podemos-Unidos, se ubica tercero en dicha elección con el 21,1 por ciento de los votos, a muy escaso margen del segundo más votado, el PSOE, una diferencia de apenas 1,5 puntos porcentuales. El surgimiento de esta nueva fuerza, en el escenario político español, imposibilitó la tentativa de acceso inmediato -mediante alianza- de Rajoy y la derecha franquista, expresada en el PP, hecho que obligaría a reconvocar elecciones nuevamente. En dichos intervalos de convocatoria a nuevas elecciones, Qué sucedió? Interesante precisarlo. Pues, Venezuela, su Presidente Nicolás Maduro, pasaron a ser los protagonistas del escenario político español, tanto, que Pablo Iglesias y su formación política de nuevo cuño fueron colocados contra la pared, y no pudieron , -tampoco supieron cómo- deshacerse de la demoledora campaña derechista. Al final, terminaron plegándose al coro derechista en sus ataques contra Venezuela y, en específico, contra el Presidente Maduro. Los resultados de los siguientes eventos electorales, fueron conduciendo a la alianza Podemos-Unidos por el sendero de la debacle electoral, hasta desinflarse en más de 1,5 millones de votos menos en un cortísimo período de tiempo, en menos de un año. Iglesias y Podemos, no lograron descifrar el ataque derechista, hundidos por su desconocimiento pleno de la realidad política venezolana, al cual, la derecha procuró vincularlos. Terminando, en los sucesivos procesos electorales, detrás de la ambulancia en lo que a votos se refiere. Por lo demás, tampoco pudieron expresar al pueblo español una propuesta realmente diferente, alternativa y revolucionaria, como la exigida por ese pueblo hastiado de la corrupción de los Peperos y la corona española. No sería sino a finales del año pasado, después de su debacle electoral, que Pablo Iglesias entraría en razón de la estrategia derechista, y en un escueto comunicado en facebook expresaría que Venezuela está siendo utilizada como "un recurso para tapar la corrupción y sus vergüenzas" al Partido Popular. ¡Tarde piaste pajarito, cuando ya te ha derrotado esa inmoral e impresentable derecha franquista española! Además, de haberte utilizado, en sus ataques contra Venezuela.

En el proceso presidencial colombiano de este año, la candidatura de Gustavo Petro se presenta como una alternativa distinta a la tradicional derecha paramilitar de J.M. Santos o Álvaro Uribe y sus respectivos candidatos. Petro, ha guardado distancia de la izquierdista FARC y otras fuerzas políticas que claman por un cambio en Colombia. Bien pudiéramos precisarlo, como un candidato de centro-izquierda o alguien de color rosado que quiere ser, pero no quiere ser. Es el típico candidato indefinido, sin un perfil claramente definido de izquierda anti sistema, que, antes que la derecha lo vincule políticamente con Venezuela, Chávez o Maduro, ha optado por atacar furibundamente a todo lo que huela a Venezuela, Chávez o Maduro. Con ello, se abstiene de centrar su campaña electoral en los grandes temas, que reclama el pueblo colombiano y les oferten soluciones reales, verificables. Si bien, Petro, al igual que Podemos, se ha convertido en una esperanza de cambio, no ofrece soluciones concretas de cambio, y se escuda en una propuesta rosada nada distinta que las hechas por los candidatos de la derecha paramilitar. Al punto, que para congraciarse con la oligarquía bogotana ataca sin piedad al modelo de inclusión Bolivariano: llamándolo "Gobierno que mata", mientras que, para congraciarse con el imperialismo de EEUU, se jacta de acusar al Presidente Maduro de "dictador" y presidir un gobierno "totalitario", en plena coincidencia con Donald Trump. Es el típico heredero de las ideas de Santander. Es la histórica lucha entre dos pueblos que nacidos de un mismo tronco, sus líderes se empecinan en dividirlos. Bien, lo dibuja el filósofo colombiano Fernando González: "Bolívar es el Libertador, lo cual significa quebrantador de fronteras: formas históricas y psíquicas. San Martín, Santander, O´Higgins y Washington, son creadores de fronteras, héroes nacionales. Bolívar representa el impulso latente que va unificando al género humano a través de la historia: los demás, al elemento conservador. La historia es el drama resultante del conflicto entre esas dos fuerzas. Los semejantes a Bolívar se llaman semidioses; lo otros, son los héroes nacionales. ¿Cuál fue y es el impulso bolivariano? Libertar todo el continente; unificarlo, y unirlo a los otros; Panamá, centro de confederación universal; influir en el mundo entero; crear nuevas formas universales. ¿Cuál es el impulso de los héroes nacionales? Libertar la Nueva Granada y gobernarla tras el escudo de las leyes y la intriga nacional. La democracia electorera fue la altura a que parece haber remontado el general Santander…" (Santander, F. González, 1940).

En Venezuela, vivimos y compartimos una Revolución profunda los descendientes de Simón Bolívar, el Libertador de América. Cuánto duele eso del otro lado de la frontera occidental. Se ataca Venezuela, porque se teme los pasos liberadores que han venido dando el pueblo de las dificultades, su Gobierno Revolucionario y su Fuerza Armada Nacional Bolivariana, en la consecución de su nueva independencia. La oligarquía bogotana, refuerza sus fronteras -en lo mediático- para intentar inmunizar al pueblo colombiano del ejemplo bolivariano. "Si fuese posible que los colombianos descubrieran a Bolívar, no al de las estatuas que mandó a erigir el partido conservador, sino el Bolívar forjador de libertad, al Bolívar espíritu libre, que fustigó a las tiranías y que creó hombres nuevos…Si fuese posible que los colombianos descubrieran a ese Bolívar, la oligarquía santanderista que se ha prolongado en casi ya 200 años comenzaría a temblar…" (Ponencia: Visión crítica y provocadora de Fernando González sobre la independencia de Colombia, Simón Bolívar y Santander, Frank David Bedoya Muñoz, 6 de julio 2009). Gustavo Petro, correrá el mismo destino de Pablo Iglesias y su otrora promisor movimiento político Podemos, quienes en su visión chica de hacer política, con minúscula, no aspiran otra cosa sino ser "héroes nacionales", cuando sus pueblos reclaman verdaderos "dioses", cual Bolívar, capaces de hacer verdaderas revoluciones sociales…



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Henry Escalante


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