Plomo a la integración

Los enemigos de la revolución bolivariana —denominación que los encoleriza y les alborota el antichavismo que les perturba el sueño— no encuentran cómo echarle tierrita a la reciente cumbre energética caribeña realizada la semana pasada en Puerto La Cruz, y que ha sentado las bases para la creación de Petrocaribe.

Algunos de esos detractores, no todos, obviamente, ni siquiera han leído el texto de lo aprobado. O al menos es la impresión que da. Por eso no está de más que le echemos una repasadita al asunto y destaquemos algunos de sus principales aspectos.

La casi totalidad de los países caribeños asistentes a la reunión suscribió un acuerdo de cooperación que sin duda alguna representa un paso significativo hacia la integración, dentro de la propuesta formulada por el presidente Hugo Chávez Frías para el impulso de la Alternativa Bolivariana para América. El nacimiento de Petrocaribe no fue, como pretenden hacer ver respetables pero a la vez reconcomiados columnistas y dirigentes opositores, una improvisación de última hora, sino la consecuencia lógica de la Primera Reunión de Ministros de Energía del Caribe, que tuvo lugar en Caracas en los primeros días de julio de 2004, es decir, hace exactamente un año, y del segundo encuentro de titulares de Energía, que se realizó en Jamaica a finales de agosto de ese mismo año, dedicado precisamente a debatir sobre la creación de esta empresa petrolera caribeña. Tanto se dice desde la oposición y sus reactivos columnistas sobre la presunta retórica del Gobierno en materia internacional los ha llevado a creer que nada de lo que se anuncia va a producirse. Por eso reaccionan de esa manera cuando la realidad les bate la puerta en la cara.

Uno de los objetivos de Petrocaribe, identificados por los firmantes del acuerdo de cooperación, es contribuir a que las sociedades latinoamericanas y caribeñas “sean más justas, cultas, participativas y solidarias”, por ello identifican esta iniciativa “como un proceso integral que promueve la eliminación de las desigualdades sociales y fomenta la calidad de vida y una participación efectiva de los pueblos en la conformación de su propio destino”. Es decir, todo lo contrario a lo que en la práctica se traducen los tratados de libre comercio impulsados por Estados Unidos. Por eso el plomo parejo que le disparan a la exitosa cumbre caribeña, y que han querido presentar como un fracaso por el simple hecho de que dos de las 16 naciones asistentes se abstuvieron de firmar en lo inmediato la declaración final.


Soberanía energética

El acuerdo de cooperación energética de Puerto La Cruz identifica en sus consideraciones iniciales las tendencias de la economía mundial, y las políticas y prácticas de los países industrializados, que empujan a los países más pobres y más dependientes, integrados al llamado Tercer Mundo, a una situación de creciente marginación, frente a la cual es absolutamente válido que se promueva formas seguras de suministro energético, mediante políticas basadas en la solidaridad mutua. Ello implica, por supuesto, una política de precios acorde con esos objetivos. De allí que se impulse Petrocaribe como una instancia “que promueva el uso soberano de los recursos naturales energéticos en beneficio directo de sus pueblos”.

Implica además que se adelante la “articulación de las políticas de energía, incluyendo petróleo y sus derivados, gas, electricidad, uso eficiente de la misma, cooperación tecnológica, capacitación, desarrollo de infraestructura energética, así como el aprovechamiento de fuentes alternas, tales como la energía eólica, solar y otras”.

Con este acuerdo, se otorga a las naciones caribeñas firmantes condiciones especiales de suministro petrolero adicionales a las establecidas en el Acuerdo de San José y en el Acuerdo de Cooperación Energética de Caracas, tanto en materia de precios como de plazos. Mientras el precio del petróleo se mantenga por debajo de 40 dólares el barril, regirán las mismas condiciones fijadas en el Acuerdo de Cooperación Energética de Caracas, es decir, 17 años de plazo, incluidos 2 años de gracia.

Cuando el precio exceda los 40 dólares, el período de pago de la factura petrolera se extenderá a 25 años, incluidos los 2 años de gracia referidos, y a un interés de 1% . Nuestro país asumirá el compromiso de financiar determinados porcentajes de la compra de petróleo, dependiendo del nivel de precios. Por ejemplo, si éstos alcanzan a 50 dólares el barril, se financiaría 40%, y si se dispara a 100 dólares, el financiamiento alcanzaría a 50% .

Venezuela podrá aceptar que parte del pago diferido se realice con bienes y servicios, a precios preferenciales.

Otros aspectos dignos de destacar sobre lo acordado en Puerto La Cruz es la creación de un Fondo denominado ALBA-Caribe, para el desarrollo de programas sociales y económicos, y que una de las facultades de Petrocaribe será incorporar programas de ahorro de energía, para promover un uso racional y eficiente del petróleo.

Guardamos la esperanza de que más temprano que tarde, y aunque sea en la intimidad de sus conciencias, muchos de los detractores de este acuerdo terminen de aceptar que el camino es pasar de la integración retórica de otros tiempos a la integración real, como mecanismo de defensa no sólo de la soberanía sino de nuestra supervivencia como nación.


Detallitos

No a la impunidad. El claro llamado del presidente Hugo Chávez para que sean castigados con todos los rigores de la ley los asesinos de los tres estudiantes de la Universidad Santa María ejecutados la semana pasada es la mejor demostración de que no existe en el país una política de Estado destinada a promover la violación de los derechos humanos. Que en algunos niveles policiales se practique la solidaridad automática y el encubrimiento de funcionarios indignos nos revela que todavía es mucho lo que tenemos que hacer en nuestro país para darle plena vigencia al conjunto de normas constitucionales que hacen de nuestra Carta Magna un modelo por seguir en lo que respecta a derechos y garantías ciudadanas. La actitud del presidente Chávez frente a estos asesinatos no deja lugar a dudas: la revolución bolivariana es incompatible con la impunidad. Ahora corresponde a la justicia actuar sin remilgos. El oportunismo de politiqueros de oficio, convertidos hoy en supuestos defensores de derechos humanos, no podrá ocultar que en el pasado reciente nada hicieron para acabar con la impunidad y la represión, y que actúan movidos más por el desespero de revivir a sus moribundas organizaciones que por solidaridad con las víctimas.

Memín Pingüín. El escándalo que se ha generado en Estados Unidos por la reproducción de estampillas con la imagen del personaje Memín Pingüín es revelador de la doble moral norteamericana frente al tema del racismo.

El citado personaje, creado hace medio siglo por Yolanda Vargas Dulché y dibujado por Sixto Valencia, refleja la negritud como parte de la cultura mexicana, y su difusión en estampillas ha provocado reacciones que estimo incomprensibles, sobre todo en un país donde las minorías son relegadas, estigmatizadas y hasta reprimidas. La campaña contra ese personaje ha provocado que en México se agotaran en tiempo récord 750 mil timbres fiscales con la figura del simpático Memín Pingüín.


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Vladimir Villegas

Periodista. Ex-presidente de VTV, ex-viceministro de Relaciones Exteriores para Asia.

 vvillegas45@gmail.com      @VladiVillegas

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