Nos hemos enterado por medio de los camaradas de la UNT SUCRE, quienes solidaría y valientemente han contribuido en hacer público, lo del drama de Iván González, ex trabajador de la empresa Toyota de Cumaná, el cual sufre las drásticas consecuencias de una terrible enfermedad ocupacional originada por años de labor en esta empresa, que le afecta la columna vertebral y lleva casi 2 meses a las puertas de la planta Toyota de la mencionada ciudad, en señal de protesta. Su caso, que es igual a decir, es el drama a gran escala del proletariado mundial, esta vez aderezado por la ya tradicional indolencia burocrática de las instancias encargadas INSAPSEL, y hasta del propio Viceministro del Trabajo, Abrahán Mussa, según refiere el mismo Iván González. Pero lo más importante a destacar, es el carácter estructural y prácticamente cotidiano de estas tragedias en la “humanidad” que nos toca sobrevivir, las cuales tienen como su principal generador a la explotación capitalista.
Situaciones análogas como la de los Tercerizados de Sidor, los ex trabajadores de la Coca Cola, los trabajadores de Sanitario Maracay, los trabajadores de las Clínicas Populares y Barrio Adentro, y tantos otros parias hoy solicitan de los demás “pobres de la tierra”, la solidaridad necesaria con sus luchas por la dignificación de su existencia. Iván González también con sus luchas nos grita a sus hermanos de clase, al pueblo de Venezuela y a la Revolución Socialista Venezolana, que no puede haber socialismo con explotación. Nos recuerda, que tan importante es ganar las Gobernaciones y Alcaldías de todo el país, como confrontar día a día, con el propósito de abolirla, a esa perversa “maquinaria” de moler seres humanos y convertirlos en despojos, como lo es el régimen capitalista. Nos reafirma, que el principal escenario en la lucha por la emancipación humana, sigue siendo el terreno de la producción o mejor dicho, del mundo del trabajo, independientemente de Fukuyama y su “fin de la historia”, de Andre Gorz y su “adiós al proletariado” o de la “derecha endógena” y su “interpretación” del socialismo.
Iván también nos reclama, la reorientación del actual movimiento de los trabajadores y del sindicalismo, para que se reencuentren ambos con su propósitos originales de hermandad, los que le dieron sentido al sacrificio e inmolación de los “mártires de Chicago” y de tantos héroes anónimos del proletariado. Ello pasa por desterrar de nuestro movimiento tanto pragmatismo, cinismo, corporativismo, pereza intelectual, caudillismo y el grupalismo existente.
Por lo tanto, para nosotros de verdad, “aceptar el reto”, significa además de todo lo antes dicho, otros aspectos relevantes desde el punto de vista de nuestra perspectiva de clase, como por ejemplo actuar, pensar y hablar con argumentos y razones propias, más allá de cualquier episodio o coyuntura, sin depender, ni hacerle el juego a ningún “grupo de poder”.
La solidaridad con Iván González, hoy en día, en esta compleja realidad, es sobre todo un ejercicio de identidad, desde y hacia el interior de la propia clase trabajadora, que debe expresarse de manera concreta, porque de ello depende el perfilar la verdadera conciencia revolucionaria del proletariado venezolano.
Solidaridad con Iván González
¡Sin trabajadores no hay socialismo!
¡Con la ética y la política revolucionaria, avancemos hacia la unidad de los trabajadores!
Proletarios del mundo… ¡Uníos!
