La historia negra de las aguas negras, Coca Cola (Parte XXII)

En 1994 es asesinado José Manco David. Un año después cae otro trabajador de la Coca-Cola, Luís Enrique Gómez Granados. También en 1995 el ejército colombiano allana las instalaciones de la Cooperativa de los Trabajadores al Servicio de Coca-Cola y afiliados a SINALTRAINAL, lo que repite un año después el Bloque de Búsqueda de la Policía Nacional. En 1996 los paramilitares llegan a la Planta de Coca Cola y disparan cuatro veces en la cabeza, seis en el pecho y en los testículos a Isidro Segundo Gil Gil, Secretario General de SINALTRAINAL de la Seccional Garepa, y negociador del Pliego de Peticiones que se había presentado a la empresa.

Luego de asesinarlo, los paramilitares entran nuevamente por la fuerza a la sede sindical, la saquean y le prenden fuego. Luego convocan una reunión de trabajadores en el interior de la planta donde amenazan con matarlos a todos si no renunciaban al sindicato esa misma tarde. A finales del mismo año, un trabajador de 65 años de edad, José Libardo Osorio Herrera, es sacado por la fuerza de la planta Coca-Cola en Carepa por personas fuertemente armadas y luego es asesinado. Antes de terminar el mes de diciembre del mismo año, SINALTRAINAL recibió 43 renuncias mecanografiadas, todas escritas igual. Otros trabajadores abandonaron el pueblo de Garepa y algunos todavía están escondidos. Cuatro años después, el 18 de noviembre de 2000, es asesinada Alcira del Carmen Herrera Pérez. Era la esposa de Isidro.

Un ex trabajador de Garepa dijo a Reuters que los paramilitares intentaron matarlo a él después de asesinar a Gil. El trabajador ha vivido escondido durante los últimos cuatro años, con su mujer y sus dos hijas. Cuando los paramilitares lo detectan tiene que esconderse en otro pueblo. "Yo acababa de entrar a trabajar y estaba en la bodega trabajando cuando oí el primer disparo. Yo miré y ya Isidro iba cayendo, inclusive yo fui el primero que llegó donde él cayó, pero cuando yo llegué donde él, ya estaba muerto ", relató.

La empresa Panamco, que embotella 95% de la Coca-Cola de Colombia, negó tener vínculos con los paramilitares y amenazó con demandar a quien le involucrara en esos hechos. Sin embargo, otro de sus trabajadores en la ciudad de Cúcuta denunció que fue secuestrado por hombres armados quienes le exigieron que dejara de causar problemas para Coca-Cola. Por lo anterior, el presidente nacional de SIN A1TRA-IN AL, Javier Correa, aseguró que existe una conducta de acoso en las plantas embotelladoras de Coca-Cola en Colombia. También denunció frecuentes amenazas de muerte. "Las amenazas telefónicas a la casa son permanentes, en la última ocasión nos dejaron un mensaje donde decían: Con esto es que lo vamos a picar', y enseguida prendieron una motosierra", dijo en una entrevista en la sede del sindicato en Bogotá. Correa dijo que la mayoría de los trabajadores en las embotelladoras de Coca-Cola en Colombia están ahora subcontratados y no están afiliados a sindicatos. En la planta de Garepa, el sindicato había presentado una petición formal para renegociar las condiciones laborales con la compañía a finales de noviembre de 1996. Sin embargo, el sindicato confirmó que en el último día que tenía la compañía para responder, fue asesinado el sindicalista Gil. El gerente de la planta y otro directivo admitieron en su testimonio que los paramilitares entraron en los terrenos de la fábrica pero dijeron que temieron intervenir. Otros directivos testificaron que sabían que los paramilitares habían amenazado a los trabajadores del sindicato. Al final las autoridades responsabilizaron a los paramilitares pero no fincaron responsabilidades a los directivos. La United Steelworkers of America e International Labor Rights Fund presentaron la demanda judicial en nombre de los familiares de Gil y de SINALTRAINAL.

En 1999 la revista CAMBIO 16 publicó un artículo donde señala que la empresa ha solucionado sus problemas por medio de grupos paramilitares, y acusó que el año anterior algunos directivos de Coca-Cola se habían reunido en Montería con un mensajero del jefe paramilitar Carlos Castaño.

Al año siguiente es asesinado Osear Darío Soto Polo, trabajador de la Coca-Cola en Montería.

Según Amnistía Internacional, al menos 112 sindicalistas colombianos fueron asesinados en el año 2000. Entre los años 2000 y 2001, las embotelladoras de Coca-Cola en toda Colombia encerraron contra su voluntad a los trabajadores y trabajadoras con el fin de presionarlos para que renunciaran a sus contratos de trabajo. Quienes no renunciaron fueron despedidos. Con estos antecedentes, SINALTRAINAL presentó una demanda penal contra Coca-Cola ante la Corte del Distrito Sur de la Florida (Miami) en los Estados Unidos, invocando la llamada Ley Alien Torts Claims Act (ATCA), aprobada por el Congreso de los Estados Unidos en 1789. El sindicato recibió la solidaridad de United Steel Workers y del Fondo Internacional de Derechos Laborales de los Estados Unidos. Pero los trabajadores colombianos no se quedaron sólo con la estrategia legal y lanzaron una movilización social por medio de una Audiencia Pública Popular. Con ella pretendieron crear mecanismos de protección, atención, acompañamiento y solidaridad para con los sindicalistas y la sociedad civil. Del mismo modo con la Audiencia se buscó "vincular de manera activa las luchas de los trabajadores colombianos contra el Terrorismo de Estado, la Impunidad, las transnacionales y el neoliberalismo, al movimiento mundial de resistencia contra la globalización y por la búsqueda de la justicia social."

La Audiencia se propuso llevar a cabo denuncias contra la Coca-Cola en tres eventos públicos en el año 2002, en Atlanta, Bruselas y Bogotá, con el objetivo de juzgar y condenar a la transnacional Coca Cola y al Estado de Colombia por la sistemática violación de los Derechos Humanos de los trabajadores, reflejada en asesinatos, detenciones, desplazamientos forzados, amenazas, despidos, violaciones a los convenios nacionales e internacionales y el daño al medio ambiente.

"Presionar tanto a la empresa Coca Cola como al Estado Colombiano para que desistan de su política de persecución, criminalización y exterminio de los trabajadores y la organización sindical y apliquen la normatividad vigente para el respeto de los Derechos Humanos y la preservación del medio ambiente." La Audiencia también pretendió "Programar acciones de lucha contra la Transnacional Coca-Cola y de solidaridad con sus trabajadores. La Audiencia fortalecerá la lucha contra la impunidad y la construcción del gran movimiento antiglobalización." La iniciativa popular fue muy interesante y se erigió como una especie de tribunal popular que estaría integrada por personalidades y representantes de organizaciones sociales de diferentes países que, por sus principios humanistas, garantizaran la imparcialidad de la investigación y de la declaración política que se emitiera. "SINALTRA-INAL documentará los casos más significativos de crímenes y atropellos cometidos contra los trabajadores y la organización sindica!. La presentación de los casos será jurídica, testimonial y documental y se entregará a los participantes. Los representantes de las organizaciones sociales y personalidades, dentro de su autonomía, valoraran los casos presentados y ordenaran las pruebas que crean necesarias para establecer la veracidad de los casos y los niveles de responsabilidad de los sindicados Coca Cola y el Estado Colombiano."

El 31 de marzo de 2003, el juez José E. Martínez concluyó que los casos presentados por los demandantes colombianos bajo el Alien Tort Claims Act ("ATCA") sobre violaciones de derechos humanos cometidos por las fuerzas paramilitares en nombre de los embotelladores de Coca-Cola Panamerican Beverages, Inc. ("Panamco") y Bebidas y Alimentos ("Bebidas") en Colombia, pueden avanzar. La corte decidió que los alegatos fueron suficientes para permitir que el caso continúe, bajo la teoría que los paramilitares tenían relación con el gobierno colombiano. Con esta teoría se llena el requisito del ATCA que dice que tiene que haber un componente de "acción del estado" en los actos de violencia contra los demandantes, y esto permite que las demandas proceden contra los actores privados Panamco y Bebidas. Así, el 4 de abril de 2003 los trabajadores de SINALTRAINAL llaman al boicot internacional contra los productos de la Compañía Coca-Cola afirmando que «Con el boicot defendemos nuestro derecho a la vida»

La Coca-Cola decide no quedarse atrás e interpone una demanda contra siete trabajadores sindicalizados de SIN ALTRAIN AL acusándolos de injuria y calumnia. El abogado de Coca-Cola, Bernal Cuellar, quien fuera Procurador General de Colombia cuando fueron los crímenes denunciados, fue informado de que el Fiscal Seccional 61 Dr. Juan Carlos Lozada, había aceptado la acusación de la compañía el 6 de agosto del 2003 en contra de los trabajadores. Pero un mes después, el 10 de Septiembre el sindicato volvió a denunciar otros hechos. Cuatro sujetos con sus rostros cubiertos con capuchas bajaron de su bicicleta al muchacho de quince anos David José Carranza Calle, en Barranquilla. Lo subieron a la fuerza a una camioneta blanca, se lo llevaron y lo torturaron preguntándole por el paradero de su padre, trabajador de Coca Cola y dirigente nacional de Sinaltrainal, Limberto Carranza. Varias horas más tarde lo arrojaron en el sitio conocido como Cañón de la Ahuyama. Mientras eso ocurría, en casa de Limberto Carranza se recibía una llamada telefónica con la siguiente amenaza: "sindicalista hijo e puta, te vamos a quebrar, sino te quebramos a ti, haremos un atentado contra la vivienda". El sindicato ha denunciado que "este hecho se suma a la lista asesinados, amenazados de muerte, desplazados forzosos, encarcelados, despidos masivos, atentados, siendo el más reciente el intento de asesinato el 22 de Agosto de este año contra Juan Carlos Galvis, vicepresidente de SINALTRAINAL en Barrancabernieja y las presiones intimidatorias que seguimos recibiendo en diferentes regiones" En opinión de la organización sindical, Coca-Cola Femsa S.A. reactivó nuevamente la "ofensiva criminal contra los trabajadores" a luego de iniciar su resistencia el 9 de septiembre de 2003.

SINALTRATNAL denuncia que se "sigue encerrando a la fuerza en hoteles y en las embotelladoras a los trabajadores, presionándolos para que renuncien a sus contratos de trabajo a cambio de una indemnización económica". El sindicato asegura que "Esta arremetida de Coca Cola Femsa SA forma parte de su estrategia de reducción de costos, subcontratación de mano de obra, eliminación de la organización sindical y el convenio colectivo de trabajo, para concentrar la producción en un número mínimo de embotelladoras (megaplantas) con menos trabajadores y desde allí abastecer el mercado con centros de distribución. Visionamos por muchos años que la empresa estaba preparando el camino para darle este golpe a los trabajadores y se aprovecha hoy de las ventajas que el actual gobierno de Álvaro Uribe Vélez le ha venido otorgando, con el llamado proceso de globalización y los beneficios que le traerá el ALCA".


La Coca-Cola anunció el cierre de las líneas de producción de Barrancabermeja, Pereira, Cúcuta, Valledupar, Montería, Cartagena y Pasto. Luego notificó el despido de 300 trabajadores en todo el país. Esto provocó una movilización y repudio de la población y los trabajadores por la violación a los contratos colectivos de trabajo y los derechos laborales. Consignas se desplegaron en Barrancabermeja por parte de los trabajadores de la Embotelladora de Santander. William Mendoza, líder de SINATRAI-NAL, señaló que el personal de administración en todas las plantas del país está siendo despedido y señaló que "La ofensiva de la empresa es ahora con la administración. Nos enteramos que la empresa solicitó la aprobación del despido colectivo de los trabajadores al Ministerio de Trabajo". También informó que se instalarán carpas y tiendas para permanecer en paro en forma de protesta y de manera indefinida. También explicó que "Hay unos artículos convencionales que nos protegen y que hablan de la reubicación de los trabajadores afectados por cierres parciales o totales de las líneas de producción" acotó el dirigente sindical.

Mendoza añadió que con el cierre de la línea de producción de la planta del Puerto Petrolero los trabajadores "no aceptarán el arreglo económico propuesto por la multinacional ya que esto implicaría la liquidación del sindicato". Sin embargo, se pudo constatar que entre los 70 trabajadores que fueron despedidos el pasado 10 de septiembre de 2006, algunos están llegando a un posible arreglo económico con la empresa.

El sindicato hace un llamamiento a "apoyar la campaña mundial contra Coca Cola, de no consumo, desinversión y protesta permanente de toda la población para garantizar que la empresa no logre su objetivo de llevar sus productos de otras ciudades y posiblemente de otros países, manteniendo su mercado, aumentando su rentabilidad y dejando en la calle a miles de familias".

Tú, ¿cómo ves? Si no tienes suficiente, espera a que luego hablemos de la Coca-Cola en México y específicamente en Chiapas.


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José Antonio Velásquez Montaño


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