Este 1ro de Mayo, desde la Liga de Trabajadores por el Socialismo (LTS) llamamos a concentramos en Plaza Venezuela a las 10 AM, junto a sindicatos, corrientes sindicales, agrupamientos de izquierda y activistas. Desde la LTS planteamos una política de independencia de clase, contra el ajuste de Maduro y las políticas imperialistas de Trump que apoya María Corina, contra el genocidio en Palestina y con las luchas del mundo.
El 1ro. de Mayo es una fecha histórica de la clase obrera internacional. Fecha inspirada en las grandes huelgas que movilizaron a centenares de miles en varias ciudades de Estados Unidos en el siglo XIX por la reducción de la jornada laboral a 8 horas en una época en la que ni siquiera los niños se libraban de las agotadoras jornadas laborales que llegaban a las 16 horas diarias. No se trata de festejar en este día, sino en el marco de rememorar las luchas históricas de la clase trabajadora a nivel internacional, sacar las lecciones de todas esas peleas y cómo los trabajadores en nuestro país nos organizamos para los actuales enfrentamientos contra el gobierno y los empresarios.
El gobierno de Maduro, tras su escandaloso fraude en las recientes elecciones presidenciales, continúa con sus políticas antiobreras contra el pueblo trabajador, a la par que aumenta la miseria y crece la opulencia para los viejos y nuevos ricos. En el país sufrimos el capitalismo del más salvaje, el gobierno hambreador y represivo destruyó los derechos laborales para placer de toda la patronal: el capital privado, los viejos y nuevos ricos, la alta burocracia corrupta, son los beneficiarios de esa política que hace desguace con los derechos de los trabajadores.
Recientemente Maduro, ha firmado un decreto de emergencia económica con el supuesto de "preservar el equilibrio" en el que se ha adjudicado plenos poderes para tomar medidas excepcionales, lo que no es más que un eufemismo pues ya controla todos los poderes del Estado. Podrá dictar normas a voluntad como ya lo viene haciendo. En los lineamientos generales de su decreto solo se observan incentivos a los grandes empresarios y los capitales nacionales e internacionales. El “equilibrio” del que habla en realidad es la garantía para las ganancias de los grandes empresarios, de los viejos y los nuevos ricos.
La clase obrera para poder sobrevivir tiene que llevar adelante jornadas extenuantes, con dos y tres trabajos a la vez, salarios miserables o bonificados, sin derechos contractuales, con una desigualdad social cada vez más brutal. Las mujeres trabajadoras son de las más golpeadas con la tragedia nacional. Son la mayoría en los trabajos más precarios (limpieza, tercerizadas, etc.), soportan dobles y triples jornadas de trabajo, con salarios miserables ha aumentado la mal nutrición de las madres para priorizar la alimentación de los hijos, más expuestas a los abusos patronales machistas y a la violencia doméstica, sin condiciones para decidir sobre su reproducción. De igual manera, el fuerte impacto de la miseria y la precariedad de los salarios se hace sentir con más fuerza en los jubilados y pensionados que por sus condiciones no tienen posibilidad de realizar algún otro tipo de labor para compensar sus magros ingresos.
Por eso es que decimos que, por arriba, los factores reales de poder tienen consenso en esta brutal afrenta contra la clase trabajadora, y más aún con los salarios de hambre. Todas las cámaras de las empresas privadas tienen excelente trato con el Gobierno en este tema, están felices con la política salarial oficial. A su vez, para los partidos de la oposición sean los que se nuclean en la llamada Plataforma de Unidad Democrática o de los alineados con María Corina Machado, como para los otros “moderados” que conviven subordinados al PSUV, la miseria salarial no es un gran problema, no dejan de señalar de vez en cuando que “debería ser más alto”, sería el colmo que no lo dijeran, pero no pasa de ser demagogia, pues lo han demostrado en sus distintas propuestas económicas.
Mientras tanto las sanciones imperialistas continúan. El gobierno de Trump, en el marco de su guerra de aranceles a nivel mundial, impone aranceles del 25% para toda empresa extranjera que compre petróleo a Venezuela al mismo tiempo que anuncia el levantamiento de licencias a petroleras para que no puedan seguir operando en el país. Se trata de medidas que son apoyadas abiertamente por el sector de la oposición patronal como el liderado por la derechista y trumpista María Corina Machado y todo su combo político.
Es el mismo sector que aplaude las políticas de Trump contra los migrantes venezolanos en Estados Unidos, que apoyan las medidas racistas y xenófobas de enviar trabajadores migrantes a las cárceles de máxima seguridad de Bukele, cuando su único delito fue migrar ante la miseria en Venezuela. Los migrantes venezolanos son nuestros hermanos de clase obligados a salir por la miseria y en busca de trabajo.
Tanto Maduro, con sus paquetazos y decretos de “estado de emergencia económica”, que prepara más medidas capitalistas que terminan cayendo sobre el pueblo, como los de la oposición patronal como el que se referencia en María Corina, que aplaude a rabiar las sanciones de Trump, que caen sobre el pueblo trabajador son responsables de la tragedia que hemos vivido, y lo son también ahora, pues ambas políticas que impulsan actúan como tenazas sobre el cuello de la clase trabajadora y las grandes mayorías populares.
En este 1ero. de Mayo también levantamos nuestras banderas antiimperialistas y anticapitalistas. Por eso nuestra voz alza cada vez más fuerte contra el genocidio en Gaza y por el apoyo a la lucha del pueblo de Palestina, con las grandes movilizaciones y protestas que el mundo por su lucha y contra la política asesina del Estado sionista de Israel apoyado por el imperialismo de Estados Unidos y las potencias imperialistas de Europa.
Estamos con las luchas de la clase obrera internacional como en Grecia, Argentina y otros países que vienen de realizar grandes jornadas de lucha contra sus gobiernos y capitalistas opresores y explotadores, también con los pueblos que se movilizan contra el imperialismo en nuestro continente, como lo es el de Panamá contra la política de Trump se retomar el Canal e instalar nuevamente su enclave como lo hizo durante todo el siglo XX así como su política de instalar sus bases militares.
Las trabajadoras y trabajadores en Venezuela necesitamos una perspectiva política propia, con independencia de clase. La clase trabajadora no tiene futuro bajo este sistema decadente, ni con los defensores del viejo régimen burgués ni con estos farsantes que ensucian la palabra “socialismo”.
Sabemos de las difíciles condiciones objetivas que hay ante las dramáticas condiciones de vida que sufrimos, el profundo retroceso de nuestras fuerzas como clase, por el vaciamiento de los sindicatos, la disminución en número de la fuerza de la clase trabajadora por la masiva migración, la imposición por necesidad de tener que dividirse entre el trabajo asalariado y cualquier otra cantidad de trabajos por cuenta propia que para sobrevivir. A pesar de las derrotas sufridas por la dura represión por parte del gobierno, y el rol nefasto de dirigentes sindicales que en algunos momentos llevaron las luchas detrás de otros proyectos patronales distintos a los del gobierno, como en el caso de Guaidó en el 2019, a pesar de esta dificilísima situación, hay que buscar las vías para recomponer nuestras fuerzas mediante un camino que seguramente será tortuoso, pero es la única salida que tenemos para no terminar en una vida de esclavos.
Necesitamos levantar nuestro propio programa ante la crisis, un programa a la altura de las circunstancias, un programa obrero y popular de emergencia, basta de que sea el pueblo trabajador sea el que siga pagando por toda esta tragedia que el gobierno y los capitalistas han causado.
Luchemos por salarios y pensiones indexados al costo de la canasta básica, basta de bonificación del salario, por la discusión y cumplimiento íntegro de los contratos colectivos. No a los despidos.
Libertad para los trabajadores presos por protestar, por razones políticas y por el simple hecho de levantar su voz. Basta de represión contra el pueblo trabajador. Libertad para los hijos de la clase trabajadora, de los sectores populares que salieron a protestar luego del fraude electoral, y que aún continúan presos.
No a las deportaciones. Abajo las sanciones imperialistas.
Contra el genocidio en Palestina y por la solidaridad internacional de las luchas obreras en el mundo. Basta de deportaciones de migrantes, por el libre derecho a residencia y al trabajo para todos y todas en el país que decidan establecerse.
¡Luchemos en la perspectiva de conquistar un gobierno propio de los trabajadores y el pueblo pobre! El único que puede dar una salida progresiva de fondo a nuestros problemas.