El colonialismo racista de opositores e intelectuales en Venezuela

ALAI-AMLATINA 19/08/2004, Caracas.- El análisis de los
pronunciamientos de opositores y buena parte de la intelectualidad
venezolana, antes y después del referéndum, constituyen un
ámbito privilegiado para explorar la presencia del pensamiento
colonial y racista en las élites de nuestro continente.

Puede hablarse, sin dudas, de los límites de la conciencia posible
de una matriz epistemológica de conocimiento que entiende la
realidad a partir de determinados supuestos.

Para el pensamiento liberal/colonial (y racista) de parte de la
oposición venezolana, incluyendo muchos de sus intelectuales,
nos encontramos en Venezuela en presencia de un proyecto
político militar, dictatorial, autoritario, demagógico, decimonónico,
antihistórico, estatista, etc., etc. En estas condiciones, es obvio
que es absolutamente imposible que el gobierno de Chávez pueda
contar con el apoyo de la mayoría de la población. Se trata
simplemente de una imposibilidad epistemológica. Algo que no es
concebible en el pensamiento, y por lo tanto, algo que es
imposible que ocurra en la realidad. Dado que las profundas
separaciones, deslindes y rupturas sociales, políticas, e incluso
cognitivas, de la actual sociedad venezolana tienen igualmente una
nítida correspondencia territorial, la visión de la realidad está
radicalmente fragmentada. Sólo se ve lo que se tiene cerca,
aquello con lo cual se tiene contacto. Y como la mayoría de los
sectores de clase media y clase media alta son antichavistas,
como los medios privados son radicalmente antichavista, el país
entero es, necesariamente, antichavista. Es esta la fuente de las
interpretaciones de los analistas y cientistas políticos más lúcidos
de la oposición.

Es tal la fuerza de esta profunda convicción en torno a la realidad
absoluta de esta imposibilidad epistemológica, que no existe
ningún hecho empírico que sea capaz de poner en cuestión esta
incuestionable verdad.

Cuando las encuestas previas al referéndum (casi unánimes) y los
resultados mismos del referéndum entran en contradicción con
esta realidad objetiva es necesaria una explicación. El
pensamiento colonial/liberal/racista da entonces dos tipos de
respuestas.

En la primera se formula a partir de una perspectiva racista y
descalificadora del pueblo venezolano. Si los sectores populares
mayoritarios votan por el gobierno, no es porque compartan las
propuestas o los programas del gobierno, sino por el contrario,
porque el gobierno, con los enormes recursos de la renta petrolera,
está comprando su voto. Ejemplo característico, y de ninguna
manera excepcional ni extremo de esta lectura de la realidad
venezolana, es la caricatura de Rayma publicada en el periódico El
Universal de Caracas el 7 de agosto del 2004. Dice un Chávez
ataviado como pescador deportivo en su yate: "En época electoral
lo mejor para pescar imbéciles es soltarles el guaral
presupuestario". Esto es, en conocimiento de que prácticamente
todas las encuestas le dan la ventaja a la ratificación del mandato
popular de Chávez, se caracteriza al pueblo que lo apoya como un
pueblo "imbécil" que se deja comprar por políticas públicas
demagógicas y clientelares. No son propiamente seres humanos,
no corresponden al modelo liberal de sujetos autónomos con juicio
moral propio. Son unas cosas, unos "imbéciles" que, en ausencia
de juicio moral y de opinión política propia, se dejan comprar al
mejor postor. Como el gobierno de Chávez cuenta con los
recursos petroleros para ello, es entonces posible explicar lo
inexplicable, que la mayoría pueda votar por Chávez.

Esta explicación sobre la compra de estos sub-humanos ha
aparecido reiteradamente en el discurso político y los artículos de
opinión de la oposición en estos últimos años. Si hay una
concentración popular pro-Chávez grande, necesariamente es
porque el gobierno utilizó los recursos públicos para pagarle a los
asistentes y para darles licor con el propósito de que se
emborrachen y actúen como si estuviesen contentos en la
manifestación. Si en el referéndum revocatorio la mayoría popular
vota ratificando el mandato de Chávez esto es necesariamente el
resultado de que el gobierno le pagó a esos electores inconcientes
con ese preciso objetivo. Incluso el Cardenal venezolano Rosalio
Castillo Lara formuló públicamente esta acusación, afirmando que
quienes votaron por el NO lo hicieron porque el gobierno los
compró con 50 0 60 dólares cada uno.

La otra senda argumentativa utilizada por voceros de la oposición
para resolver la aparente inconsistencia entre la imposibilidad
epistemológica de que la mayoría del pueblo venezolano pueda
apoyar a Chávez y el aparente resultado del referéndum consiste
en negar la realidad. Si lo que ocurrió era de antemano imposible,
si era una radical imposibilidad, entonces, obviamente,
simplemente, no ocurrió. Como no era posible que la oposición
perdiera el referéndum, entonces, necesariamente, e
independientemente de lo que digan los resultados electorales, la
oposición ganó. Y como necesariamente la oposición tenía que
ganar por una amplia mayoría, entonces, evidentemente, e
independientemente de los resultados electorales, la oposición
necesariamente ganó por una amplia mayoría de votos. No
importa lo que anunciasen las encuestas de opinión, no importa el
resultado oficial dado por el Consejo Nacional Electoral, o los
resultados similares producto del llamado "quick count" (conteo
rápido sobre la base de una muestra representativa de centros
electorales) realizados en forma conjunta por el Centro Carter y la
OEA, e incluso resultados parecidos producidos por el muestreo
de la propia organización de la oposición SUMATE.

Dado que no era posible que Chávez contase con el apoyo de la
mayoría de la población, ya que es evidente que la mayoría de la
población necesariamente tiene que rechazar a un dictador
mesiánico y autoritario, entonces la única explicación posible del
resultado del referéndum es un enorme fraude. No se trata de una
cuestión empírica. No se trata de una afirmación que requiera una
comprobación práctica. Dado que lo que ocurrió no era posible,
simplemente, obviamente no ocurrió. La única explicación para
esta discrepancia entre las previsiones incontestables que había
asumido la oposición y la realidad, es que la realidad no es verdad.
Los resultados son mentira.

Desde su profundo convencimiento de que son dueños no sólo del
país, sino igualmente de la verdad, de que los otros simplemente
no existen como seres humanos dignos de tomar en cuenta,
cualquier asomo de posibilidad de que sus supuestos no
correspondan a la realidad del país tiene, necesariamente, que ser
negado. Sobre todo si está más allá de los límites de lo posible.


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Edgardo Lander


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