Honduras y la mano Micheletti

Más allá del mito que supone la historia del “lejano oeste”, término con que se denomina popularmente a los hechos históricos que tuvieron lugar en el siglo XIX durante la expansión de la frontera de los Estados Unidos de América hacia la costa del océano Pacífico, existe suficiente documentación referente a la existencia de los bandidos o delincuentes que transcurrieron su vida entre el cumplimiento de la ley y la ilegalidad, siendo el caso el de Grattan Dalton, quien antes de incorporarse a una reconocida pandilla prestó sus servicios como marshal.

La aparición de poblados, negocios, y demás infraestructuras en los territorios del oeste motivó la necesidad de hacer respetar la ley y perseguir a los delincuentes.

Nacieron así, las figuras del “sheriff” y el “marshal “, quienes se ocupaban de ejecutar las disposiciones locales y las federales, y con su nacimiento, pues surgieron las leyendas.

Una de esas leyendas habla de “Wild Bill” Hickock.

Narra la leyenda que el 2 de agosto de 1876, en el saloon Nuttal & Mann's Nº 10 de Deadwood, James Butler Hickock, más conocido como "Wild Bill", estaba jugando al póquer cuando un delincuente conocido como Jack «Crooked Nose» McCall se deslizó tras él y le descerrajó un tiro en la nuca. “Wild Bill” cayó silenciosamente al suelo sin soltar las cartas que atenazaban sus dedos: una doble pareja de ases y ochos, que se conocería desde entonces en el póker, como "La Mano del Muerto".

En los acontecimientos actuales de la hermana República de Honduras, podemos ver reflejada la historia del “lejano oeste”.

Algunos “sheriff´s, colocados para que respeten y hagan respetar la ley, se han juntado a otros vaqueros y haciendo uso de sus “Colt´s y Winchester´s”, han traicionado sus juramentos de respeto a la constitucionalidad y se han convertido en pandilleros al margen de la ley.

Se sienten a sus anchas. Atracaron la diligencia, los establos, se están robando los caballos y no contentos con ello, pues pretenden que los “federales” les legalicen sus acciones.

Han olvidado algo: “los carapálidas”.

Esos indios “pata en el suelo” que nunca tuvieron nada, siendo los dueños originales de todo.

Los rechazados de siempre. Los que Galeano llamara “los nadies”.

Allí están, dispuestos a defender la dignidad patria, ante los que vergonzosamente exhiben hoy a Honduras ante el mundo, insultando la inteligencia humana cuando argumentan las razones por las cuales se atrevieron a deponer a la máxima autoridad electa.

No tienen “Colt´s y Winchester´s”. Tienen dignidad.

Tienen un líder. Y no tardará mucho en entrar junto a ellos, al saloom donde los cuatreros juegan la mano de póker anti-democrática; y descerrajará un tiro al “Marshal Mayor”, quien caerá, como “Wild Bill”, atenazando en una mano su carta: el nombramiento que como Presidente de Honduras, hiciera el Congreso.

Allí quedará la leyenda: La mano Micheletti.


olezmar@gmail.com


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Orlando Lezama

Ex miembro del Cabildo Metropolitano de Caracas

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