De nuestra sangre joven nació la patria

Pocos pueblos tienen una historia como la nuestra, nuestras guerras siempre han sido por la bandera de la defensa de nuestra soberanía, por la libertad, la justicia y la igualdad. Nunca hemos salido a “conquistar” a nadie y menos ahora, aún habiendo perdido pedazos de nuestra tierra, de las cuales se han apoderado vecinos nuestros.

La guerra de las ideas que mantiene Venezuela en pie en este momento histórico, simboliza el compromiso social con el pueblo, con la patria, con Latinoamérica y el caribe, con el mundo que está bajo estas mismas inclemencias y es la respuesta directa al vasallaje imperial estadounidense, a su política inhumana que pretende recrudecer la explotación de nuestras riquezas naturales y espirituales bajo el látigo de nuevos mayorales. Es por eso que toda la carga de la eclosión de este nuevo proceso revolucionario se enrumba con firmeza contra el atraso, opresión, barbarie, explotación, despotismo y vasallaje, es decir, contra esa reforma capitalista que el imperio llama neoliberalismo globalizador.

Estamos viviendo un momento en el cual la efigie de un macabro plan mediático se lanza buscando una desestabilización que pueda hacer base para asestar nuevamente un golpe de estado, pero el pueblo en su mayoría ha levantado de nuevo el pabellón tricolor para honrarlo y decirles a los que buscan “calentar” esta desgraciada situación, que la única suerte de ellos, no es otra que el destino de la derrota, que ya no importan sus mentiras, como esa de que se está violando la libertad de expresión, montaje promovido con inocentes estudiantes de primaria, bachillerato y universitarios, que engañados, son incitados por estos traidores para que salgan a defender la caída de una mega corporación, que utilizando el espectro radioeléctrico televisivo, no hizo otra cosa que ir contra la cultura y reencarnar a todo momento el espíritu alienador imperial.

Pareciera que por traición a la verdadera conciencia patriótica, nuestro empeño libertario se enredara con fuerzas más obstinadas, llenas de tinieblas obnubilozas cuyas mentes perspicaces atónitamente justifican las nuevas cadenas. No es posible que se les haya olvidado aquella inmensa frase que en un día de angustia y de necesidad de salvar la patria lanzó el prócer José Félix Rivas, en la batalla de la Victoria, ante una joven generación estudiantil dispuesta a defender la dignidad y la libertad: “VENCER ANTES QUE MORIR”, esa victoria de la juventud venezolana estudiantil, sintetizó toda la pujanza de la joven república para arrebatar el triunfo al enemigo. Mostró al mundo de lo que es capaz la sangre joven cuando tiene una convicción profunda, una decisión inquebrantable. Es así, como con inmensa tristeza tenemos que decir, que por primera vez en la historia de Venezuela, un grupo de estudiantes sale a defender los intereses nefastos de un neocolonialismo.

Pero la suerte esta echada, todos sienten el impacto de la época, el rugir del pensamiento bolivariano, todavía falta mucha conciencia histórica, eso es un hecho visto a la medida, muchos se dan a la tarea de marchar de espaldas a la cultura y a la verdad, no tienen aliento, de allí que tengamos que recurrir a nuestra verdadera sangre joven para destruir el mito tergiversador que se ha montado contra nuestra revolución, contra el gobierno venezolano y decirle a todos, nacionales e internacionales que nos adversan, que ese reformismo que nos quiere mantener la oligarquía, cómplice y títere del despotismo y el neocolonialismo, jalonará los episodios mas importantes que quedan para la victoria total del nuevo socialismo bolivariano.


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Víctor J. Rodríguez Calderón


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