Nuestra Respuesta Nacional ante la invasión militar

Hermanos venezolanos, me dirijo a ustedes hoy con el corazón en la mano. He visto con profunda tristeza cómo algunos de nuestros compatriotas, aquellos que se oponen al gobierno, han llegado a una desesperación tal que piden a gritos la intervención militar de Estados Unidos.

​Quiero ser muy claro: rechazo de plano la idea de que una intervención militar sea la solución. Y rechazo, con la misma contundencia, a aquellos que la promueven desde la comodidad de sus plataformas. ¿Realmente creen que una potencia extranjera viene a traer la democracia? ¿Acaso no han visto la historia de nuestra América Latina?

​La Historia Habla por Sí Sola

​Cuando el Imperio del Norte ha puesto la bota en nuestro continente, ha dejado tras de sí un rastro de destrucción, de gobiernos títeres y de sufrimiento. No les interesan nuestros derechos, ni nuestra libertad. Les interesan nuestros recursos, nuestra posición estratégica.

​Basta recordar la historia para ver el patrón: en Guatemala, derrocaron un gobierno democrático para instalar al dictador Carlos Castillo Armas, desatando décadas de terror. En Chile, conspiraron para derrocar al presidente Salvador Allende y le abrieron el camino al tirano Augusto Pinochet, responsable de miles de muertes y violaciones de derechos humanos. En Nicaragua y El Salvador, financiaron a grupos paramilitares que desangraron a sus pueblos en guerras civiles.

​El Imperio no trae democracia. El Imperio impone títeres que le sirven, que entregan los recursos de la nación y que oprimen a su propio pueblo.

​El Verdadero Peligro

​Escuché un análisis de un conocido comunicador, Mario Silva, que describe un escenario terrible: un ataque no frontal, sino una guerra irregular. Francotiradores, guerra psicológica y, lo peor, una guerra civil.

​Y en esa guerra, el Imperio no necesita ganar. El Imperio solo necesita que nosotros nos matemos entre nosotros. Que el opositor se convierta en el objetivo de una "cacería de brujas" y que el chavista vea al vecino como un traidor. Esa es la victoria que busca el imperio: la de nuestra propia autodestrucción.

​Nuestra Respuesta Nacional

​Por eso, mi posición es una sola y es innegociable: ni intervención, ni guerra civil. Frente a la amenaza imperial de Donald Trump y su administración, nuestra respuesta no puede ser el miedo, sino la dignidad. Y esa dignidad se defiende con acciones.

​En este sentido, y como chavista que soy, quiero dejar sentadas mis diferencias con el gobierno actual, sin que eso me convierta en un traidor a la patria. A pesar de las sanciones y las agresiones imperiales, tenemos problemas graves en materia salarial y exclusión de la izquierda disidente. Además, la forma en que se distribuyen los ingresos de la renta petrolera no beneficia al pueblo ni al desarrollo del país, sino que se pierden en una economía de importación que solo enriquece a unos pocos. Defender la patria no es solo enfrentar la agresión externa, sino también asegurar que los recursos de todos sean para el beneficio de todos.

​En este mismo sentido, debemos reconocer la importancia de la estabilidad interna. La defensa de la patria no es solo contra la amenaza externa, sino también contra los intentos de desestabilización que buscan crear caos desde adentro. La vigilancia popular y la unidad son esenciales para desarticular cualquier plan que pretenda socavar nuestra soberanía y regalarle nuestra paz a intereses foráneos.

  1. ​Unidad y Defensa Civil: Debemos fortalecer la organización popular y la defensa de cada barrio, cada comunidad. La mejor defensa contra una guerra irregular no son solo los fusiles, sino un pueblo consciente y organizado, que rechaza la injerencia y no se deja dividir.

  2. ​Batalla Mediática y Diplomática: Debemos desmantelar la propaganda imperial que nos quiere vender la guerra como una solución. Es nuestra tarea denunciar ante el mundo la hipocresía de quienes nos hablan de democracia mientras promueven el caos y la violencia. Debemos ser la voz de la verdad en cada foro internacional.

  3. ​Autodeterminación y Soberanía Económica: La defensa de la patria no es solo militar. Es también económica. Debemos enfocarnos en fortalecer nuestra producción nacional, en diversificar nuestras alianzas y en cerrar filas contra cualquier tipo de bloqueo o sanción. Nuestra soberanía se defiende con producción, no con ruegos.

​El Alma de la Patria

​El enemigo no es mi hermano, el enemigo es quien me quiere dividir. El enemigo no es el que disiente, el enemigo es el que nos quiere ver muertos en nuestras calles. Como chavista, me mantengo firme en los principios de la Revolución Bolivariana: la soberanía nacional no se negocia. Y como venezolano, mi deber es defender a mi patria, a su pueblo, y a su historia, de cualquier bota, yanqui o de quien sea, que pretenda pisotearla. Que nuestra voz resuene como un grito de libertad y dignidad en toda nuestra América: ¡El camino de Venezuela no es la rendición, no es la guerra civil, es la autodeterminación! ¡Hasta la victoria siempre!



Esta nota ha sido leída aproximadamente 987 veces.



Andrés Giussepe (Vanguardia Ciudadana por la Democracia VCD)

Doctor en Gerencia, Especialista en Política y Comercio Petrolero Internacional y Economista de la Universidad Central de Venezuela. Secretario Nacional del Movimiento Profesionales de Venezuela.

 agiussepe@gmail.com

Visite el perfil de Andrés Giussepe para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes: