El “caballerito este” se ha metido en un tremendo peorinto…

Mientras en Estados Unidos pareciera cobrar fuerza la campaña contra el Colegio Electoral y darle la presidencia al que obtenga la mayoría del voto popular, y luego de todas las loqueteras previas cometidas por Bush, los demócratas han heredado, como nueva mayoría en el Congreso, una agenda muy marcada por la más conspicua de todas dichas loqueteras: la invasión a Irak (aunque no dejaría de ser gloria para ellos, luego de doce años, y sobre todo por llevar al rango de tercera en importancia -por primera vez en su historia-, a una mujer, quien además de buena moza parece que también es jodida… bueno, condición para nada extraña…: a Nancy Pelosy me refiero). De inmediato Bush comenzaría a hacerle el cebo a los demócratas, sin que deba interpretarse que fuera a la Pelosy en particular. Él debe conocerla muy bien y no creo que se atreva… Además, no es Clinton, que si parece ser más peligroso que una hallaca cruda en eso… (Al menos cierto en una candidata presidencial, y en una hoy millonaria pasante…). No, sólo es lo que el Congreso pueda hacer por Estados Unidos su verdadera intención. Pero nada ganaría camelando con esa cara de mosquito bajo de peso que ostenta con tanto orgullo. De inmediato el Congreso criticaría con dureza su intención de enviar más tropas a Irak, en lo que estarían de acuerdo algunos republicanos incluso, y donde la Condo si se vería de verdad Condolencia, al extremo de que una senadora parida tuviera la audacia de acusarla de horra, en el sólo sentido creo de no conocérsele preñez, al menos eficaz, y además, amenazarían con aumentar los impuestos a los ricos para poder rebajárselos a las familias de ingresos más bajos, tema que desequilibra a Bush, y aumentarían para colmo el salario mínimo luego de diez años a 7,25 dólares por hora (y no es que la Pelosy tenga el pecho “pelúo”, sino que Chávez es una vaina…) y sin saber si ello agravaría el presagio de Stiglitz, publicado en el diario berlinés Der Tagesspiegel, de que la economía estadounidense pudiera retroceder en 2007, de un módico 3%, a un peligroso 2% o menos. Al final los demócratas coronarían la coyuntura, espetándole a Bush que él no mandaba solo allá, y menos de una manera tan loca, y que se fuera a lavar ese paltó como pienso que se complementaría aquel abrupto silencio tan poco oportuno-. Han afirmado los demócratas también, que ya Bush no controla la agenda nacional y menos en cuanto a la situación en Irak. Y han llegado hasta el extremo de decir, como lo vociferara el mismísimo Jim Webb, senador elegido para responderle su reciente pobre mensaje al Congreso sobre el estado de la Unión, que: "El presidente nos llevó a esta guerra temerariamente. Ahora como nación somos rehenes del caos previsible y previsto que ha sobrevenido". Eso me pareció tumbagobierno, sumándole también los súbitos arrechuchos que generara, tanto en la gobernadora de Luisiana como en el alcalde de Nueva Orleáns, la omisión que hiciera de la tragedia del Katrina.

El atolondrado de Bush, como resulta entonces tan groseramente lógico, está de capa caída, tan bajo en las encuestas como lo estuviera el defenestrado Nixon la víspera, pero además de eso, el propio Estados Unidos ha deteriorado mucho (y continúa deteriorando) su imagen a nivel internacional. De acuerdo a la historiografía vese casi como imposible que pudiera cometer una estupidez más sin morir en el intento. Si llegare a cometerla, ¡vaya usted a saber qué será de los pobres terrícolas ante tanto arsenal nuclear acumulado por años, y cuántos!

Pero lo cierto del caso, como decía La Topoya, es que Bush está acorralado por las propias circunstancias que él mismo creara. Y a los estadounidenses que votaran por él, habrá que cargarles alguito también, incluso a los hispanos quienes no todos al parecer están resteados con los demócratas. Tantos años vividos por Bush -claro, en unas condiciones morales tan insalubres y quizás por padecer sin saberlo de una seria avería en el “sulcus posterior superior temporal” cerebral- para terminar al borde de ser casi un silvestre renegado. No sería descabellado pensar en su juzgamiento por genocida, aunque sea por el tribunal justiciero de toda la humanidad. Es un límpido espejo para verse. No se crean, es difícil que pueda concebirse un acto más cruel e inmoral en el mundo que la invasión a Irak y el subsecuente genocidio, sobre todo por las razones tan asquerosas que seleccionara para perpetrarlo. Y tan ineficiente (para vergüenza de una competitividad tan cacareada) que hasta su paisano Chomsky habría de afirmar -con el tino que le caracteriza- que a Hitler le costaría mucho menos controlar a la Europa ocupada, que Bush a Irak, heroico pueblo al que todavía no controla luego de tres años, ¡y a qué costo económico! que es el único que por cierto duele allá. Y por eso resulta tan infausta la reciente desaparición de Kapuscinski, una referencia ética importante por ser considerado el más grande reportero habido, sobre todo en los penosos asuntos de guerra en aquella zona del mundo.

En fin, por todo es por lo que se me hiciera tan difícil llamar laberinto a eso donde se ha metido el “caballerito este”- ... Y es más, creo también que ya lo cogieron pa` loco…


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Raúl Betancourt López


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