"Venezuela no se doblegará"

"Venezuela va a luchar. Con Carta Democrática o sin Carta Democrática, Venezuela no se va a doblegar, y si nos pretenden acorralar, vamos a pelear de frente, que lo sepa el mundo entero, Venezuela no se va a entregar, no se va a arrodillar, y vamos a luchar con las mismas fuerzas que hemos luchado contra golpes, contragolpes, contra todo tipo de intervencionismo durante 17 años". Con esta afirmación, pronunciada por el Presidente Nicolás Maduro, hijo que Chávez, en la recién finalizada VII Cumbre de la Asociación de Estados del Caribe (AEC), que expresa la decisión inquebrantable de la gran mayoría del pueblo venezolano, he decidido iniciar el artículo de esta semana.

A los logros alcanzados por el Gobierno Bolivariano con el apoyo del Poder Popular organizado y consciente, encaminados a enfrentar la guerra económica y los intentos desestabilizadores de la oposición apátrida; se suman, en los últimos días, las importantes victorias internacionales alcanzadas por Venezuela en espacios como la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Asociación de Estados del Caribe (AEC).

En un escenario tan controversial como la OEA, instrumento del imperialismo, la diplomacia venezolana logró la aprobación de una Resolución en la que 34 países miembros de ese organismo expresaron su apoyo al proceso de diálogo en nuestro país. Esto constituye, sin dudas, un reconocimiento al gobierno constitucional del Presidente Nicolás Maduro y de respaldo al estado de derecho, a la plena soberanía y a la democracia venezolana.

Pese a las maniobras del Sr. Almagro, actual Secretario General de la OEA, alineado sin tapujos con la oposición antipatria y sus aliados externos, la razón y el respeto a la soberanía y a la autodeterminación de nuestras naciones obtuvieron un nuevo triunfo.

Pena ajena da el Sr. Almagro, conocido por su zigzagueante carrera política, obsesionado en desacreditar y atacar a nuestro pueblo y al Presidente Maduro. No nos sorprende. Sus declaraciones poniendo en duda las garantías de las elecciones legislativas de diciembre de 2015 hicieron decir a Pepe Mujica, de quien fue su canciller: "Lamento el rumbo por el que enfilaste y lo sé irreversible, por eso ahora formalmente te digo adiós y me despido", consciente de que Almagro había abandonado de forma definitiva cualquier conexión con los procesos de emancipación continentales.

La obsesión del Sr. Almagro traspasó todos los límites cuando recientemente apeló a la Carta "Antidemocrática", atacando directamente a nuestro país en un gesto injerencista sin precedentes. En su calidad de Secretario General del organismo interamericano, Almagro abandonó descaradamente la supuesta neutralidad de su cargo, para ofender a nuestra Patria y al Presidente Maduro, inmiscuyéndose en asuntos que solo a nosotros los venezolanos y venezolanas nos corresponde resolver.

Es por eso que en La Habana, el pasado 4 de junio, los Jefes de Estado de los países miembros de la AEC reafirmaron lo dispuesto en la Proclama de la América Latina y el Caribe como Zona de Paz y apoyaron la iniciativa de los expresidentes José Luis Rodríguez Zapatero de España, Leonel Fernández de República Dominicana y Martín Torrijos de Panamá, para la reapertura de un diálogo efectivo entre gobierno y oposición, con el fin de encontrar alternativas que favorezcan la estabilidad política, el desarrollo social y la recuperación económica de nuestro país. Los países miembros de la AEC, dan así su apoyo a los esfuerzos de diálogo que ha venido promoviendo el gobierno legítimo de Venezuela, acompañado por la UNASUR.

El respaldo expresado a la Patria de Bolívar y Chávez en estos foros internacionales, representa una victoria indiscutible en momentos en que algunos pretenden hacer resonar los tambores de guerra en nuestro continente. Frente a los intentos de quienes prefieren poner en peligro la paz y la vida de nuestro pueblo, cuánto valor tiene que los estados de América Latina y el Caribe reivindiquen el acuerdo de Nuestra América como Zona de Paz, y llamen al respeto del derecho internacional y a la solución política y negociada de los conflictos. Todos tenemos el deber de anteponer a la política de la guerra una cultura de la paz, sustentada en la justicia y en la igualdad.

Los sagrados propósitos, las relaciones fraternas, y los intereses comunes que unen entre sí a las Repúblicas de esta América Latino Caribeña, son la base fundamental no sólo para garantizar la estabilidad de los Gobiernos que nuestros pueblos se han dado, sino la soberanía y, digámoslo con Jorge Luis Borges, la perpetuidad de cada una de nuestras Patrias. En ese sentido, invoco las palabras de nuestro Comandante Supremo aquel histórico 2 de diciembre de 2011 al nacer la CELAC en Caracas: ¡O somos una Patria, o no seremos Patria! ¡O hacemos la única Patria Grande, o no habrá Patria para nadie en estas tierras!

A 39 meses del paso a la inmortalidad de nuestro líder histórico Hugo Chávez Frías, su legado, expresión de un pensamiento alimentado y fortalecido con la savia nutriente de nuestros Padres Libertadores, muestra su indiscutida vigencia y nos guía en el camino para "encarar todas las tormentas" y salir victoriosos. Hoy constatamos que la lucha de nuestro pueblo, que sigue liderando el Comandante Chávez, en pos de la unidad Latinoamericana y Caribeña, no ha sido en vano.

Chávez, el integrador mayor, continuó la senda de nuestro Padre Bolívar, nos preparó y nos dejó el compromiso de defender al precio que sea necesario la independencia, la paz, la soberanía, el derecho a la libre determinación y a la felicidad de todas y todos los venezolanos. No son tiempos de intervencionismos ni de injerencias, es tiempo de respeto. Nuestro sistema político, económico y social lo decidimos nosotros, los venezolanos.

Desde mi corazón bolivariano, desde mi corazón chavista, estoy seguro que nuestro pueblo no se dejará arrebatar lo alcanzado en estos años de Revolución. Estoy seguro, que cada día tendremos más fortaleza moral y más conciencia, porque este proyecto revolucionario no es un plan coyuntural. Estoy convencido, compatriotas, de que éste es un proyecto histórico, es el gran proyecto de Miranda, que fue amasándose con los siglos; el gran proyecto de Bolívar, de Sucre, de Zamora, de Simón Rodríguez, de Chávez, de todos ellos. Un gran proyecto histórico que llegó para quedarse, y que a nosotros corresponde llevarlo al punto de no retorno.

Cuando hace 39 meses nuestro pueblo sembró a su Comandante Eterno, consciente de que su ejemplo y su legado imperecederos continuarían guiándonos en el camino, adquirimos el enorme compromiso de convertir esa semilla en millones de árboles fecundos de solidaridad, de amor, de luchas, de entrega, de lealtad, de unión.

Todas y todos los venezolanos que, de cuerpo y alma, compartamos la impostergable necesidad histórica de dejarles a nuestros herederos una patria verdaderamente socialista, debemos convertirnos, definitivamente, en combatientes incansables en esta batalla por la paz y por la vida. Mucho se ha hecho y falta aún mucho más por hacer, pero convenzámonos de algo que tenemos por cierto: Hace 17 años aquí izamos las velas hacia la costa de la felicidad compartida; no permitamos que nada ni nadie desvíe nuestro rumbo…

Junto a todos los seres humanos de buena voluntad que en el mundo nos acompañan, junto a los gobiernos dignos del continente, junto a los pueblos irredentos que luchan por un mundo mejor y posible, vamos a seguir construyendo la Patria de nuestros hijos e hijas, de nuestros nietos y nietas, de todas nuestras futuras generaciones; la Patria grande que soñó Bolívar, la Patria latinoamericana y caribeña. Con Chávez iluminando nuestro camino, seguimos en batalla hacia nuevas victorias.

¡Viva nuestro pueblo!

¡Viva la Patria Latinocaribeña!

¡Venceremos!

Barinas, 5 de junio de 2016.

 

 



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Adán Chávez Frías


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