Nuevo intento de organizar una revolución de colores en Ecuador

El Presidente de Ecuador, Rafael Correa, está sonando la alarma. El país podría enfrentar otro intento de golpe de estado. Existen evidencias sólidas que soportan esta denuncia. En su intervención semanal hacia el país, el Presidente Correa señaló que las protestas en Ecuador estaban siendo montadas por los enemigos de la "Revolución Ciudadana" en tanto la oposición implementaba la estrategia del desgaste.

De acuerdo con el Presidente Correa, los partidos y organizaciones financiados por establecimientos internacionales están sujetos a la influencia de la Agencia Central de Inteligencia, la cual hace lo mejor que puede para crear hervideros de caos y violencia que impidan las actividades creadoras del gobierno. A menudo cuando Correa se dirige al pueblo, entrega detalles acerca de la táctica del "cambio suave de gobierno" aplicada por Washington en América Latina. Según el presidente, existe un plan de cinco etapas para desestabilizar Ecuador.

*Primero*: Ablandamiento de la población lanzado a través de los medios de comunicación de masas que actúan como voceros informales de partidos políticos de oposición. Su misión consiste en fomentar el descontento de la población para luego señalar el dedo acusador contra el gobierno como el principal culpable.

*Segundo*: La oposición tratará de desprestigiar al gobierno como ilegal y que actúa contra los intereses del pueblo. Con el objeto de convencer de esto al pueblo, lanzarán una intensiva campaña propagandística acompañada de miles de publicaciones sesgadas, divulgación de documentos analíticos falsos y difundiendo información supuestamente recibida de "fuentes confiables". También emplearán las redes sociales.

*Tercero*: Las fuerzas que están contra el gobierno estimularán las protestas callejeras mediante manifestaciones. No importa la cantidad de manifestantes que aparezcan en las calles. Los medios vasallos destacarán los eventos siguiendo órdenes para convencer al mundo que Ecuador es un país destrozado por los conflictos.

*Cuarto*: La oposición utilizará diferentes métodos no violentos recomendados por Gene Sharp para derribar al gobierno. Eso es algo que han estado intentando en Venezuela y Argentina.

*Quinto*: La oposición golpeará las bases del poder. Asaltarán edificios gubernamentales, promoverá la agitación callejera, provocará el descontento entre los militares, etc. La CIA sabe cómo hacer todo esto.

Se hará todo lo que sea necesario para que el presidente se vaya.

Rafael Correa no oculta el hecho que él tiene a diario que enfrentar esas fuerzas hostiles. A pesar de eso, la "revolución ciudadana" tiene muchos más seguidores que el movimiento opositor. Correa advirtió a los conspiradores que cualquier intento de montar una "revolución de colores" sería rechazado. Al mismo tiempo, ofreció el diálogo sobre los temas más candentes.

Rafael Correa no se inclina por tomar medidas unilateralmente. Todas las decisiones significativas son tomadas a través de referéndums y consultas populares a través de toda la nación.

Esta vez, el gobierno no se esforzó lo suficiente por explicar el nuevo impuesto que el Presidente Correa presentó a la Asamblea Nacional –que cuenta con mayoría gubernamental—el cual apunta hacia gravar con nuevos impuestos a la herencia y al valor agregado. Se equivocó al pensar que la oposición no iba a utilizar esto como pretexto para lanzar protestas, puesto que las medidas solo afectarían solamente al dos por ciento de la población.

De manera permanente la oposición se está quejando por la censura de parte del gobierno, pero esta vez el potencial de los oligarcas que controlan los grandes medios de comunicación de masas fue subestimado. De manera inesperada, muchos elementos de las capas medias se sumaron a las protestas que se prolongaron por dos semanas, bajo consignas como "Ecuador no es Venezuela". Hubo llamados para poner fin a las reformas sociales y a la renuncia de Correa. Con el objeto de normalizar la situación, el Presidente Correa decidió suspender las reformas y sostener consultas con los dirigentes de oposición. Correa quiso asegurar la paz antes de la llegada del Papa Francisco. La oposición ignoró el llamado del presidente diciendo que él estaba tratando de ganar tiempo. Las protestas continuaron. La oposición está al servicio de las clases oligárquicas. Incitada por los medios de la derecha, es muy difícil que se comporte de otra manera. En vista del aumento de las tensiones, el Presidente Correa y su gobierno decidió el 25 de junio pasado declarar el diálogo nacional sobre la igualdad y la justicia social. Se esperaba que el diálogo se prolongara durante tres meses para discutir qué reformas necesita el país para cumplir con las aspiraciones de la mayoría de los ecuatorianos. La misión consiste en la creación de una sociedad donde el bien común prevalezca sobre el interés individual. Luchar contra la desigualdad y preservar la paz en el país. Estas son las metas de la política adoptada por el gobierno de Correa.

En realidad, el diálogo fue rechazado por la oposición. A comienzos del mes de junio, se realizaron protestas en Quito, Guayaquil, Cuenca y otras ciudades acompañadas de violencia y desórdenes masivos. Docenas de provocadores desataron las tensiones.

Hubo gente bajo la influencia del alcohol y de las drogas y algunos manifestantes estaban armados de cabillas, espadas y manoplas.

La policía tuvo dificultades para controlar a los manifestantes cuando trataron de avanzar hacia la sede presidencial, el Palacio Carondelet. En todo caso y pesar de todas las provocaciones, no hubo un uso excesivo de la fuerza contra los manifestantes, mientras que por lo menos una docena de policías fueron hospitalizados gravemente heridos. Los seguidores de Rafael Corres se concentraron en las cercanías del palacio presidencial creando una muralla humana en la vía de los provocadores.

Dirigiéndose al pueblo desde el balcón presidencial, Correa advirtió sobre los planes de los dirigentes de la oposición que deseaban desestabilizar el país organizando una marcha sobre Quito.

Señaló el presidente que él estaba preparado para defender la "revolución ciudadana" sin tener que recurrir a la violencia y dirigir la nación en paz y democracia. Por otra parte, Correa confirmó su decisión de postularse para la reelección el año 2017. Ofreció a la oposición realizar un referéndum para comprobar si el pueblo confiaba en él. Correa mantiene su popularidad, es por eso que la oposición quiere derrocarlo con la ayuda de una "revolución de colores" y un "maidán" en vez del voto popular. Bajo estas circunstancias, la Agencia Central de Inteligencia y la Agencia Nacional de Seguridad han intensificado sus actividades. Mario Pazmiño, ex jefe de la inteligencia militar y el coronel retirado César Carrión, son con frecuencia mencionados como las personas que operan como funcionarios de enlace entre la oposición radical y los servicios especiales norteamericanos.

Las instituciones policiales de Ecuador informaron que la oposición planeaba incluso cerrar las fronteras y bloquear los aeropuertos de Quito y Guayaquil. El Ministro del Interior, José Serrano, señaló que la oposición exacerbaba la situación en el país con el propósito de impedir la visita del Papa Francisco al país. Resulta dudoso que los dirigentes de oposición en un país católico planearan tal cosa por su cuenta. Sin duda alguna, la operación había sido planificada y preparada por la Agencia Central de Inteligencia. Los planes resultaron frustrados. El Papa Francisco indicó que él en ningún momento consideró suspender la visita. Los alcaldes de Quito y Guayaquil y el gobernador de la Provincia de Azuay son dirigentes de oposición bien conocidos y señalaron que la confrontación se reiniciaría cuando finalizara la visita papal el 8 de julio. Los poderosos oligarcas, los bancos, la Chevron, la HUMINT, la quinta columna dentro de las instituciones del estado, los dirigentes sindicales venales, las organizaciones indígenas y estudiantiles, están comprometidos en la conspiración. Muchas organizaciones no gubernamentales han intensificado sus actividades. La embajada de Estados Unidos en Quito trabaja sin descanso para implementar en Ecuador un escenario maidán.

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Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona



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Nil Nikandrov

Periodista y analista político escribiendo frecuentemente en la revista rusa internet Strategic Culture Foundation.

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