La justicia llega

Lluvia de tinta

Rosalito anda escondido. Sus bravuconadas fueron sólo de ratos. Sus rabietas las vomitó en medios, se envalentonó, llamó cobarde a Chávez y hasta lo retó. Palabras más palabras menos…, sólo palabras. Su madriguera, según lo sabuesos, está en Perú, ese mismo país que lo preside otro de su misma especie, quien años atrás también fue señalado por corrupto y ladrón.

Dinero maldito, maldito dinero…tanta ostentación: mansiones valoradas en millones de dólares, carros blindados aquilatados, arrogantes regalos, todo un modus vivendi chic, dandy, un reyzuelo con aquel séquito inescrutable de aduladores y salvajes mujeres olorosas a chanel nember five.

Su avaricia profanó los linderos normales del buen vivir, su afán desmedido por acumular riquezas soslayó un mandato popular de hacer una gestión social para los zulianos; exacerbó sus sentimientos de placer experimentando la excitante y pecaminosa acumulación desafiante de riquezas. Ahora, luego de una vida endiosada, el banquito de la justicia lo espera que más temprano que tarde llegará allí a rendir cuenta de donde un profesorcito rural, que de paso no ejerció, con una asignación muy modesta, pudo acumular un imperio ante los ojos de millones de personas que veían como este Tiburón de tierra se tragaba un estado que posee un gentilicio dicharachero y hospitalario que merece muchísimo más de sus gobernantes.

Por ese camino anda el Manuit, en Guárico. Otro más que prefirió enriquecerse que andar por los postulados éticos de un proyecto que cada día exige más y más de todos. La justicia, a veces tarda, pero llega. Cada día la justicia toma cuerpo y alma y esto servirá de ejemplo para una cuerda de sinvergüenza que ven el trabajo político como un fin lucrativo y no como una alta responsabilidad social, humana y espiritual.

La oposición hará la alharaca de siempre. Ya empezaron los curitas de la Conferencia Episcopal, sin vergüenzas y corruptos, generadores del mal, perdieron la brújula Divina y caminan con los ojos vendados al abismo del Seol…, allí los espera mandinga, ojalá rectifiquen porque se van a achicharronar. Toda una vida vivieron de los gobiernos indolentes y como ahora se les acabó el dulcito, andan chillando arrastrándose a los designios opositores. Ni hablar se la vocería opositora de rutina. Ya da pena, ya basta de sus mentiras y de sus engaños. Sólo los muy incautos, les creen sus cuentos. La gran mayoría, incluyendo los católicos, están de la mano del proyecto de transformación donde, poco a poco, la justicia tocará las puertas a quienes estén al margen de la ley, que al fin de cuenta es estar al margen del pueblo.


santanajerez@hotmail.com


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Santana Jerez Uzcátegui (*)


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