Con mis esquiroles no te metas / Anexo Valencia

Hace algunos años en medio de una fiesta en casa de unos conocidos, estando yo con mi familia en una amable conversación, alguien a quien ya no le puedo guardar afecto se levantó y sin razón alguna y me señaló la puerta de su casa y en alta voz me corrió. Palabras mas palabras menos me señalo el camino por donde debía transitar para salir de su espacio de control. Días después en la casa de mi madre lo volví a ver al sujeto sin tragos encima y sin olor a alcohol barato, me ofreció disculpas en privado. Solo me quedó comentarle que ofensas en público ameritan disculpas públicas.

La verdad es que en Valencia la de Venezuela se viene convirtiendo en un gran espectáculo de pequeños seres que como las moscas viven una metamorfosis completa, lo que significa que su desarrollo comprende cuatro etapas: huevo, larva, pupa y adulto. Si es que aquellos que hablaban de defender a los trabajadores hoy pasan y se transforman en unos abyectos de cortos y descafeinados discursos, donde con uno que otro argumento baladí y una que otra consigna descafeinada van intentando culpara a los trabajadores de las dificultades que tienen para vivir con míseros salarios, persecución y acoso laboral y amenazas que son dignas de un manual de la Gestapo.

Los pequeños esquiroles que en alguna ocasión que recurrían con vocabulario de pólvora generalmente mojada hoy son quienes señalan a quien se atreva a levantar la voz en una asamblea, en una reunión, en un cine. Recuerdo a Damaso a quien cariñosamente llamábamos "el gozón". Roger conocido como "el minejaja" y el Edgar G a quien le decíamos "la flecha veloz o mamaota". Es verdaderamente dramático verlos en actos acompañados de González Pad… tomando notas y fotografías de quienes asisten a una marcha, a una pequeña concentración, a una rueda de prensa y notar como unos días después comienzan los asistentes a recibir llamadas o son llamados a recursos humanos para "aclararles el panorama".

A la vuelta de los años vamos viendo como lo único que les interesaba era el poder, y como nunca cambiaron su piel totalitaria a cambio de poder hacer de la vida de un o una trabajadora un verdadero infierno, como van tomando números de placas de quien se acerca a la casa de alguien que llegó a tener una crítica severa o no tanto de la situación del país.

Van por aquí y por allá observando a quienes no opinen como ellos, son como mandaderos del diablo, y de nada vale la amistad de años ya que todo se reduce a la obediencia sin cortapisas de quien está en la punta de su pequeña pirámide. Los días van pasando y ya al igual que tantos otros se van haciendo viejos y como son reemplazados por algunos que luchan con uñas y dientes por ser informantes o mantener el filo del hacha del verdugo.

Pequeños seres cuya metamorfosis no fue para transformarse en una luminosa y colorida mariposa y si en una mosca ruidosa y repugnante. Deberemos verlos un tiempo más comiendo algo en descomposición. Yo los veo a lo lejos y voy a Valencia con bastante cuidado, los miro a lo lejos los cuatro reunidos y marcando a quien tienen que marcar, señalando a quien según ellos es enemigo del proceso y de la patria.

Mientras tanto voy leyendo un poema.

ALTA TRAICIÓN

No amo mi patria.

Su fulgor abstracto

es inasible.

Pero (aunque suene mal)

daría la vida

por diez lugares suyos,

cierta gente,

puertos, bosques de pinos,

fortalezas,

una ciudad deshecha,

gris, monstruosa,

varias figuras de su historia,

montañas

-y tres o cuatro ríos.

JOSÉ EMILIO PACHECO (Ciudad de México, 30 de junio de 1939 – 26 de enero de 2014)

Notas a pie de página: Alguien a quien estimo mucho tiene ahora la idea de que es un cazador de espías imperialistas, para él todos están bajo sospecha menos él, claro está. Ya superó la etapa cuando desde la izquierda se señalaba a cualquiera de ser agente de la DISIP. Ahora para este sujeto en cuestión todos y cada uno de los que defienden los DDHH son agentes imperiales o de las fuerzas oscuras de la reacción internacional. Cuando lo veo sondeo un poco su humor, generalmente es un tipo risueño pero su dedo flamígero va por ahí viendo enemigos hasta en la sopa. Hace algunos años me dijo " Nosotros provocamos la diáspora, pero se nos fue de las manos".



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Yuri Valecillo


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