La cultura popular tiene enemigos a montones

Decía Bolívar que "un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción", pero cuando un pueblo comienza a despertar culturalmente, sus medios por l los cuales logra tal fin, es motivo de ataque por las fuerzas oscuras, por quienes ostentan el poder. Recordemos cómo durante la época de la Inquisición muchas bibliotecas fueron quemadas por el imperio español y la iglesia católica, o si miramos más atrás el incendio de la Biblioteca de Alejandría en Egipto, o recientemente la quema de los patrimonios culturales en Irak, Siria, Libia, la destrucción de la Biblioteca de Linera (vicepresidente de Bolivia, por mencionar un personaje), las pérdidas materiales de algunos sitios históricos del país durante las guarimbas por parte de la oposición, en fin; son testimonios que indican que la cultura popular más que amigos tiene enemigos a montones, es una realidad que vivimos día a día en política, y la revolución Bolivariana en lo cultural, los que nos sentimos partidarios de los ideales del comandante Chávez, quien sentó las bases para hacer una verdadera revolución cultural, tenemos un gran compromiso con ella, aún estamos en deuda, ya que tenemos en nuestras filas dos frentes de combate: el primero, la presencia de una oposición golpista, proimperialista que le interesa que ese pueblo siga sumergido en la ignorancia, capaz de devastar los instrumentos que conduzcan a éste hacia la realización plena de una transformación cultural y de aniquilar a quien tome la batuta de conducir esa revolución cultural; mientras que el segundo frente, no menos terrible, es el que yace dentro de nuestras filas revolucionarias, quienes traicionan la causa revolucionaria, o cada día más se aleja de su espíritu libertario y desvía el timón de la revolución, en algunos casos se les cae la máscara, pero en otros casos se esconden en el clóset para vivir de ella, o están equivocados en su conducción.

En este sentido, parafraseando a Francisco Pacheco, la cultural popular no tiene amigos a montones, sino enemigos que se colean como los zorros, camaleones y algunos rojitos que son tan peligrosos porque se aprovechan de este momento histórico. Mérida representa hoy una ciudad herida y olvidada, sus principales líderes la han desvirtuado de lo que debe ser una verdadera revolución cultural. Por supuesto que no esperamos nada de su gobernador mucho menos de su alcalde, quienes abstraerse de lo que les corresponde en sus funciones en este ámbito, porque son enemigos la cultura. La Feria del Sol (un evento que se celebra durante las fiestas carnavalescas) perdió, desde hace muchos años, el concepto de lo que debe ser una tradición cultural; una fiesta popular que sirva de encuentro para propios, amigos, visitantes y turistas, para los niños, niñas, jóvenes y adultos; una expresión multitudinaria de sus artesanos, campesinos, hacedores la música, de la poesía, del canto; una concurrencia de festivales de voces infantiles, de música andina, recia, folklórica, boleros; una cita para la reeducación de nuestra música, del rescate de lo nuestro, de desaprender lo que nos ha inculcado la transculturización; que la elección de su reina surja de la votación por sus cualidades del conocimiento cultural y no político o por la representación de un color de partido; para que se concientice a la población a cuidar al medio ambiente, a amar a nuestros animales y no a disfrutar de un acto macabro como la muerte de un toro. Esto es cultura y todo lo que implique desaprender para transformar un modelo de concepción de la naturaleza, de la vida misma, en pro de todos los seres vivos, es una revolución cultural; ya que el arte, la cultura, es vida, es la fuente que la ilumina el proceso revolucionario, para cristalizar el proyecto Bolivariano. Este tipo de evento como el que celebra los merideños se puede festejar con los menores recursos posibles; pero es más fácil realizar gastos inimaginables eligiendo día reinas y haciendo dos desfiles (la de la oposición y la bolivariana), preparando corridas de toros, trayendo artistas otras partes, entre otros actos, más con fines lucrativos que con fines culturales, más con propósitos mercantilistas que educativos, más con ideas anticulturales que revolucionarias. Además será difícil realizar un evento cultural de gran envergadura si existe un ambiente desarmónico: vertederos de basura en cada esquina de la ciudad, cortes de luz constantes no planificados, fallas de servicio de agua, internet, gas, gasolina y transporte público.

Volvimos a la Mérida primitiva, aún hay gente que cree que con los adecos se vive mejor, pero también hay quienes piensan que hay aplaudir a los rojos porque lo están haciendo bien y esto es más grave. Por ejemplo, al presidente del Consejo Legislativo del estado Mérida, hay que decirle que se debe dedicar a sus funciones como legislador y no atender competencias que son del alcalde. La Feria del Sol no es una atribución del CLEM ¿Hasta cuándo se les sigue quitando competencias a las principales autoridades de la ciudad y del estado? En todo caso, si lo asumes hazlo con criterio de revolucionario y no como en este caso contribuyendo más al deterioro de la cultura del estado Mérida, sin dejar de considerar que hay prioridades más importantes, vitales, emergentes, puntuales, que merecen ser atendidas el estado, como las fallas del sistema eléctrico, por decir lo menos. Cuestionó, igualmente, que el CLEM (un órgano que fue elegido por las bases chavistas) le haga fiesta a los periodistas de la ciudad cuando su secretario se ha hecho de esta revolución pero bajo la crítica pura contra todo lo que significa el proyecto Bolivariano. Con los dedos podemos contar los periodistas comprometidos con el proceso en el estado Mérida, y venir a darle una fiesta a su secretario y directiva es un acto reprochable. Ya basta de tanto entreguismo, permisividad y de deslealtad. La lealtad no es sólo ser leal a Maduro y a Chávez, sino también al pueblo que hasta ahora ha resistido la guerra económica, la guerra psicológica de los medios de comunicación, la ofensiva que libramos por una verdadera revolución y educación cultural. El trabajo político realizado en cada pueblito lo hicimos colocando un granito de arena para lograr esta batalla y, en el caso específico de Mérida el CLEM, fuer un triunfo de los leales al proceso y al pueblo mismo, lo cual nos costó luego de los desaciertos del anterior gobernador. El compromiso no es con el sistema capitalista es con la revolución. Necesario es definir el socialismo que queremos, lo decía el Ché. Y Chávez nos manifestó que "no se puede tener un partido revolucionario sin hombres y mujeres revolucionarios, sin una militancia activa, crítica, auténtica, comprometida, leal, disciplinada y sólida, sin una teoría e ideología revolucionaria". De la educación cultural dependerá el ciudadano que se forme para el mañana y el país que tendremos en el futuro, porque un pueblo culto es un pueblo libre; un pueblo instruido a la ligera, es un pueblo ingobernable y un pueblo ignorante es un pueblo esclavo.



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Esmeralda García Ramírez

Licenciada en Administración Articulista

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