La valerosa sultana del Picacho

Nirgua, es una ciudad del Estado Yaracuy, ubicada en la Cordillera del Interior en Venezuela, fue fundada en 1624 y funciona como la capital del municipio homónimo.

La zona de Nirgua constituía un punto de relevante importancia dentro de la geografía de los siglos XVI y XVII: era un enlace entre El Tocuyo, Nueva Segovia de Barquisimeto y otras poblaciones del centro como Nueva Valencia del Rey, San Sebastián de los Reyes y Santiago de León de Caracas.

El caso de Nirgua trajo entre los colonos un gran descontento, pues las drásticas medidas económicas para salvar las minas de Buría causaron gran malestar entre los vecinos. Muchos problemas se suscitaron antes de consolidar la fundación de la ciudad de Nirgua: El gobernador Juan de Villegas, tratando de erradicar la costumbre de los alemanes llegados con los Welser, de emprender expediciones hacia tierras muy lejanas, desatendiendo el asentamiento en zonas más accesibles y cercanas, resolvió enviar en 1.551 a Damián del Barrio, uno de los fundadores de El Tocuyo, para que recorriera la región de Nirgua con el fin de establecer allí un poblado; éste descubrió las famosas minas de oro de Buría y fundó allí el Real de San Felipe de Buría, pero la insurrección del Negro Miguel obligó a los mineros a retirarse hacia Barquisimeto, perdiéndose el recuerdo de las minas.

Es por ello, la sublevación indígena que se sucede a comienzos del siglo XVII constituyó un motivo de preocupación para las autoridades y hasta para el rey; este alzamiento de los indios obstaculizaba la normal explotación de las minas de oro y cobre que desde hacía ya algún tiempo se venía realizando con el mayor éxito; los grupos de indios nirvas y jiraharas asaltaban y robaban a los agricultores, ganaderos y mineros de los contornos e impedían el traslado de los minerales preciosos, lo cual causaba serios descalabros a las finanzas, tanto particulares como de la Corona.

Juan de Villegas funda la ciudad de Nueva Segovia en 1.552 en las Vegas de Buría, en sitio cercano a la confluencia de los ríos Buría y Barquisimeto o Turbio; trasladada la Nueva Segovia primero al valle de las Damas, en 1.562 y luego a la altiplanicie del río Barquisimeto, en 1.563, hubo varios ensayos para repoblar la región de Buría.

Esta villa existió hasta 1.568 y quedó establecida en el propio Real de las Minas de oro; como no había espacio para su desarrollo, fue trasladada a la parte superior del río Nirva o Nirgua y se llamó Nueva Jerez; los indios quemaron y arrasaron este pueblo hacia finales del siglo XVI; desaparecida la Nueva Jerez los indios nirvas y jiraharas atacaron repetidamente el Real de Minas, el cual estaba defendido por soldados, mientras los negros esclavos trabajaban en su explotación.

el capitán Alonso Sánchez de Oviedo entró muchas veces a la provincia de Nirgua, para castigar a los indios jiraharas, quienes atacaban a todos aquellos que se aventuraban a transitar el camino entre Nueva Segovia, Nueva Valencia del Rey y Santiago de León de Caracas, bajando de la serranía de Nirgua para atropellar a los viajeros; el capitán barquisimetano Pedro del Castillo, en 1.602, ejerce el cargo de Justicia Mayor de la Villa de Londres o Real de San Felipe de Londres, fundada hacía poco tiempo en la misma región Buría-Nirgua; el gobernador Sancho de Alquiza se interesó por reanudar la explotación de las minas de oro de Buría, para lo cual designó al capitán Garci González de Silva a fin de que sometiera a los indios y estableciera un poblado y el 25 de septiembre de 1.609 fundó a Santa Ana de Alquiza, conocida como el Real de Santa Ana; sin embargo, continuaron los ataques de los indios y en 2 oportunidades se enfrentaron a los hombres que, bajo el mando de Garci González de Silva, trasladaban oro de las minas hacia Caracas; después de encarnizadas luchas.

El capitán Juan de Meneses y Padilla logra, el 25 de enero de 1.628, fundar la villa de Nuestra Señora de la Victoria del Prado de Talavera, que con el tiempo vuelve a retomar su antiguo nombre indígena de Nirgua y que marca el final de los ataques Aborígenes, pues ya para ese momento las minas habían sido abandonadas; los indios aprovecharon el retiro de los españoles para tapar las bocas de la mina con el desvío de las aguas del río, logrando crear un gran pozo, disimulando así las entradas de la misma.

Nirgua, además de ser una tierra de luchadores, huésped de la resistencia indígena más larga de la época, fue una ciudad que inspiró a otras poblaciones a fundarse. Hay historiadores que han realizado su trabajo de investigación y han llegado a la conclusión de que para fundar a Nirgua definitivamente acontecieron diversos enfrentamientos con los pobladores del lugar, en esa oportunidad surgieron muchos pueblos, los mismos desaparecieron por la furia de los Jiraharas, hasta desaparecer ellos mismos.

En la actualidad nirgua es conocida como la Sultana del Picacho, esta pequeña población del estado Yaracuy, se ha convertido en el lugar predilecto para los amantes del Parapente.

Quienes visitan esta ciudad, bordeada de hermosas e imponentes montañas, acuden buscando descansar y alejarse del bullicio característico de las congestionadas urbes venezolanas. Sin embargo, son muchos los turistas que han conseguido vivir la aventura de lanzarse al vacío atados a una hermosa cometa desde los cerros de Nirgua.

Como regalo adicional las panorámicas son inigualables, las extensas plantaciones agrícolas que existen a lo largo y ancho de este valle le imprimen una belleza única al paisaje.

Como lo expresa nuestra misma letra del hermoso himno de nuestra querida ciudad “Tentado por la cima ascendí a la montaña Admiré la acuarela silvestre de mi tierra Y me dije mil veces: ¡que heredad más hermosa podrá aspirar un hijo que ver donde nació!”

Nuestra mágica ciudad descansa plácidamente al pie del macizo del cerro del picacho, su luz, su verdor y su gente forman parte de este lindo lugar, con diversos sitios turísticos y balnearios, dicen que quienes se bañan con sus aguas nunca se van de esta ciudad. La naranja y el café son los principales cultivos sin dejar a un lado la caña para endulzar los labios que la nombran siendo nuestro principal gentilicio el hecho de ser nirgueño.

 

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José Gómez Pinto


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