Insurgencia contra la zulianidad colonizadora y dominante

No se trata simplemente de una frase, de esas que escuchamos – y gritamos- en muchas marchas durante los tiempos de resistencia y sublevación estudiantil de los años 80 y 90 del pasado Siglo XX. Se trata de un llamado de atención, para quienes en el Zulia dicen ser militantes de la Revolución Bolivariana que encabezó el propio Chávez.

Se avecina, este 28 de enero, el inicio de la Semana de la Zulianidad, que fue instaurada como un mecanismo ritual de dominación durante el Gobierno de Manuel Rosales, máximo representante de la oposición política regional al Proyecto Bolivariano. La selección de esa fecha no es un acto casual. Representa la máxima acción de la elite maracaibera – ligada al control de la tierra, la actividad comercial y al uso de los símbolos de poder- en la 1era mitad del siglo XIX (1821) para conservar los privilegios comerciales – y por lo tanto apropiadores- a través del uso del Puerto de Maracaibo.

Hay que hacer un poco de historia para entender esto. Cuando a principio del siglo XIX, se inicia la sublevación de mantuanos y de los grupos subalternizados (afrodescendientes, zambos, mulatos, indígenas, mujeres) contra el orden colonial, la elite de la Provincia de Maracaibo, al igual que la elite de Coro, decidió no incorporarse al llamado. Las motivaciones estaban asociadas a las competencias y apetencias de poder, entre las elites mantuanas de Caracas y la Zona Central del país y las de las elites de Maracaibo.

La ciudad de Maracaibo, se había convertido a través de su puerto, en una pujante ciudad, articulada – a través del contrabando- y de los resquicios legales derivados de las Reformas Borbónicas, con la economía-mundo. Mercancías iban y venían desde Maracaibo hasta los puertos de Veracruz, Portobello, Cartagena de Indias, La Habana, Hamburgo, Cádiz, enriqueciendo y fortaleciendo a los grupos propietarios ligados a la actividad agrícola y ganadera en la Provincia de Maracaibo.

Entre 1810 y 1821, este puerto mantuvo una actividad casi ininterrumpida con los puertos españoles, sirviendo de base a la actividad comercial con España y siendo distinguida por eso con el título de “Muy Noble y Leal”, que aún porta en su Escudo el Cabildo de la ciudad de Maracaibo. Esa “muy noble y leal” ciudad, junto a su elite se mantuvo alejada del proceso de ruptura revolucionaria encabezado por Bolívar. Y decimos esa elite, pues seguro estamos que los grupos subalternizados y explotados, se alinearon con el proceso de independencia y fueron reprimidos e invisibilizados de la historia “oficial” por eso.

En 1821, ante la inevitabilidad de la derrota, esa elite anti-revolucionaria, a través de un acto puramente tránsfuga se “vuelve revolucionario”, tal como hemos visto volverse “revolucionarios” a muchos adecos y copeyanos desde que Chávez llegó al poder en 1998. En todo proceso de ruptura histórica, de transición (cambio de régimen político) suceden acciones como está, pero en el caso de Maracaibo, esa elite anti-bolivariana, pro-imperialista, decidió actuar para proteger sus intereses comerciales y se pronunció a favor de la incorporación al Proceso de Independencia, bajo la promesa de conservar sus derechos comerciales intactos. Eso fue lo que sucedió el 28 de enero de 1821.

Habría que preguntarse: ¿Es ese acto tránsfugo el que celebramos? ¿Festejamos la “heroicidad” de una elite interesada y anti-patriótica?¿Dónde queda el compromiso asumido por el Gobierno Nacional Bolivariano con una historia de los colectivos? ¿Están presentes los colectivos organizados a través de los Consejos Comunales, los Consejos de Estudiantes y Trabajadores, las mesas técnicas de agua, energía, tierra en las celebraciones?¿Desde las Escuelas se reflexiona sobre el verdadero significado del proceso de 1821? Creo que la respuesta es sí, sí, no, no y no, respectivamente a las preguntas formuladas. Eso da un balance desastroso desde el punto de vista paradigmático, conceptual e historiográfico para el Gobierno que dirige Arias Cárdenas.

El llamado es a “romper” con el mantenimiento de formas de dominación cultural, de dominación simbólica presente en una interpretación neopositivista de la historia y de los procesos históricos, donde surge es el protagonismo de las elites y los “héroes” y no aparecen las comunidades. Mantener esa Semana de la Zulianidad, a través de actos del Gobierno Regional y sus instituciones (Consejo Legislativo, Acervo Histórico, Secretaria de Cultura y Educación, entre otras) en franca “armonía” con la Academia de la Historia del Zulia (AHZ) es un acto nada coincidente con la matriz impulsada desde el Ministerio del Poder Popular para la Cultura y que se refleja en las acciones del Centro Nacional de Historia (CNH) y el Archivo General de La Nación, por la democratización de la memoria colectiva de los venezolanos.

Es un debate que debe darse, sin falsas posturas y posiciones conservadoras. Imagino reaccionarán más de alguna personalidad, defendiendo esa Semana (y atacándome por anti-zuliano y falto de amor regional), pero en realidad hagamos un ejercicio sencillo para “develar” la manipulación: pregunten a cualquier maracaibero, a cualquier cabimero, cualquiera de Bobures o Paraguaipoa, porqué se celebra la Semana de la Zulianidad a partir de ese momento y nos daremos cuenta cómo funcionan los mecanismos de dominación cultural. No sabrán responder, pero “reproducen” el esquema heroico, regionalista – y secesionista- que está implícito en la organización de la Semana.

El llamado es para Magdelys Valbuena, Presidenta del CLEZ, a mi amigo Eduardo Labrador, Vice-Presidente del CLEZ, a mi compañero en la Universidad Omer Muñoz, a mí también compañero Antonio Castejón, Secretario de Educación, a mis amigas que lo acompañan Bienvenida Romero y Flor Cristalino, a mi compañera del Departamento de Historia y Directora del Acervo Histórico del Estado Zulia, Ligia Berbesí, la Directora de Turismo, entre otros para que discutamos y redefinamos conceptual y paradigmáticamente lo que hacemos. Estoy seguro, que compartirán conmigo estas preocupaciones desde la praxis revolucionaria.

De otra manera, estaremos reforzando las formas de control y dominación cultural que han ejercido las elites propietarias en el Zulia. Es el compromiso con una Historia Popular y Colectiva, tal como lo hizo el Comandante Chávez.

Pensemos desde una epistemología desde el Sur insurgente y revolucionaria.



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Juan E. Romero

Dr. Mgs. DEA. Historiador e Investigador. Universidad del Zulia

 juane1208@gmail.com

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