Este artículo es la segunda entrega sobre el tema de la Banca Comunal con poder de crear dinero en el mismo acto del otorgamiento del crédito, tarea fundamental a desarrollar y activar cuanto antes para dejar atrás de manera definitiva el actual sombrío panorama económico financiero que vive la inmensa mayoría de la población venezolana.
La primera entrega tenía por título "Nuestra salida a la crisis económica y financiera que vive el país", pero por error de este autor al enviarlo a Aporrea, fue publicada con el nombre de El Secreto del Ponche Crema. Si usted no lo leyó porque este título le pareció un contenido fuera de contexto, en un sitio web de contenidos políticos todavía muy lejos de la navidad, no invitaba a entrar en su link. O quizás usted no pudo acceder por el bloqueo total, parcial e intermitente que sufre la página web de Aporrea, recomiendo que antes de continuar lea primero el artículo publicado en el siguiente link https://www.aporrea.org/actualidad/a344774.html.
Antes de entrar en la materia, informo que fui víctima de una intrusión indebida a través de la red internet en mi equipo de computación, evento que tras el daño causado por el hackeo, previsto pero no esperado en ese momento, retrasó más de una semana la publicación de esta segunda entrega sobre la necesidad de una banca comunal emergente con poder real para crear dinero mediante el crédito.
El texto del artículo publicado como El Secreto del Ponche Crema, es la primera entrega de introducción al tema sobre la necesidad de contar con una banca comunal con poder real de creación de dinero mediante el crédito, como única manera todavía al alcance de las autoridades del país para resolver la crisis económica y financiera venezolana, un privilegio que tienen el BCV, la banca privada y banca pública.
La propuesta anterior es una solución concreta, real y práctica para superar los más de 10 años de crisis económica y financiera sin tener que acudir al endeudamiento externo, ni tampoco apelar al remate de industrias estatales o abrir las puertas a la libre explotación corporativa de nuestras riquezas naturales entregadas al "mejor" postor. La salida que aquí se presenta demanda un gran compromiso y esfuerzo conjunto con mucho trabajo a realizar por delante, pero es una tarea a nuestro completo alcance con un camino lleno de obstáculos no imposible superar. No es ninguna fantasía ni tampoco un sueño utópico.
Una banca comunal emergente creadora de dinero mediante el crédito puede crear los bolívares que sean necesarios para impulsar las transformaciones que demanda la nación. El financiamiento de la salida a la crisis actual sólo requiere bolívares, nuestra moneda nacional. Pocos países en el mundo son capaces de disponer de las divisas necesarias como las puede obtener Venezuela a través de sus grandes riquezas naturales. Es hora de cortar el chorro de dólares de PDVSA usado para simular defender el bolívar en el "mercado" de divisas, cuando desde hace años es evidente que la devaluación constante y acelerada del tipo de cambio, fuente principal de la hiperinflación actual, no se detiene así.
¿Por qué la banca comunal no es sólo una solución endógena burocráticamente ajustada al marco legal y constitucional del país, sino que su crecimiento y consolidación constituirían la mayor iniciativa de una manifestación política transformadora, exigida al máximo en todo su potencial tanto para dar muestra concreta de democracia participativa y protagónica del pueblo venezolano, como porque permite avanzar hacia la democratización y descentralización del poder real, que es el poder financiero?
La respuesta está en que una emergente banca comunal con poder de crear dinero en el mismo acto de otorgar el crédito, es lo único que en las actuales circunstancias económicas y financieras del país, puede atender la mayoría de los financiamientos productivos faltantes para despertar las fuerzas productivas que, desde hace ya mucho tiempo, duermen un profundo sueño a la espera del financiamiento que las despierte y ayude, sin ahogarlas bajo el peso de intereses usureros.
La actual banca privada y pública global por diseño persiguen intereses ajenos a las necesidades de los pueblos: privilegian los préstamos a las grandes compañías y corporaciones que cotizan en el mercado de valores; pero esas compañías y corporaciones, que "crecen" según el valor alcanzado por sus acciones en el mercado bursátil, no son precisamente las que sacarán a Venezuela del foso en que están la economía y finanzas del país.
Un pequeño banco comunal en cada comuna de las grandes, medianas y pequeñas ciudades, como también en las zonas rurales carentes de una entidad financiera que atienda y dé solución a sus necesidades de créditos para financiar sus proyectos productivos, nos hará pasar rápidamente de una economía rentista a una economía productiva diversa, apoyados en nuestros propios recursos materiales y créditos en nuestra moneda nacional, el bolívar. La confianza en la moneda no puede recuperarse sin una demostración de fuerza financiera y productiva como la que aquí se propone.
La concreción política de la creación de una banca comunal de este tipo para resolver los problemas del crecimiento y desarrollo económico nacional, no sólo está respaldada por experiencias concretas exitosas en Asia y Europa,(1) sino que en el caso de Venezuela la banca comunal emergente también serviría para culminar el proceso iniciado y todavía no cumplido de reparto del poder. En Venezuela, un país con una democracia participativa y protagónica constitucional todavía formal, el proceso de cambios ha tardado demasiado tiempo en avanzar y dar pasos desde lo formal hacia lo concreto real.
Es de esta manera como los venezolanos podemos quitarnos la camisa de fuerza de los lineamientos del Banco Mundial (BM) tras la experimentación con la participación popular durante la décadas de los 80 y 90, cuyos resultados fueron expuestos en 2003 en la publicación Mejoramiento de barrios marginales y participación – Lecciones de América Latina. (2)
Los datos obtenidos por el Proyecto del Consorcio Social Catuche implementado en la Parroquia La Pastora de Caracas, cuyos resultados integran la publicación del BM, pasaron a formar parte del modelo participativo establecido en la Constitución del 99, modelo impulsado por la Agenda del Milenio de la ONU, antesala de la actual insostenible y dañina Agenda 2030.
En la introducción del libro del BM la nota n°5 expone que se usan los conceptos de intermediación social y apoyo sociotécnico para señalar los servicios de intermediación entre la comunidad y otros actores del proyecto que dan asistencia técnica a las comunidades, y crear un enlace entre los procesos de participación comunitaria y exigencias técnicas y administrativas del proyecto. Pero con gran desparpajo termina con este anuncio:"La ingeniería social es otro término utilizado en la literatura que abarca este concepto".
Esa ingeniería social nos interroga lo siguiente: ¿adivinó el BM 20 años antes nuestro presente del covid 19, las IAs, la desglobalización y las guerras de destrucción masiva como la de Gaza para crear nuevos mercados inmobiliarios rentables?
Modelos de banca popular con éxito comprobado a emular
Entre los modelos exitosos de banca popular masiva se encuentran dos tipos de redes bancarias integradas por miles de pequeños bancos repartidos por toda la geografía de un país. El modelo más reciente de banca con poder de crear dinero en el acto de conceder el crédito es la banca pública municipal de China.
El estancamiento del desarrollo productivo en la China de Mao Zedong se debió principalmente a la existencia de un solo banco en el país, el Banco de China. Esta entidad financiera, con sucursales en provincias y comunas del país, fue insuficiente e inoperativa para dar solución financiera oportuna a las necesidades del desarrollo industrial de China.
Era totalmente imposible para un puñado de especialistas y burócratas públicos, por mucha voluntad y conocimientos que tuvieran, dar respuesta oportuna al conjunto de tareas que demanda el análisis de miles y miles de proyectos productivos industriales, agrícolas y de servicios. Esos proyectos en su mayoría se quedaron sin respuesta en una interminable lista de espera por financiamientos en un país gigantesco como China.
Además, el modelo de banca China escogida por la administración de Mao fue el un banco subordinado a la banca central privada de Occidente. Fue esta última quien no permitió el modelo expedito y funcional de banca que China y su revolución necesitaban. Esa banca necesaria masiva, no tutelada, independiente y con poder real de crear dinero en el momento del crédito, en la China de Mao no existió.
Por los resultados financieros, se deduce que los chinos durante el mandato de Mao no contaban con el Secreto del Ponche Crema de la banca privada, y dependían de una capitalización y organización financieras limitadas que impedían funcionar a plenitud al sistema económico, de forma parecida a lo que le sucede a la actual banca pública venezolana.
Mientras que en la China post-Mao, bajo el liderazgo de Deng Xiaoping, el nuevo líder chino visitó Japón en busca de ayuda entre los banqueros japoneses, quienes le enseñaron cómo construir el sistema financiero de China para desarrollar el país, secreto conocido y practicado en Japón para superar la recesión económica y destrucción del país sufridas durante la Segunda Guerra Mundial.
Una vez de regreso a China, Deng puso en marcha el Secreto del Ponche Crema aprendido en Japón, pero lo hizo en beneficio de la nación, sin consentir el abuso de ese privilegio por el sector financiero privado que caracteriza a casi todo Occidente y ha marcado la evolución del capitalismo hacia el estado de crisis perpetua en que vivimos: creó en su país una gigantesca red integrada por miles de pequeños bancos municipales.
Estos pequeños bancos en los municipios desde hace más de cuarenta años han dado financiamiento oportuno, directamente donde se necesita, creando todo el dinero necesario para emprender un sinfín de proyectos productivos locales, financiamientos que han permitido a China pasar de ser un país pobre tercermundista a convertirse en la primera potencia industrial del siglo XXI.
En Venezuela estamos igual que en la China de Mao: con una banca pública maniatada por las políticas financieras diseñadas por el banco central de los bancos centrales, el Banco de Pagos Internacionales de Basilea, entidad privada de dueños desconocidos que, por diversas vías y a través de la banca privada de los Estados nacionales, regula el sistema financiero occidental y controla a casi todos los bancos centrales del mundo.
El otro modelo de banca popular masiva y exitosa es la banca municipal de cajas de ahorro y préstamo de Alemania, una banca desinteresada,(4) propiedad de millones de socios ahorristas y cooperativistas de los municipios alemanes, que fue creada desde mediados del siglo XIX con la finalidad de financiar los proyectos productivos del municipio.
Por regla general, las ganancias obtenidas por estas entidades se deben invertir en otros proyectos productivos en el mismo municipio, además de contribuir con la ornamentación pública, infraestructura de áreas comunes y dar apoyo a proyectos sociales, recreativos y educativos locales, de acuerdo con las normas estatutarias y los acuerdos y convenios alcanzados con las entidades de la administración local.
La banca popular municipal de Alemania tiene una ventaja respecto a la banca pública popular municipal china: la alemana, por su origen estrictamente popular,(5) no padece la influencia y el peso de decisión del partido de gobierno que controla y maneja las instituciones del Estado, lo que deja abierta la posibilidad que una parte de los créditos otorgados no sean del todo justos, porque pueden ser dirigidos a satisfacer intereses de miembros del Estado, amistades, empresarios vinculados y familiares. Sólo la estricta aplicación de las normas anti corrupción en China, que incluye la pena de muerte, ha podido garantizar la eficacia de su sistema financiero.
No existen esos riesgos en la banca popular de las cajas de ahorro y cooperativas de crédito alemanas. De haber corrupción en el sector financiero alemán, ha de darse en el sector de ese sistema financiero que ha seguido dominado por el interés privado transnacional, el cual representa en torno al 20% del sistema de crédito.
Hoy la banca popular de China crea entre el 80% y el 95% del nuevo dinero,(3) lo que deja un margen entre el 20% y el 5% del dinero de nueva creación a la banca privada. Mientras que la banca popular alemana sola crea alrededor del 80% del dinero de nueva creación, en tanto que el otro 20% es creado entre la banca privada y pública nacional más el banco central alemán.
¿Qué es lo que hasta 2020 permitió a la industria de un país con menos de 90 millones de habitantes, Alemania, mantener una constante y creciente producción industrial que le permitió durante varias décadas ser el principal país exportador de productos industriales del mundo medido en volumen de exportaciones por habitante?
¿Por qué China, con 12 ó 13 veces más población que Alemania, con una creación de dinero de hasta el 95% en manos de la banca pública masiva del Estado chino, fue recién luego del Covid-19 y la paralización forzada de la industria de producción de bienes por los confinamientos y cierres de empresas por la pandemia (situación que interrumpió la cadena mundial de suministros de materias primas y componentes claves para la producción industrial) cuando pasó a superar a Alemania en el volumen total de exportaciones?
El principal motivo radica en que, aún cuando en Alemania en su Constitución no existe una disposición expresa que consagre la participación popular protagónica del pueblo en los asuntos públicos y de interés para la población, tal como lo consagra la Constitución de Venezuela, la banca popular de cajas de ahorro y cooperativas de crédito populares de los municipios alemanes fue creada por la gente común, los vecinos de los municipios alemanes, para dar respuesta a las necesidades locales, la falta de empleos e impulsar el desarrollo local.
La banca popular municipal alemana no surgió en búsqueda de lucro, enriquecimiento personal, grupal o corporativo, ni tampoco como medio de control y saqueo de la población alemana, como la banca de los países que construyeron sus sistemas bancarios según el modelo de la banca privada anglosajona y sionista, que controla los bancos centrales y ha sido impuesta luego a casi todo el resto del mundo: una banca de dinero sionista y usurera, que crea dinero en cada crédito, aunque la gente, incluidos los economistas, "especialistas" en finanzas y juristas, piensan que los créditos y préstamos se realizan utilizando dinero existente.
La banca popular alemana es una banca desinteresada, que cobra intereses no para extraer ganancias usureras, sino en relación con la creación de riqueza de las empresas que son financiadas con sus créditos. Esos intereses permiten al banco popular alemán obtener el dinero necesario para mantener sus empleados, su infraestructura, la renovación de equipos y tecnología, así como también atender el mejoramiento profesional de sus empleados y la política del Banco Central Europeo (BCE).(6)
En cualquier banca privada, lucrativa y usurera, el presidente del banco es un ser casi inalcanzable para un cliente de bajo ingreso y escasos recursos monetarios. Mientras que en la banca popular alemana el presidente del banco es un vecino, y conoce muy bien los problemas y necesidades que es necesario atender con nuevos financiamientos productivos, para poder mejorar y sostener el bienestar económico de la comunidad del municipio.
La política financiera consiste en dedicar la mayor parte del crédito (dinero de nueva creación) a proyectos productivos (de bienes y servicios) que incrementan el Producto Interno Bruto (PIB); política unida al criterio de dar preferencia a los proyectos más innovadores y que aporten nuevas tecnologías, criterios elementales sólidos para asegurar que la creación de dinero en los créditos no tengan un efecto inflacionario.
Estos criterios de los bancos populares alemanes chocan con la permanente concentración de la banca privada europea en el sector inmobiliario, que sirve para crear una interminable lista de deudores imposibilitados para conservar sus inmuebles, obligados a caer en las garras de la banca, cuando una inevitable crisis se genera por la concentración del crédito en el mero intercambio de activos existentes, sin nueva aportación alguna al PIB, para traer consigo la inflación junto con la incapacidad para cancelar la deuda e intereses de los créditos alegremente concedidos.
El Banco Internacional de Pagos (BIS), con sus normas de regulación "prudencial", favorece la concentración del crédito bancario en el sector inmobiliario para contribuir así a la concentración del parque de viviendas en manos de los financieros, convirtiendo a los ciudadanos en inquilinos de la banca o de las empresas inmobiliarias de los financieros, en el marco de la formación del nuevo poder mundial privado que pretende dirigir el mundo. Así se ve la íntima relación entre el sector financiero y el globalismo de los cara dura del Foro de Davos, quienes aseguraban en un vídeo que para 2030 "no tendrás nada y serás feliz" (you will own nothing and you will be happy).
¿Cómo hacen los bancos populares alemanes para mantener el flujo constante de dinero para financiar los proyectos necesarios que permitan al municipio y el país sostener en el tiempo un permanente desarrollo industrial y contribuir al crecimiento económico nacional?
Bueno, tal como lo dice el refrán popular criollo, aquí llegamos al llegadero. Ésta es la manera como lo hacen: los alemanes -como ya queda dicho- conocen de antaño y muy bien el Secreto Del Ponche Crema que hasta ahora, prácticamente en casi todo el mundo ha sido un secreto muy bien protegido. Un arte fraudulento que desde hace varios siglos manejaron para sí los banqueros privados, y que más tarde se convirtió en la manera universal de creación del dinero para la banca privada y pública de los Estados nacionales.
El nuevo dinero se crea de la nada, en un instante, con sólo anotar la cantidad del dinero de nueva creación a emitir en el mismo momento del otorgamiento del crédito, acto que procederá tras la firma del contrato de aceptación del "crédito".
Todo ese cuento narrativo de la teoría de la banca de reserva fraccionaria y la historieta que habla de los depósitos bancarios de los clientes que, según la narrativa más común, dice que los bancos recaban y acumulan depósitos de ahorros de sus clientes para luego prestarlos, no son otra cosa que productos de la fiebre tropical que cargan encima los grandes manipuladores financieros de este mundo.(7)
También es un cuento de camino el requisito obligatorio a cumplir por los banqueros de poseer un fuerte capital en metales preciosos y activos convertibles en divisas para poder abrir un banco; otra fantasía tropical más en un mundo contemporáneo donde el fraude contable y documental es un hecho cotidiano en todas partes.
Hay que tener en cuenta que en toda Latinoamérica los códigos penales exigen la concurrencia de cuatro requisitos para que exista el delito de estafa: el ánimo de lucro del estafador, el engaño al estafado, el error de éste, y la pérdida patrimonial del mismo.
Pues bien, si se tiene en cuenta que el deudor de la banca rara vez sabe que el banco no ha puesto nada en la operación de crédito o préstamo, sino que ha ejercido el privilegio del Ponche Crema aquí comentado, y que como deudor tantas veces comete el error de pagar la "deuda" del crédito y los intereses, en lugar de poner en duda el derecho a exigirlos dentro o fuera de los tribunales, es evidente que el crédito financiero bancario privado entra de lleno en ese tipo penal de la estafa.
A esto se puede añadir que las últimas definiciones jurisprudenciales de la usura, calificada como delito económico merecedor de severa sanción en el artículo 122 de la Constitución Bolivariana, solían entender que hay usura cuando se cobran intereses especialmente elevados, pero ¿cuan elevado es el tipo de interés que está cobrando el banco que nada ha puesto en la operación de préstamo o crédito? Estamos en el reino del cálculo infinitesimal, hermanos. (8)
Además, para el cliente, el contrato que firma ante el banco el solicitante de un crédito es un documento hecho con una letra tan pequeña que es casi imposible de leer, redactado con un lenguaje críptico incomprensible para una persona que, en ese momento, lo único que anhela es recibir el dinero de parte del banco lo antes posible.
En este instante trascendental para la vida financiera de un individuo cualquiera, el cliente (víctima) firmaría hasta su sentencia de muerte dominado por la alegría o necesidad del dinero, recibido tras haberse anotado en un cuaderno de contabilidad o tecleado en la pantalla de un ordenador los números del monto del crédito otorgado.
Mas, según Richard A. Verner, en Inglaterra el contrato del crédito en la práctica representa a un pagaré firmado por el cliente, de donde se deduce que éste no figura como solicitante de un préstamo al banco, sino al revés; el documento firmado se interpretaría como el de un inversionista privado que realiza un préstamo al banco, entidad que extiende un recibo con efecto similar a un pagaré, documento que el cliente firma por la suma de dinero que el banco le anotará en un libro aparte como depósito del cliente.
Lo anterior es un tema que los investigadores económicos y financieros podrían indagar en sus respectivos países, para comprobar el tipo de documento de aceptación del crédito bancario local y contrastarlo con la opinión de Verner sobre del contrato de la banca de Inglaterra, que éste lo interpreta como similar a un pagaré. ¿Si el Secreto del Ponche Crema es de uso universal, por qué el documento de aceptación del crédito tendría que ser diferente en cada país, excepto por el idioma de la redacción?
Fuera de las interrogantes anteriores que quedan pendiente, es importante destacar un poderosa razón por la que los bancos, cuando en el peor de los casos quiebran, siempre ganan, nunca pierden. En los créditos no pagados y dados como pérdida total, los bancos como mínimo se ganan entre el 30 o 40 % del dinero no pagado, pues pueden deducir o desgravar como "pérdidas" esos créditos fallidos (malos, impagados), reduciendo así sus obligaciones fiscales a pagar a la hacienda pública.
Además, los bancos disponen de prerrogativas de contabilidad especiales que les permiten equilibrar y cuadrar los números de sus balances en los libros contables, para presentarlos al respetable público y bolsas de valores sin que el Secreto del Ponche Crema salga a la luz y dañe su mediática reputación.
Como se puede apreciar, con esta manguanga presente en el negocio bancario donde la usura y la trampa o fraude legal son hechos cotidianos, ante una población no educada, sino amaestrada y esclavizada fundamentalmente por los intereses de los banqueros privados internacionales y nacionales, todo esto pasa desapercibido.
La población de la mayoría de los países, inocente e incapacitada para develar las conspiraciones de las fuerzas económicas y financieras depredadoras permanentes de sus vidas, permanece inmóvil e impotente, sin poderse explicar ni tampoco saber qué hacer, ante los hechos y cambios violentos que ocurren en sus vidas determinadas por una necesidad material siempre apremiante.
Lo anterior es evidente ante el manejo y control errático de la economía nacional por gobiernos dóciles, capturados, corruptos o incapacitados para agarrar el toro por los cachos y detener la crisis económica y financiera de la nación, poniendo en cintura a los responsables: la banca privada y la pública bajo control de la primera.
Ante las crisis económicas financieras, basta con poner en marcha el Secreto del Ponche Crema y crear dinero de la nada, atendiendo a las recomendaciones hechas para las distintas emisiones cuantitativas de dinero(9), científicamente estudiadas y diseñadas por Richard A. Werner (el inventor de la expansión cuantitativa o QE), para ejecutarlas atendiendo al tipo de crisis o momento bancario y financiero presente en un país.
Por ejemplo, ante una crisis bancaria causada por el exceso de crédito para la compra de activos financieros al alza, activos que más tarde sufren una caída violenta del precio y arrastran consigo a toda la banca y economía de un país, el banco central puede emitir todo el dinero que necesite para comprar toda la cartera crediticia morosa de los bancos y sanear sus estados financieros.
Con esta acción del banco central, la economía seguirá en marcha como si nada hubiera pasado, puesto que el dinero así movido entre el balance del Banco Central y los balances de los bancos no toca directamente la economía real sino que solamente restablece la capacidad de crédito perdida por los bancos como consecuencia de sus propios abusos.
Durante la crisis del sistema financiero en 2008 por causa de la deuda hipotecaria de la vivienda en EE.UU., la Reserva Federal habría podido crear todo el dinero necesario para socorrer al pueblo estadounidense que compró viviendas para su familia, y esa crisis no habría pasado de ser sólo un gran susto. Pero lo que hizo fue crear dinero para endeudar a la Administración Federal, y ésta, en lugar de socorrer a la gente, le dio el dinero a los bancos privados, quienes por un lado ejecutaron las hipotecas y dejaron bajo los puentes a millones de familias endeudadas, y por el otro pudieron renovar su actividad crediticia sin mayor contratiempo, pues había sido el banco central quien, usando el privilegio del Secreto del Ponche Crema, les había saneado los balances. (10)
Otro gran motivo de las crisis económicas y financieras de un país es la mera falta préstamos financieros para los proyectos productivos de las pequeñas y medianas industrias, pymes, entidades de producción que son las que verdaderamente generan empleo masivo en todos los países. Estas empresas además de crear el mayor empleo de una nación, contribuyen con la mayor parte del desarrollo y crecimiento de su producto interno bruto (PIB).
Muchas veces los gobiernos se paralizan siguiendo los consejos de los "expertos" locales en economía y finanzas públicas, quienes "argumentan" una urgente necesidad de varios cientos de millones de dólares para impulsar la economía del país, sumas de divisas que necesariamente han de conseguirse mediante préstamos o inversión extranjera directa, so pena de hacer imposible el crecimiento económico.
Este argumento, un mantra trillado y repetido una y otra vez por los economistas y especialistas financieros amaestrados en las universidades, academias y cátedras de economía y finanzas, responde al condicionamiento formativo recibido, o mejor dicho, a su amaestramiento como esclavos,(11) al servicio de los intereses de la oligarquía financiera global dirigida por los banqueros centrales privados.
Estos últimos se han encargado durante cientos de años de no permitir que el manejo del Secreto del Ponche Crema se haga popular, porque de lo contrario hace mucho tiempo habrían sido execrados del mundo financiero y negada su injerencia en las economías nacionales. El viento que sopla sobre los bancos anuncia que el mundo entero pronto se alzará, e impedirá a las familias banqueras manejar el dinero mundial, en adelante un dinero digital programable, para esclavizar a la restante todavía humanidad.
No hay que olvidar nunca lo que en La historia de la banca central y la esclavitud humana, su autor, Stephen Mitford Goodson, ex directivo del Banco de la Reserva de Sudafricana (SARB), tal como lo señala Tomislav Sunic en una de las reseñas publicadas en la última edición de su libro, presenta unos hechos en los que "fue un observador de primera mano del tráfico de información privilegiada".(12)
Goodson con su trascendente manera de describir la historia siguiendo durante varias épocas el curso de los hechos alrededor del dinero, los banqueros privados y la vida de una nación, demuestra que las crisis económicas de un país, con excepción de las causadas por catástrofes naturales reales y no las artificiales de hoy fabricadas por la geoingeniería climática de guerra, son producto de una planificación en la sombra dirigida por los banqueros centrales privados.
Las crisis económicas y financieras, incluidas las guerras, son diseñadas por la banca central privada e implementadas por la banca privada nacional con una banca pública controlada o al servicio de la primera, o con una banca pública maniatada legal y convenientemente, sin posibilidad de actuar por normativas que le impiden intervenir ante un colapso económico y financiero.
En el caso de la patria de Bolívar, se presenta el caso paradójico del Banco Central de Venezuela, un banco central independiente, sí, pero sólo independiente del gobierno nacional.
Para culminar con esta segunda entrega, destaco con suma importancia tener siempre presente que el plan del gobierno mundial quedó bien claro luego de la Operación Covid que sigue adelante. Además, sus promotores no han olvidado lo que Venezuela representa para ellos, en relación al suministro de recursos económicos disponibles en su territorio para la industria global en lo que resta del siglo XXI.
Desde la capital de la Tierra de Gracia
12 de octubre de 2025
Guayú De Falkón
guayudefalkón@riseup.net
Notas:
1. Ver el informe del Banco Mundial The East Asian Economic Miracle (1993), además de los abundantes datos en los artículos de Richard A. Werner (disponibles en internet) sobre la relación directa entre el desarrollo del crédito público y la rapidez del desarrollo económico.
2. Banco Mundial. Lineamientos para el desarrollo. Publicación: Mejoramiento de barrios marginales y participación – Lecciones de América Latina. 2003
https://openknowledge.worldbank.org/entities/publication/bec4e3a0-fb1e-5db5-8282-870236ba0f24
https://openknowledge.worldbank.org/bitstreams/25a3e5f4-4b0e-554e-831b-074ca01bbeca/download
3. Estos dos porcentajes distintos provienen de artículos de Richard A. Werner y una publicación del Banco Central de Australia, respectivamente.
4. De acuerdo con la ley y los estatutos de las entidades, las cooperativas bancarias y cajas de ahorros alemanas (Bankgenossenschaften y Sparkassen), centro de su sistema de banca desinteresada, son cada una de ellas una entidad independiente que limita su inversión crediticia según los términos del municipio al que sirve.
5. Alemania fue, poco después de mediados del siglo XIX y como consecuencia de la penuria económica resultante de malas cosechas sumadas a los trastornos de la Revolución de 1848, el país que originó el movimiento cooperativista, asociado al nombre de Raiffeisen que todavía distingue a una importante asociación de cooperativas, y fue quien incluyó al crédito creador de dinero entre las funciones esenciales de las cooperativas. Esto quiere decir que la sociedad alemana conoce al menos desde entonces el Secreto del Ponche Crema y disfruta por ello de sus beneficios.
6. El BCE está dirigido por la banca sionista privada, como se ve por el hecho de que casi todos sus presidentes han sido ex empleados de un mismo banco estadounidense. Ha hecho cuanto ha podido por llegar unos niveles de tipos de interés negativos justamente para acabar con la fuente de alimentación del sistema de crédito popular alemán, ahogado a la vez en obligaciones de presentar a su banco central, por decreto del BCE, enormes cantidades de documentación que no pueden ser atendidas por las pequeñas estructuras humanas y administrativas de las cooperativas de crédito y cajas de ahorro alemanas.
7. Recuérdese que Paul Samuelson, el economista más leído en las universidades de todo el mundo, ha defendido las tres teorías principales acerca del origen del dinero (intermediación financiera, banca de reserva fraccionaria, y creación en el crédito) en distintas ediciones de su manual para estudiantes. Y que antes de recibir el Premio Nobel de Economía, había sido compañero de clase de David Rockefeller, el banquero estadounidense más conocido del siglo pasado, en un máster de administración de empresas (MBA) en la Universidad de Harvard. Tampoco está de más añadir que Alfred Nobel no instituyó premio alguno para economistas en su testamento, y que en realidad ese premio lo concede el Banco Central de Suecia, de propiedad privada y uno de los más antiguos bancos centrales del mundo, mientras que el papel de la Fundación Nobel en esta psyop (operación psicológica estadounidense) de los premios de fama mundial, consiste en callarse aunque los medios del mundo entero presenten al economista distinguido cada año como premiado por ellos, los "leales" administradores de ese legado del inventor de la dinamita.
8. Quien quiera profundizar en estos misterios, puede animarse a leer el artículo 48 del DL de Instituciones del sector bancario de 2014, donde poco más de un año después de la muerte de Hugo Chávez se establece en la República Bolivariana de Venezuela el llamado "requisito de adecuación prudencial", de inconfundible origen suizo. Ésa es la norma que pretende limitar la capacidad de crédito de un banco, al exigir mantener determinadas proporciones entre el patrimonio de la institución (básicamente: su capital y reservas, lo que pertenece a los accionistas) y su activo total, formado, en especial y sobre todo, por los créditos o derechos de cobro frente a sus deudores. Como ese activo total puede equivaler a unas ocho veces el patrimonio, eso quiere decir (en especial en un banco de nueva creación) que el banquero tiene derecho a endeudar al prójimo hasta el límite de esas ocho veces lo que tiene invertido en el banco. Pero poco puede hacer el Estado regulador por impedir que ese derecho de creación de dinero sirva para aumentar el mismo patrimonio que –se supone-- lo limita. Quien, después de hecho este examen, haya entendido ya cómo la imposición del requisito (inoperante) sirve en realidad para otorgar el privilegio (inconfesable, vestido de requisito), habrá entendido la fórmula del Secreto del Ponche Crema de los banqueros que ha colocado al sector financiero en el centro del poder económico mundial, hace ya varios decenios y, desde luego, desde mucho antes de la abolición en 1999, con la firma de Bill Clinton, de la Ley Glass Steagall, que imponía la separación de la banca de inversiones y la comercial. Ese es el poder mundial que está detrás de lo que muchos conocen y reconocen ya como "globalismo", entre cuyas operaciones destaca el Covid y sus peligrosas vacunas basura, ya oficialmente reconocidas como tales en Estados Unidos.
9. Quantitative Easing, la técnica empleada por los bancos centrales de todo el mundo para salir, cuando quieren, de las crisis que ellos mismos van organizando y dirigiendo.
10. Un discurso de Obama en la Brown University dejó claro que así fue como se resolvió la crisis, y el popular Premio Nobel de la Paz lo explicaba a los alumnos diciendo que era mejor darle el dinero a los bancos que socorrer a la gente necesitada, porque los primeros multiplican el dinero que les entrega el Estado.
11. Los exámenes escolares causan daños irreversibles a cerebro
https://www.geocities.ws/guayu/otros/Losexamenesescolares.htm
12. Apéndice de Tomislav Sunic publicada en la última edición del libro La Historia de Banca Central y la Esclavitud Humana de Stephen Mitford Goodson, ex directivo del Banco de la Reserva de Sudafricana (SARB).
En la conciencia popular europea, el dinero se ha asociado tradicionalmente con algo sucio, criminal, indigno del hombre europeo, algo que solo extranjeros reservados y forasteros lejanos han disfrutado y en el que solo sobresalen. Desde la Antigüedad hasta la posmodernidad, se han escrito infinidad de libros sobre el dinero maldito y el oro desdichado. Es necesario recordar las escenas del antiguo rey griego Creso, o el oro desdichado de Midas, o pensar en la masacre de la saga medieval de los Nibelungos, cuya historia gira en torno al oro escondido en el río Rin y el sufrimiento causado por ese oro.
Pues bien, como nos recuerda Stephen Goodson en su libro, ni la obsesión por el dinero abstracto, ni la práctica de la usura, ni el papel del oro, han perdido hoy en día gran parte de su sabor mortal. De hecho, muchas transacciones comerciales modernas y muchas malas prácticas financieras globales, impulsadas por la codicia por el oro, se han vuelto aún más letales, amenazando esta vez no solo la supervivencia de la civilización occidental, sino de toda la humanidad.
Ante todo, hay que aclarar que Goodson no es un adepto a las teorías conspirativas, ni un escritor antisemitas cuya prosa a menudo causa más daño que bien al lector que desea informarse sobre el tema del dinero ficticio y sus creadores no tan ficticios. De hecho, Goodson puede presumir de sus excelentes referencias sobre el tema que analiza en su libro; fue miembro de la junta directiva del SARB (Banco de la Reserva Sudafricana) con una larga experiencia en el sector bancario, o, dicho de forma menos cautelosa, fue un observador de primera mano del tráfico de información privilegiada. ¿Cómo es posible que en nuestro supuesto mejor mundo democrático, un mundo que presume de transparencia y un poder judicial libre, la mayoría de los ciudadanos no tengan la menor idea de quiénes son los accionistas de los principales bancos centrales, como la Reserva Federal de EE. UU. y muchos otros bancos del mundo? Goodson demuestra cómo, de hecho, la famosa Reserva Federal estadounidense no tiene nada que ver con la propiedad estatal ni con el significado de la democracia en EE. UU., sino que funciona como una corporación anónima, como un sindicato del crimen de poderosos influyentes financieros. No es casualidad que, desde el estallido de la llamada burbuja inmobiliaria en EE. UU. en 2008, ni un solo banquero importante, ya sea de Goldman Sachs o de J.P. Morgan, haya sido llamado a rendir cuentas por imprimir dinero falso o conceder préstamos surrealistas. Se podría decir que una mano lava la otra. Del libro de Goodson se desprende un conocimiento notable de las circunstancias sociales y políticas de la antigua Roma, o, en realidad, de la Inglaterra de Cromwell o de la Alemania de Weimar. Por lo tanto, su libro no puede descartarse como una pieza más en el mosaico de literatura antisemita y conspirativa absurda que a menudo se encuentra entre la derecha. Es precisamente la narrativa desapasionada de Goodson, bien integrada en el marco de diferentes períodos históricos, lo que hace de su libro no solo una obra informativa y académica, sino también una lectura refrescante para quienes se inician en la mística del dinero. La usura parece haber estado durante siglos en el centro de las convulsiones sociales y las guerras. Los antiguos romanos sufrieron sus embates en numerosas ocasiones, lo que finalmente condujo a la desaparición de Roma. Goodson retrata las reformas sociales y económicas del estadista romano César, la introducción del primer sistema de bienestar, la condonación de rentas para muchos ciudadanos romanos indigentes y, finalmente, la prohibición de César de cobrar intereses sobre los intereses de los créditos ya existentes. El Imperio Romano floreció brevemente. Sin embargo, muchos aristócratas no toleraron la magnanimidad de César hacia los pobres y decidieron matarlo. Los usureros, muchos de los cuales eran extranjeros de origen judío, junto con sus aduladores lacayos gentiles, parecen haber sido la principal correa de transmisión del crecimiento de la corrupción y el declive de la civilización occidental.
Patrones similares de crecimiento y declive económico se observaron durante la redacción y adopción de la famosa Carta Magna en la Inglaterra medieval, cuyo objetivo principal era cancelar los bonos de los antiguos prestamistas judíos y abolir la usura. De hecho, varias décadas después, en 1290, la implementación de la Carta Magna fue seguida por la expulsión de los judíos de Inglaterra. Un lector cauteloso podría preguntarse con razón por qué tantos autores clásicos, y mucho menos la gente común europea analfabeta, han culpado a los judíos a lo largo de los siglos de todos los males sociales y económicos, y por qué han sido víctimas tan a menudo de persecuciones brutales. Lejos de incurrir en discursos de odio o vilipendiar a los judíos, el autor documenta correctamente el desmesurado porcentaje de judíos en el negocio del préstamo de dinero, un detalle que históricamente ha contribuido a su propio y trágico destino. El autor tampoco elude el poder de las nuevas ideas políticas y teológicas, en particular el auge del calvinismo temprano y el nacimiento de la nueva mentalidad entre los europeos de los siglos XVI y XVII. Políticos y creadores de opinión europeos y estadounidenses. Las enseñanzas de Calvino sobre la predestinación y el importante modelo social que le había asignado al comerciante tuvieron un enorme impacto en la vida política europea y en la recién descubierta América. El comerciante y el usurero se convirtieron, por así decirlo, en los nuevos modelos a seguir en la alta política y las finanzas, alguien digno de emulación, alguien que los gentiles podían usar como superyó. Esta imitación gentil de los judíos, a través del calvinismo y el puritanismo tempranos, se extendió rápidamente, primero en la América capitalista temprana y más tarde, sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial, en la Europa continental. Goodson señala cómo Oliver Cromwell, revolucionario inglés y fanático calvinista del siglo XVI, se consideraba un "elegido", y no un simple gentil del Shabat. Poco después de la decapitación del rey Carlos I, Cromwell reabrió las puertas de Inglaterra para dar una cálida bienvenida a los judíos. El autor también arroja una luz interesante sobre la calidad de vida de los plebeyos en la Inglaterra medieval tardía, un país donde, en muchos aspectos, la calidad de vida era superior a la de nuestras sociedades modernas. En los siglos XIV y XV, los plebeyos ingleses trabajaban menos de 14 semanas al año. Si juzgáramos la felicidad y la calidad de vida solo por la cantidad de electrodomésticos y nuestras cuentas bancarias, nunca podríamos comprender el verdadero significado de la felicidad. Sin embargo, en muchos casos, la llamada época oscura en Inglaterra y la Europa continental parecía mucho más brillante que nuestra propia época oscura. Gran parte de la arquitectura eclesiástica de aquella época era la expresión directa de la alegría popular, donde la búsqueda de la trascendencia espiritual era mucho más demandada que la efímera felicidad del sistema moderno, en el que el acaparamiento de dinero se ha convertido en una nueva religión secular. Y entonces llegaron las malas noticias. En 1694 se creó el Banco de Inglaterra, modelo que replicaron todos los bancos centrales de Europa y, posteriormente, de Estados Unidos. Poco después, comenzó lo que los académicos modernos llaman "modernidad", que en realidad significó someter a la gente a la servidumbre. A los grandes financieros ingleses no les gustaba que las primeras colonias estadounidenses hubieran emitido su propio dinero y se mostraban hostiles al Banco de Inglaterra. El intento de Inglaterra de abolir la moneda estadounidense fue también la causa principal de la Revolución Americana. En gran medida, Estados Unidos del siglo XIX prosperó precisamente gracias a la ausencia de un banco central. No hay que olvidar, como afirma el autor, que la campaña presidencial de Andrewm Jackson se llevó a cabo bajo el lema "¡VOTE POR ANDREW JACKSON, NO AL BANCO!". El año ominoso para Estados Unidos, así como para el mundo entero, fue la creación del Banco de la Reserva Federal en 1913, que indirectamente precipitó al mundo occidental a dos guerras mundiales y cientos de guerras locales en todo el mundo. La situación tampoco era color de rosa para los ciudadanos estadounidenses. Aunque se convirtieron en ciudadanos muy envidiados de una superpotencia mundial, desde 1919 hasta 2014, la deuda nacional de Estados Unidos se disparó de 2.600 millones de dólares a 17,5 billones. Nadie quiere declararlo públicamente, pero la mayoría de los ciudadanos estadounidenses y occidentales no viven a crédito, sino que prosperan y vegetan con su muerte a plazos. La época de la gran crisis y el fin de la raza blanca podrían estar a la vuelta de la esquina.
El autor describe dinero fiduciario similar y diferentes formas de banca, así como tejemanejes en otras partes de Europa, así como el auge de la Rusia bolchevique, financiada en gran medida por los banqueros judíos de Nueva York. El mérito de su libro reside en que no analiza el entorno bancario desde una perspectiva de blanco y negro, sino que siempre busca matices intermedios. Es digno de elogio que Goodson también mencione al economista alemán Gottfried Feder, quien fue uno de los críticos más abiertos de la usura y el interés compuesto en la Alemania de Weimar. Sin embargo, el problema con el nombre "Feder" radica en que este renombrado economista también estuvo afiliado durante algún tiempo al nacionalsocialismo, lo que sin duda puede generar sospechas e inquietudes incluso entre los lectores más imparciales del libro de Goodson. ¿Cómo se puede hoy, en nuestro entorno académico políticamente correcto y autocensurado, extraer algo positivo de algún erudito nacionalsocialista de sus inicios? El nacionalsocialismo, hoy representado oficialmente como el símbolo del mal absoluto, nunca debe contener algo que pueda aceptarse como relativamente bueno, ni siquiera en ámbitos apolíticos como el deporte, la ecología, y mucho menos la economía. Feder, basándose en su estudio sobre las cuantiosas reparaciones que la Alemania de Weimar tuvo que pagar al bando victorioso tras la Primera Guerra Mundial, llegó a la conclusión de que pagar intereses compuestos empobrecería a los ciudadanos y provocaría desempleo masivo. La enseñanza de Feder podría aplicarse hoy en día, especialmente si se consideran las posibles soluciones para abordar la enorme deuda soberana de todos los países occidentales en conjunto.
En una nota algo menos pesimista, el autor menciona el asombroso éxito del estado estadounidense de Dakota del Norte, cuyo banco le ha permitido convertirse en el estado más dinámico. El estado con la tasa de desempleo más baja de EE. UU. está por verse cómo Dakota del Norte capeará la tormenta en los próximos años. Mientras los académicos y los medios de comunicación tradicionales duden en abordar las causas profundas del caos financiero inminente, EE. UU., junto con sus satélites occidentales, probablemente se encaminarán de un desastre a otro.
Dr. Tomislav Sunic
Zagreb
Croacia