Los actos de traición

La mezquindad humana

Muchos seres humanos ante un acto de traición, sacan afuera la rabia, otros buscan venganza, algunos se llenan de ira.

Pero a la gran mayoría, los abraza la tristeza, dando paso a la impotencia acompañada de la incredulidad.

Una tristeza inundada de incomprensión, donde la mentira llega triunfal y se hace presente en compañía del insigne protagonista, que se burla del significado de la lealtad olvidando la palabra comprometida.

Me niego a creer que el hombre es traidor por naturaleza.

Pero no les miento, la flaqueza se apodera de mi cuerpo, porque jamás estaré alerta frente a una traición, soy parte quizás, de la legión de incrédulos que cree en el ser humano, me resisto a pensar que toda está perdido, que la vida es una farsa y que todo es una mentira.

Y el dolor me llega sin piedad, una marabunta de odios y de avaricias pretenden desgarrar mi alma y por momentos me dejo acorralar.

Cuando estoy casi perdido me monto en mariposas de sueños para galopar en el tiempo, para estar junto a Don Simón, lograr el embrujo de ahuyentar la tristeza, para que la vida me regale la magia de llegar a Santa Marta a la morada de San Pedro Alejandrino.

Para en su lecho de muerte decirle que ha pesar de los traidores, nadie le quitó la gloria.

Lograría con mi relato borrar mi llanto y su tristeza, para que el dibujo de una sonrisa en nuestros rostros nos regrese la alegría.

Para borrar para siempre el llanto a escondidas, por cometer el delito de aflojar por un momento.

(...) Todo tiene su porqué, todo hecho nos deja sabiduría.

El triste hecho acontecido, logró la magia de reagruparnos frente a la adversidad.

He observado en Aporrea, que muchos dejamos de lado críticas, con razón o sin ella y nos convertimos en un solo frente en honor a nuestro comandante.

“Los desesperados serán esperados y los perdidos serán encontrados, porque ellos son los que se desesperaron de tanto esperar y los que se perdieron de tanto buscar; seremos compatriotas y contemporáneos de todos los que tengan voluntad de justicia y voluntad de belleza, hayan nacido donde hayan nacido y hayan vivido cuando hayan vivido, sin que importen ni un poquito las fronteras del mapa o del tiempo; la perfección seguirá siendo el aburrido privilegio de los dioses; pero en este mundo chambón y jodido, cada noche será vivida como si fuera la última y cada día como si fuera el primero”

Fragmentos del Derecho de Soñar de Eduardo Galeano

jovarela33@cantv.net


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José Varela


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