¿Qué come monseñor Baltasar Porras?

Antes que quedarse a compartir la oración con los demás prelados en la capilla de la Casa Sacerdotal San Juan María Vianney, sede de la XXXI Asamblea Ordinaria del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), Baltasar Porras prefirió recorrer algunos lugares de esa edificación que se levanta majestuosa en la habanera barriada del Vedado.

Aunque la Casa Sacerdotal es un sitio confortable y acogedor, Porras se sentía incómodo y mal humorado. Pensativo y a paso lento, como si traspasara caminos desgastados, decidió recorrer las salas de estar y conocer el teatro del edificio construido en el año 1917, con el propósito de servir como convento de las Hermanas Dominicas. En un gesto desganado y apático, saludó a tres Hermanas Misioneras Esclavas del Amor Misericordioso que conversaban al aire libre en el área de recreo de la Casa Sacerdotal.

Cuando se dirigía a los salones de protocolo, un prelado suramericano se acercó y le informó que su aspiración a la presidencia del CELAM no gozaba del consenso de los obispos y arzobispos. Al recibir la mala nueva, a Porras se le nublaron los ojos, lo que contrastaba con el encandecido sol habanero.

-Tu tronar desde el púlpito y los medios de difusión, te acarreó la antipatía y el cuestionamiento de la mayoría de los delegados. A regañadientes aceptaron la propuesta de sumar sus votos para elegirte como vicepresidente del CELAM, explicó el arzobispo.

-Eso es una felonía. Vendieron sus votos al mejor postor. Me siento traicionado. Todos ustedes son unos Judas.

-Baltasar cálmate, tranquilízate. No grites, no maldigas, no profanes, que los obispos te pueden escuchar y te vas a quedar sin el chivo y sin el mecate.

-No me chantajees con esa amenaza se poca monta. Si lo que dices es cierto, ya no tiene ningún sentido mi estadía en Cuba. Pues, si no voy a ser el presidente del CELAM, ¿qué hago yo aquí? ¡Me marcho!

-Te consta que hice todo lo posible para conseguir los votos que permitieran elegirte presidente, pero muchos de los prelados respondieron lo mismo: “Baltasar es un soberbio, un engreído”. Aunque te defendí, sus argumentos resultaron más convincentes que los míos.

-Qué presenten pruebas y demuestren que soy un cura altanero. ¿Qué están pensando esos mal agradecidos? Es tanta la mezquindad, la envidia, que no se han dado cuenta que sin la presidencia del CELAM voy a quedar desamparado, a la buena de Dios, ante los ataques de Chávez. La componenda es convertirme en carne de cañón de Chávez.

-No nos califiques de mezquinos, de miserables y envidiosos. ¡Dios nos salve de tus palabras non santas!

-Ustedes lo que quieren es que el autócrata venezolano me coma crudo de un solo mordisco. Me trague enterito. Yo vine a La Habana, para regresar a Venezuela con la presidencia del CELAM. Jamás le dije a ningún obispo que aspiraba la vicepresidencia. Eso fueron inventos de…, mejor me guardo el nombre de ese carrizo. Me han clavado en la espalda una puñalada trapera. Me hundieron un chuzo mortal, como dice monseñor Lückert.

-Aquí nadie te ha traicionado. Baltasar, la vicepresidencia fue lo más que pude conseguirte. Tienes que ser conforme. Agarrando aunque sea fallo.

-Por lo que estás diciendo, quien te escuche va a pensar que me dieron un premio de consolación. Sin la presidencia de la Conferencia Episcopal Venezolana y ahora sin poder coronar la máxima jefatura del CELAM, ustedes lo que quieren es que me coma ese tigre que llaman Hugo Chávez. Sin un cargo eclesiástico burocrático, no soy nadie ante ese señor. Por pura envidia han frustrado mis sueños, mis ilusiones y mi esperanza de ser el máximo conductor del CELAM. No soporto tanta mediocridad y deslealtad. ¡Me marcho de Cuba! Voy a preparar mi equipaje.

-Baltasar, creo que debes ser más humilde, Ponte a orar y eleva tus plegarias ante Jesús Sacramentado, para que el Señor te dote de la bondad y la generosidad que tanta falta te hace en éste momento. Creo que debes renovar tus votos de castidad, pobreza y obediencia.

-¡Estás muy equivocado! ¿Qué te crees tú? Desconocía que todos ustedes habían sido canonizados y que eran venerables. Aquí debemos rezar todos, no yo sólo, como tú dices.

-Te pedí que oraras, porque tu lenguaje es muy poco religioso. Por todo lo que te he escuchado decir, desde hace mucho tiempo dejaste de navegar en las palabras, el alma y en el corazón del prójimo. Ya es hora de que adoptes un verdadero intercambio de sentimientos, que eches a un lado ese tono amenazante y endiablado que te ha alejado de los fieles.

-Cómo quieres que diga algo adecuado, sagrado y místico, si Chávez me ha secuestrado el lenguaje de Dios.

El arzobispo suramericano, al escuchar las palabras irreverentes de Porras no supo si reír o llorar. Confundido ante aquella blasfemia, el prelado optó por santiguarse y cortar la conversación. “Baltasar está disociado. Chávez lo tiene loco” -pensó el jerarca eclesiástico. Y mirando al arzobispo de Mérida preguntó:

-Baltasar, ¿aceptas tu fracaso como aspirante a la presidencia del CELAM?

-Si y no. Recuerda que yo no puedo regresar a Venezuela con el rabo entre las piernas, porque sería objeto de burlas y guasas.

-Entonces, ¿qué has pensado hacer?

-La alternativa que me queda es apelar al Plan B que me elaboró Ars Publicidad.

-¿En qué consiste ese bendito plan?

-De acuerdo al guión propuesto por Ars, el canal Globovisión tratará de exacerbar a los venezolanos al informar reiterativamente que Fidel me expulsó de Cuba por haber dicho que “Chávez es un dictador”. Ante el escándalo mediático de desmentidos, refutaciones, rectificaciones, dimes y diretes, que de seguro se formará, mi rotundo fracaso como aspirante a la presidencia del CELAM quedará, gracias a Dios, sepultado en el olvido.

El prelado suramericano escuchó con misericordia e indulgencia las palabras de monseñor Porras. Sobrecogido, mirando al cielo como en una súplica, desempolvó en su memoria el Salmo 5: “Tú no eres un Dios que ama la maldad; ningún impío será tu huésped, ni los orgullosos podrán resistir delante de tu mirada. Tú detestas a los que hacen el mal y destruyes a los mentirosos”.

-¿En que piensas? -preguntó Porras intrigado por el silencio prolongado del prelado.

Pero el arzobispo de Mérida no esperó la respuesta del prelado, pues se le hizo agua la boca al ver en un televisor que Globovisión -siguiendo el menú mediático elaborado por sus globoperiodistas- ya tenía servido el plato informativo del día:

“De acuerdo a versiones extraoficiales, monseñor Baltazar Porras, junto a la delegación que participa en la reunión del CELAM en La Habana, Cuba, adelantó su regreso donde pronunció comentarios sobre el gobierno venezolano, señalando que estaría llevando a Venezuela hacia una dictadura. Pese a no tener una información precisa de lo ocurrido con la delegación eclesiástica venezolana en La Habana, se intuye que habrían sido expulsados de Cuba”.

-Barriga llena, corazón contento –dijo Porras sonriendo al sentirse bien alimentado con la información falseada que acaba de digerir.

Antes de que Porras se llevara a la boca la primera cucharada del postre brindado al final de la comida informativa, el arzobispo expresó:

-Creo que debes cambiar el chef que prepara tu menú mediático, porque la ingesta abusiva de la comida informativa manipulada y tergiversada que a diario brinda Globovisión te está cayendo muy mal, convirtiéndose el globoperiodismo en el principal agente causal de la acidez crónica que ha destruido tu corazón y, en consecuencia, atrofiado tu capacidad de amar y respetar al prójimo.

Cuando el prelado terminó de hablar, ya Porras iba bien lejos, dándose golpecitos en la barriga.

vchavezlopez@hotmail.com


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Vidal Chávez López


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