Las cuentas letales de la oposición: a cuatro meses de

¿A dónde va la oposición? El “yo no soy nada” que es Fausto Masó, ha sido lapidario: “En diciembre no nació una nueva oposición...Diciembre fue el mes del desengaño...La videopolítica no es política...Hay poca fuerza de convocatoria de la oposición...Negar esta verdad es engañarse...Son tiempos difíciles...”. Estas cuentas o balance letal de la oposición, tal magnitud de la derrota opositora, es la fiel expresión de un profundo desconcierto que cada día se acrecienta y clausura determinadas posibilidades para atinar el rumbo de una política cierta.

Todos los oposicionistas (radicales, guarimberos, mediáticos y demócratas eventuales o por conveniencia), se plantearon, después de las última elecciones presidenciales, el escenario o las condiciones de posibilidad de un gran empujón: los resultados numéricos alumbraron a la dirigencia política y mediática de la oposición e inventaron dos tesis absurdas. La de una victoria política y una derrota electoral (Petkoff, Rosales y compañía), y la de una fuerte base social para derrotar al régimen (Álvarez Paz, Franseschi y demás). Hoy, a cuatro meses de, comienzan a calar lo que entonces no entendieron y a padecer, con fuerza y rigor creciente, los efectos de resultados políticos adversos que obviaron e ignoraron.

La oposición obvió y obvia que un balance riguroso de la correlación de fuerzas y de la conducción de cada esquina política, registra que tendencialmente, se debilita su campo político y social, que es suficientemente evidente, desde 1998, su retroceso en todos los ámbitos de la vida nacional. De las coyunturas políticas del golpe del 11 abril de 2002 y del firmazo-revocatorio (el escenario político mas favorable de la oposición) a las elecciones del 3D del 2006 (el comienzo de su declive definitivo, de aquí en adelante “van pa’tras), se constata que la oposición actúa sin orden ni concierto, no sabe que hacer con la inconsistente y contradictoria base social que la apoya y es jaqueda permanentemente por grupos políticos derechistas que amenazan, radicalmente, su existencia.

A la fecha, la oposición ignora que no se trata solamente de la errática e incoherente conducción que padece o de las manifiestas insuficiencias de su liderazgo político: su salto atrás continuo, permanente y ampliado, es el resultado de una carencia total de las ideas indispensables y la voluntad política para elaborar un proyecto histórico y de no comprender que las condiciones de posibilidad de una tal manera de percibir y hacer la política se han desvanecidos. La lucha vil o a secas por el poder, la política de simple gestión administrativa, el ejercicio del liderazgo político en base a los consensos entre los grupos de interés o de poder, la política a contrapelo de la coherencia entre el discurso y los hechos reales, la verdad mediática y la banalización mediática de la política (al estilo de “Alo Ciudadano” o de “Buenas Noches”); esto es, la política al margen de las ilusiones de la gente, y propia de los sueños ideológicos oligárquicos y burgueses,


Las cuentas letales de la oposición, en términos de proporción y de dimensiones, amenazan con desintegrar definitivamente esa fuerza o esquina política. El proceso de construcción del Socialismo del Siglo XXI y la acción del gobierno bolivariano demandan de la lucha es entre ideas políticas promisorias (con la ética, los conceptos y la práctica que se le corresponden) y la barbarie capitalista. La cuestión es entre el sentido real del sistema de dominación y explotación capitalista y el desafío que se afirma en el sentido que otro mundo es posible. Y como nada anda por la nubes, la cuestión es la confrontación entre el dislate de la política sin proyecto político que no se plantea el porvenir de la nación y la política que se afirma en la soberanía del pueblo y la construcción de una sociedad justa, igualitaria y democrática. Y en ese terreno, salvo que emerja una oposición rigurosamente democrática, el salto atrás de esa fuerza política es totalmente definitivo.

Frente a las firmes iniciativas políticas del gobierno revolucionario, se desdibujan, se hacen sal y agua, las estrategias incoherentes y las operaciones políticas menguadas del bloque opositor. El guión opositor está agotado a tal punto que los dirigentes de opinión no saben ya que hacer con su papel de hacedores y gestores de la política “contra el régimen”.

fclugo49@cantv.net


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Francisco Cedeño Lugo


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