El accionar de la incoherencia

En política toda acción debe guiarse por criterios y parámetros de tipo racional. La emotividad y el idealismo, siempre son malos consejeros a la hora de planificar la concreción de cualquier plan político que busque el acceso a posiciones de poder. La Venezuela del año 2019 experimenta, la crisis de la no-política o la negación de la acción política coherente y lógica. Se vaciaron, hace años, los contenidos ideológicos, pues se considero a la ideología como una deformidad para la política. La inexperiencia, la inmediatez y la inmadurez política son los lineamientos por los cuales se manejan ciertos grupos de poder al no alcanzar llegar a una elaboración de un proyecto creíble. Sin proyecto, sin ideas y sin propuestas que realmente conecten con las aspiraciones y necesidades del colectivo es muy difícil que las iniciativas prosperen. Por el contrario el dar un paso al lado y dejar la conducción política a factores económicos y mediáticos, mientras que lo que se denomina la "real politik" se deja a manos de agentes externos, es un error del cual difícilmente se podrá salir bien librado.

El equilibrio político de tipo inestable, afecta a la totalidad del sistema. La inestabilidad de cualquier factor repercute directamente en su opuesto. Si es difícil ni siquiera imaginarse un gobierno sin oposición, es imposible una oposición sin gobierno. Para el primer caso, parte de los factores del gobierno, pasarían directa o indirectamente a ejercer el papel de oposición y en el segundo caso la oposición seria gobierno de "ipso facto". En un segundo plano, la inestabilidad política no es necesariamente sinónimo de ingobernabilidad. Se tiene un gobierno, bien plantado en la estructura jurídica legal (constitucionalmente electo, es el termino) pero con una oposición inestable que elige caminos distintos al debate democrático. Por el contrario se sienten fuertemente atraídos hacia soluciones de hecho, de fuerza, de ruptura del orden. En situaciones normales estas posiciones son camufladas en acciones que deben seguir dentro del juego democrático. Para el caso venezolano, esta conducta es abierta, directa, sin importar las costosas consecuencias de tipo social, la grave lesión a la soberanía del país y lo más obvio sin tener el más mínimo de responsabilidad sobre los resultados politicos que para la misma oposición traerá el derrumbe de este espejismo, de esta fantasía febril.

El comienzo político del año 2019 ha sido de verdad accidentado. Observemos en detenimientos ciertos hechos que nos llevan a establecer una línea de acción donde la incoherencia y la aventura son las variables de peso. En primer lugar conceptualicemos lo que se conoce en el análisis político como un "hecho de conmoción". Es en términos generales una alteración violenta y brusca que cambia de manera radical el panorama político y obliga a sus actores a corregir el rumbo de acción. Un feminicio ocurrido en la noche del 19 de Enero en una calle de la ciudad de Ibarra, Ecuador, del cual se acuso a un venezolano, desato una ola de xenofobia nunca antes vista en Suramérica. Lamentablemente este hecho fue potenciado por las deplorables declaraciones emitidas por el presidente de ese país, Lenin Moreno, quien sin pruebas fehacientes, genero una serie de instrucciones que potenciaron y dieron cierto viso de "legalidad" a la brutal y feroz persecución de los venezolanos en ese país. Recordemos que el éxodo de venezolanos es parte de una campaña que lleva años y busca posicionar la "emergencia humanitaria" para construir un expedienté que sirva de base a la intervención armada en Venezuela. Este "hecho de conmoción" género al interior de la sociedad venezolana hizo aflorar el nacionalismo dormido por la manipulación política y todo nacionalismo se cristaliza en la unidad de todos los factores que pudiesen estar en discordia.

Este escenario era el peor de todos los escenarios posibles para una oposición dominada por los sectores más retrógrados y violentos. Se necesita generar un acontecimiento que detuviera y anulara el nacionalismo "in cresendo". Rápidamente el lunes 21 un grupo muy reducido de la GNB asalta el Destacamento de Seguridad Urbana en Petare, y en una "carrera loca" que recorre de extremo a extremo la ciudad se atrincheran en Unidad Especial de Seguridad Waraira Repano, en Cotiza. Ambas unidades sin poder real de fuego y en términos militares de absoluta insignificancia para comandar la acción de deponer un gobierno. Inmediatamente el entramado mediático le da un vuelco a la situación y construyen su realidad virtual, alterna, en la cual el desconocimiento a la autoridad del gobierno nacional era un "hecho" en casi todos los componentes de la FANB. Se buscaba iniciar nuevamente un brote de violencia callejera que acompañara el supuesto "alzamiento" y le confiriera el mote de "popular", tan necesario para una oposición que no logra calar en el seno de la sociedad. Fracasado este burdo montaje, se recurrió a una fecha emblemática el #23Ene.

Ese día se convocó a una marcha (cosa nada nueva) y en la misma ocurrió un hecho que demuestra lo vacio de la acción política opositora. Ese dia el recién estrenado presidente de la AN (en desacato) se autojuramento ante una multitud como presidente encargado de Venezuela. Hasta el sol de hoy hay mas interrogante que respuesta sobre este hecho absurdo a la luz del derecho interno venezolano. En primer lugar ¿Por qué no se realizo en el Hemiciclo del palacio legislativo? ¿No había quórum para tal acontecimiento? ¿Fue una decisión "unitaria" de la oposición o solo fue una aventura más de los sectores facistoides venezolanos? ¿Por qué el segundo vicepresidente, Edgar Zambrano, no le tomo el juramento para evitar la "autojuramentacion" tipo Carmona? Y en un contexto tan turbio el denominado "cese de la usurpación" (lev motiv del hecho) se pierde, se diluye.

De allí en adelante la política opositora se pierde en un maremágnum de declaración contradicciones, de idas y venidas. Un presidente sin poder, embajadores sin embajadas, ordenes que se las lleva el viento, un gobierno sin sede mas allá de las redes sociales, sin presupuesto, sin todavía haber consolidado el primer acto de gobierno propiamente dicho dentro de los límites territoriales de la República Bolivariana de Venezuela. A un mes de tal acontecimiento la irresponsabilidad política ha puesto a la república al borde de un conflicto bélico convenientemente escondido en cajas de comida "disecada" bajo el tragicómico título de "Ayuda Humanitaria", cometiendo el gravísimo error histórico de cobijarse bajo la influencia extranjera. Decimos "error histórico" pues ya en nuestra historia hemos visto un hecho semejante. Recordemos el tiempo y a los hombres que acompañaron al "doctor/general" Manuel Antonio Matos en la llamada "Revolución Libertadora" auspiciada por el capital internacional en los albores del siglo XX. De ellos solo sobrevivió la vergüenza y el fracaso.

Así las cosas la oposición luce entrampada y esta vez tiene las características de ser un trampa mortal, en la cual cayeron por el mal cálculo, por anteponer intereses de grupo a un proyecto político propia y por venderse al postor extranjero. Los platos rotos no solo los pagara el opositor de "a pie". Un sistema político con una oposición que se autodestruyo, no luce favorable para Venezuela como nación. Lamentablemente el tiempo de rectificar ya se les paso.



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