A medida que se acerca el acto electoral pautado, como sabemos, para el domingo 3 de diciembre, aumenta la desesperación de la oposición derechista ante la contundente realidad político – social que la circunda.
Mientras el presidente Chávez, candidato para la reelección, continúa recogiendo los frutos del gobierno de inclusión que dirige desde hace ocho años, pagando la deuda social que la nación y la sociedad venezolana tiene con el bravo pueblo, construyendo república y dotándola de identidad, soberanía y generando, en consecuencia, un sentimiento de adhesión y de apoyo creciente que se expresa en los guarismos que, en cada oportunidad, dan a conocer las encuestadoras serías del país e incluso del exterior. Mientras, repito, se acentúa esa crecida de aceptación y consentimiento de la gran mayoría del pueblo venezolano a todo lo largo de la geografía nacional en torno al liderazgo indiscutible de Hugo Chávez Frías.
Ocurre que el candidato opositor, el que representa los intereses del imperialismo y de los grandes grupos económicos, de la otrora élite política, religiosa, cultural, sindical, militar, tecnócrata y de las grandes empresas mediáticas privadas, no toma vuelo, no termina de despegar, no entusiasma ni siquiera a muchos de los acérrimos opositores del gobierno bolivariano. Hasta ahora Rosales no logra sumarse a si mísmo ni un solo voto nuevo, su caudal electoral se circunscribe a aglutinar, con evidente dificultad, el delimitado y debilitado sustrato tradicionalmente opositor.
Esta inocultable realidad es lo que hace más peligrosa a esta oposición derechista. Concientes como están que lo que esta en juego es una concepción de vida, una visión de país, una postura ante el mundo, una definición del modelo social por el que transitaremos en las próximas décadas; en fin, en lo concreto, la superación definitiva del régimen de privilegios que disfrutaron históricamente es por lo que muchos de ellos guiados por la orientación y el dinero imperial están dispuestos a jugarse a rosalinda. Tienen planteado darle una patada a la mesa. Para tal efecto han vendido preparando a su base política – social, a través, de la inoculación mediática, para que salga a la calle a reclamar un triunfo, a cobrar una victoria, que sólo es posible en la realidad virtual que les ha creado la disociación sicótica a la que han sido sometidos implacablemente. Algunos cuantos de ellos, creen sinceramente que Rosales tiene ganada la elección y que el problema se presentará cuando Chávez y el CNE se nieguen a reconocer dicho triunfo.
Por otro lado han venido estimulando acciones de calle, calentando progresivamente el ambiente, intentando crear la sensación de caos e ingobernabilidad, sobredimensionando situaciones puntuales e invisibilizando otras, rebotándolas mediáticamente hacia el exterior tendentes a presentar ante la opinión pública internacional una versión tergiversada de la realidad política nacional, que la pudiese inclinar a aceptar y justificar cualquier acción desmedida de los desaprensivos que dirigen el imperio y de sus lacayos más adelantados en América y el resto del mundo.
Si un escenario de esa naturaleza llegare a presentarse el Bravo Pueblo debe estar presto para enfrentar la acción conspirativa de la derecha local e internacional. El presumible sabotaje eléctrico y comunicacional debe ser asumido preventivamente así como alguna otra manifestación golpista que la derecha en su desesperación decida emprender. La unión cívico – militar debe hacerse sentir con toda la contundencia que requieren las circunstancias.
Los Medios Alternativos y Comunitarios (MAC) como aliados estratégicos del gobierno nacional estamos preparados para cumplir nuestra función de vanguardia comunicacional como ya lo hicimos en los angustiosos y, al mismo, heroicos días de abril de 2002.
La derrota de la conspiración derechista profundizar el proceso de transformación revolucionario venezolano. No hay mal que por bien no venga!!!!!!!!!
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