A propósito de curas y condones

Leyendo el articulo de José Sant Roz, "Cuando la iglesia bachaqueó condones" https://www.aporrea.org/actualidad/a261607.html , uno se da cuenta del interés desmedido que tiene la cúpula eclesiástica por este accesorio imprescindible para evitar, aparte de un embarazo no deseado, el contagio de alguna enfermedad venérea. Interés este que en lo que a mi respecta no me sorprende, pues aparte de haber estudiado en un colegio de curas y haber sido monaguillo, siempre tuve la malicia de espiar el comportamiento de los curas que dirigían nuestra educación en aquel colegio. Algo que inicie desde aquel día que observé a través de una pequeña ventana de la cocina del colegio al subdirector cabalgando a la cocinera, encargada de de hacerle la comida y servirla a los presbíteros. Por cierto, al parecer el referido sacerdote tuvo problemas en conseguir la tripita protectora, porque la cocinera salió preñada y fue expulsada de su trabajo para que fuera a parir un carajito donde los cromosomas trabajaron a la perfección delatando quien era el padre de la criatura.

Y digo que para mi no causa ninguna sorpresa esa preocupación de los capos de la CEV, porque fui testigo de un hecho sucedido en Cumaná en un colegio de sacerdotes ubicado a pocos metros de otro colegio de monjas. Fue por los años sesenta; las cloacas del colegio regentado por los curas se taparon causando un desbordamiento de aguas negras que salían por los inodoros y devolvían por las pocetas los residuos fecales. Entonces se tomo la decisión a notificar al instituto sanitario de la época, que mandó una cuadrilla de obreros a buscarle solución al asunto y ¡sorpresa!, las cloacas estaban tapadas por una cantidad tal de condones que obligó a los obreros a notificarlo a sus jefes. Se habló con el director del colegio para que tomaran medidas y esto no volviera a suceder, a los curas que usaran sus condones, nadie se los podía prohibir sino tan solo Dios y sus creencias religiosas, pero les aconsejaron que los desecharan de otra manera y no ocasionando que se taparan las cloacas.

Desconozco que hacia Monseñor Ubaldo Santana, uno de los capos mayores de la CEV, con los anaqueles llenos de condones, quizás para entregarlo en cada misa como una colaboración para evitar el embarazo precoz en las adolescentes que él amorosamente y en nombre del Señor aconseja en su confesionario, o los usaría para negociarlos a los bachaqueros o para algún contacto con los curas pedófilos que pululan por ahí. Lo cierto es que como dije, a mi no me sorprende que los zamuros ensotanados se preocupen tanto por la escasez de este producto, que se me antoja es de gran uso en su cofradía.

 

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Hermo Rosales

Comunicador social, poeta, cuentista, escritor, autor entre otros de los libros, “Evocaciones”, “El jardín de las Dalias”, “Mi abuelo el cazador”. Sus trabajos han sido publicados por los diarios “Provincia”, “SigloXXl”, “El Norte” y la revista “Síntesis”, es cofundador del semanario “Anzoátegui hoy”

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