Réplica Hatillana

(In)gestión de Smolansky

Hace ya 3 años, los hatillanos elegimos al presente gobierno municipal, y decimos elegimos, porque, incluso, los que no votamos por él, participamos de un acto electoral limpio y transparente en el que salió favorecido David Smolansky, quien ha tenido bajo su responsabilidad la conducción del poder ejecutivo en el Municipio contando, además, con el apoyo pleno de la Cámara Municipal.

Es decir, este Alcalde, dirigente de la organización política Voluntad Popular, ha tenido bajo su control absoluto el Poder local, pero, sin embargo, su labor, a todas luces, deja mucho que desear, a pesar de tener todo a su favor, como para haber realizado una gestión provechosa para la comunidad hatillana. Lamentablemente no es así y esto, por lo que hemos podido constatar, lo están sopesando sus propios adherentes que lo favorecieron con sus votos en las urnas electorales.

Alcalde subversivo
Entre las razones que pudiesen explicar el bajo rendimiento de la gestión Smolansky, a nuestro entender, resaltan las siguientes: en primer término, una de mucha dimensión, como es la inexperiencia del Alcalde y del equipo que lo acompaña, que al no disponer de un Proyecto de Municipio no tenían, como no tienen aún, un plan de gobierno coherente, que les sirviese de referencia en la ejecutoria por desarrollar; y, en segundo término, tal vez la razón fundamental de su (in)gestión, es el hecho de que toda su atención está centrada en la maquinación política que Voluntad Popular tiene preconcebida en aras del expreso propósito de procurar el derrocamiento del gobierno nacional.

Este Alcalde en vez de estar montado en las responsabilidades que le establecen la Constitución y Leyes de la República, y para lo cual fue elegido, dedica su tiempo y atención a la acción subversiva con la que se pretende trastocar el orden constitucional por el que se rige nuestro país. Por ello, entre otras cosas, dedica buena parte de su tiempo, en andanzas por el exterior y el interior del país, en actividades que no guardan ningún tipo de relación con las funciones que realmente le competen.

Deficiente rendimiento
Por eso, y muchas otras razones, el rendimiento del gobierno municipal es tan deficiente. Para muestra basta con revisar lo siguiente:
En materia de seguridad: que fue la gran bandera de su oferta electoral, “hacer de El Hatillo un Municipio blindado”, no quedó más que en un mero slogan, pues, los hatillanos sabemos como la criminalidad se manifiesta de manera creciente en el ámbito municipal sin contar con una policía municipal en la que apoyarse, esta, más bien, es parte del problema, dado que cada vez más aparece involucrada en hechos delictivos.

En cuanto al aseo urbano: es un servicio cuyas tarifas las han elevado casi a la altura de las nubes, sin que haya un mecanismo a través del cual los vecinos, hasta ahora, puedan expresar su malestar.
Con relación al transporte público: muchas de las unidades con las que se presta el servicio circulan en condiciones bastante precarias y los choferes, de manera arbitraria, aumentan el pasaje varias veces al año sin que exista una autoridad municipal que vele por los intereses de los usuarios. Claro está, esto obedece a que los intereses de las autoridades, Alcaldía y Concejales, no se corresponden con los de quienes, diariamente, hacen uso de estas unidades de transporte.

En materia de vialidad: es ostensible el pésimo estado de las avenidas y calles, con huecos que pululan por todas partes.

Disparidad de salarios: los trabajadores de la Alcaldía, particularmente, los del área educativa, reciben un salario muy bajo y viven muchas dificultades a la hora de cobrar los aumentos y pagos de deudas atrasadas; todo ello en contraste con los sueldos astronómicos que disfrutan los gerentes y personal de confianza; para estos si hay recursos, en cambio para el trabajador de a pie sólo hay precariedad y limitaciones.

Alcaldía bonchona y distraccionista: una característica que sobresale en quienes dirigen el gobierno hatillano es su marcada tendencia a emprender actividades festivas sin ton ni son en las calles del Casco Histórico, importándoles, muy poco, si con ello se perturba la cotidianidad de los hatillanos o se irrespeta los símbolos patrios como es el caso de la Plaza Bolívar que tienden a convertir, cada vez, en un botiquín o se pisotean los valores espirituales y culturales nacionales y locales. Todo esto producto de una errónea concepción de lo que es el sano esparcimiento y la promoción de El Hatillo como sitio turístico. Para algunos funcionarios progreso es equivalente a consumo etílico y a ser permisivo con el libertinaje.

La zona rural: permanece en un completo abandono, con la vialidad deteriorada, las comunidades prácticamente aisladas, los maleantes haciendo de las suyas, el servicio de aseo deficiente así como el de agua y el alumbrado público. Los habitantes de esta zona, sencillamente, no le duelen a las autoridades municipales, estas, sólo piensan en ellos en función electoral, de allí la atención epiléptica que sólo les brindan, básicamente, cuando está de por medio un lance electoral.

Como podemos apreciar, estamos ante una gestión cuyo norte definido no es atender las necesidades de la población hatillana, no es preocuparse, por si los vecinos reciben un buen servicio en las distintas áreas que son de la incumbencia de los gobiernos municipales, no es preocuparse por si los vecinos son objeto de la criminal ola especulativa que desatan recurrentemente los comerciantes inescrupulosos. No, la motivación principal de este Alcalde es la de desarrollar las acciones subversivas y anticonstitucionales que su partido viene orquestando en función del derrocamiento del gobierno nacional.

Fundamentado descontento
Estamos claros, David Smolansky, como ciudadano de este país, goza de todas las libertades que le garantiza la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela a todos los venezolanos para ejercer sus derechos políticos, eso sí, en el marco constitucional, nunca fuera de la Constitución, como todo indica es su caso. Pero, lo que también es súper claro es que él fue elegido como Alcalde para cumplir unas funciones específicas, en este Municipio, y no las está cumpliendo; de allí que sea creciente el sentimiento de fundamentado descontento de los hatillanos, incluidos muchos de los que votaron por él, por una (in)gestión que poco se corresponde con lo que debería ser.


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Miguel Ugas

Miembro de la coordinación nacional del MoMAC

 miguelugas@gmail.com

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