El que tenga inteligencia que calcule el número de la bestia…

“Uno de los medios de seducción más efectivos que tiene el mal es invitar a la lucha”, este aforismo de Franz Kafka, nos explica de alguna manera el porqué puedan haber, con todo el mal que están causando, grupos de venezolanos y venezolanas que respaldan o apoyan las formas como se están ejecutando las protestas en todo el territorio nacional, en contraposición a un 67 por ciento que las rechaza, ‘ya que no conducirán a ningún lado’, esto de acuerdo a una encuesta de DATANALISIS, difundida recientemente.

Y como frente al mal no se puede tener secretos, así éste se oculte detrás de las protestas pacíficas, la mayoría sabe o intuye lo que la oposición golpista pretende ejecutar por medio de su estrategia política, lo cual pasa por derrocar al gobierno y enterrar junto con él, la posibilidad del socialismo en la patria de Alí Primera; pero eso no lo lograrán, ni tampoco conseguirán convencer a la generalidad de la población que los impugna en sus intenciones atrasadas y sanguinarias, fundamentadas en la nueva ideología de Tradición, Familia y Propiedad, que, por cierto, no es nada nueva, ya que representa a la vieja sociedad. Recordemos que las cuestiones económicas siempre han alimentado la guerra en Venezuela. Están ansiosos de matar, quieren instaurar su pensamiento fascista para justificar la persecución y represión de una masa enorme de dirigentes chavistas, militantes bolivarianos, intelectuales y hombres y mujeres de pueblo.

Dos caballeritos de pensamiento fascista y una damita agresiva con igual carácter y forma de pensar, se han creído que pueden sorprender y reducir a cautiverio a una nación de 30 millones de seres humanos. Su esperanza se funda en la desesperación. Creen que pueden convertir la destrucción en energía productiva. Si se les permitiera salirse con la suya, todos nosotros, la generación presente, seríamos bien irresponsables, y pasaríamos negativamente por los anales de la historia como la de los hombres y las mujeres más cobardes de los cuales se tenga noticia en el devenir de la patria venezolana.

La serenidad nos va bien por estos tiempos, para no tomar decisiones apresuradas, ya que los enemigos del pueblo actúan reaccionariamente. La intransigencia se les ve en su rostro, llevan la marca de la barbarie en la frente. El que tenga inteligencia que calcule el número de la bestia, porque es número malo: Su número es seiscientos sesenta y seis. Las derechosas organizaciones de PRIMERA JUSTICIA y VOLUNTAD POPULAR, están marcadas por el 666; ellas representan la intolerancia y forman parte de “la sagrada falange del orden”, que unidos con sus pares de la MUD, los filibusteros socialdemócratas y socialcristianos, quieren torcer el curso que impone la dialéctica de la historia, el cual se expresa efectivamente en una noción equivalente: el despertar del pueblo por parte del Comandante Chávez, cuyo cumplimiento lo hizo a cabalidad.

Nada de lo que aquí ocurre debe sorprendernos. La realidad está allí ante nosotros y se manifiesta en todo su esplendor mediante la lucha de clases que tanto hemos leído en los textos revolucionarios. Era de esperarse que tarde o temprano la derecha volvería a asumir su papel reaccionario. Hoy, la experiencia ha enseñado a los pueblos y a las revolucionarias y revolucionarios auténticos, que no deben permitir dejarse cercar por los fascistas. El pueblo mayoritariamente está con el proceso bolivariano, el cual intenta hacer irreversible; pero es con la unidad popular, con la unidad cívico-militar, con lo único que garantiza hacerles agachar la cabeza. Debe quedar bien claro que el fascismo es la continuación de la lucha de clases, es estrategia y práctica de la guerra de clases; y que será a través de la lucha consciente y organizada del pueblo, sin perder nunca la iniciativa ideológica y militar, que podrá derrotarse contundentemente al fascismo para seguir avanzando en la vía venezolana hacia el Socialismo Revolucionario.

La derecha juega al todo o nada. Pero está al tanto que no puede maniobrar mediante grandes movimientos de masas (cada vez les son más escasas), por eso intenta remplazarlos mediante la organización de redes terroristas. Ahora, están intentando con salvajismo, el aniquilamiento político e ideológico del pueblo bolivariano. El terrorismo fascista no es estólido, tiene un blanco y sigue un método lógico. De ahí los ataques despiadados de estos dos últimos meses perpetrados por la ultraderecha nacional, quien apoyada por mercenarios de distintas geografías pretende imponer su dictadura utilizando preponderantemente como estrategia de lucha el terrorismo fascista.

Con el Comandante Chávez, conquistamos la dignidad que necesitábamos como pueblo. Hoy día, somos un país independiente en lo económico y soberano en lo político. Por eso el pueblo cifra todas sus esperanzas en la Revolución Bolivariana, que está en marcha para romper definitivamente las cadenas, que hasta ahora han sofocado nuestro desarrollo económico, tal cual lo planteó en su momento, el Compañero Presidente Salvador Allende; y cuyo rompimiento también lo intentó con todas sus fuerzas el Gigante Hugo Chávez, entregándonos su alma, corazón y vida, para superar las enormes diferencias que aún se mantienen entre los venezolanos y venezolanas, quienes están en la disposición de seguir aportando con su concurso en la tarea colectiva de construir el Socialismo, donde con su esfuerzo obtengan de verdad el control y la propiedad de los centros de trabajo.

De todo lo expuesto se deduce que el Presidente Nicolás Maduro, está obligado, y él lo asumido así, como tiene que ser, a seguir profundizando de manera insistente e infatigable los caminos revolucionarios del Socialismo, apoyándose en el pueblo y dándole participación real en su construcción.

El azimut trazado por el gran líder de la revolución, es el Socialismo, salirnos de él, sería permitirle a la burguesía hacerse del poder más temprano que tarde. Los postulados del Libertador Simón Bolívar, de Simón Rodríguez, y de Ezequiel Zamora, están ahí, son vitales para no perder la hoja de ruta y superar con éxito la crisis política (expresada en la guerra burguesa contra la Revolución Bolivariana), y en la que nos ha metido la oligarquía dueña del gran capital, producto de las contradicciones de clase y, evidentemente, por cada uno de los errores cometidos.


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Isrrael Sotillo


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