¿Con quién contamos cuando llegue el próximo evento?

Es obligación de todo revolucionario hacer la revolución, además constituye un derecho y mucho más un deber de todo el pueblo venezolano hacer la revolución. De allí la importancia que reviste vulgarizar en el seno de nuestro pueblo el conocimiento acerca del contenido esencial de la Revolución Bolivariana, el cual no es otro que el enfrentamiento al imperialismo y a las oligarquías de burgueses que son sus enemigos históricos. Para ello el Comandante Hugo Chávez escogió el camino socialista, una vía nada fácil, pero la única que le garantiza al pueblo alcanzar su pleno desarrollo económico y social; por lo que hizo énfasis y dejó bien grabado en la consciencia de nuestro pueblo que únicamente transitando por la senda del socialismo se podrá derrotar a esos enemigos comunes.

En esta hora de dificultades para la patria en que las contradicciones asoman su rostro, se hace imperativo, involucrar masivamente a los grandes contingentes de trabajadores en la lucha por el proyecto socialista; se hace necesario acompañar hombro a hombro, codo a codo, al Presidente Nicolás Maduro en la materialización del legado del líder histórico de este proceso de transformaciones profundas; y se hace inexcusable fortalecer la unidad cívico militar conformada por los hombres y mujeres de las FANB, con una alta moral, mediante su amalgamiento con todas las organizaciones populares, obreras, campesinas, juveniles, femeninas, estudiantiles, para que juntos, se pongan adelante, en las primeras filas del combate, al frente de su pueblo decidiendo su destino.

Nicolás Maduro debe jugársela y echar el resto con el bravo pueblo de Venezuela y radicalizar hasta donde le sea posible el socialismo revolucionario, como lo hacía el líder eterno de este hermoso sueño bolivariano, cada vez que nos veíamos amenazados por los gringos. Llevar la cruz del redentor exige sacrificios. No podemos descarrilarnos del carácter social de la revolución contenido en el testamento político que nos dejó Hugo Chávez. La historia nos obliga a estar vigilantes con las desviaciones del camino al socialismo revolucionario que puedan presentársenos, y a exigir de inmediato su rectificación por medio de la crítica y las movilizaciones. Chávez cumplió, ahora nos toca cumplir a nosotros.

Las presiones económicas que ejercen FEDECAMARAS, Gustavo Cisneros, Lorenzo Mendoza y los grupos de poder contra la Revolución Bolivariana, buscan convertirse en una camisa de fuerza para inmovilizar su desarrollo y liquidarla más temprano que tarde. Todo lo que ellos propongan debe ser conocido y discutido con el soberano pueblo de Venezuela, para lo cual el gobierno debe instrumentar mecanismos idóneos de participación popular. Los pactos de élite, definitivamente, no caben cuando se es mayoría y las masas tienen plena consciencia de su papel histórico. Sin embargo, cuando se oyó al Presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, decir que el dialogo se haría sin conciliaciones cupulares, eso le dio confianza al pueblo; pero cuando ahora se advierte la liberación de los precios del azúcar, la harina precocida, la leche, el café y otros artículos controlados durante el gobierno de Chávez, la duda cartesiana se propaga en el ambiente.

Necesaria es una ofensiva revolucionaria que anime y entusiasme al pueblo, ya que hasta ahora se ha estado a la defensiva de los ataques del imperio y de sus conmilitones agrupados en la burguesía antichavista. Hay que hacerse respetar. La paz acompañada de la sumisión no es una paz verdadera. Es un error tratar de evitar la lucha contra el imperialismo considerando que, aunque la Revolución es buena, lo más precioso es la paz. Toda línea que persiga un compromiso sin principios con el imperialismo, solamente fomenta las maniobras agresivas de éste, y acrecienta el peligro de la invasión o de la guerra civil. Hace falta la terquedad del izote, como dicen los salvadoreños, para que la resistencia de salvación nacional contenga las envestidas del imperialismo estadounidense y lo derrote en sus andanzas por estas tierras.

Los imperialistas yanquis seguirán haciendo su trabajo de agredirnos todos los días por los confines de la tierra a través de sus poderosas usinas comunicacionales con mentiras y propaganda negra; continuarán costeando con multimillonarias sumas de dólares la movilización internacional de los dirigentes de la oposición venezolana y animando las diferentes actividades subversivas de la derecha violenta y del paramilitarismo colombiano que por soslayar su amenaza penetró a lo interno del territorio venezolano para tratar de someter de nuevo a la patria bolivariana a los designios del Pentágono y el Departamento de Estado de USA.

Nada indica en el corto plazo que cesarán en sus acciones. No van a parar, ya que al nacer esta revolución inmediatamente apareció la sarna de la contrarrevolución. Sólo que en lo sucesivo no precisamos como y con qué vendrán, pero lo imaginamos. El temor debe ser cuando llegue el próximo evento, para lo cuál se hace indispensable saber de antemano con quién contamos. Saquen ustedes sus propias conclusiones. Mientras tanto, seguiremos escuchando al pueblo, aprendiendo y descifrando el signo de los tiempos con el vigor de una empresa colectiva, por marginal que parezca, como afirma Gianni Vattimo en ECCE COMU.


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Isrrael Sotillo


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