Los acontecimientos ocurridos el día de ayer en Venezuela, lejos de desesperarnos nos invitan a asumir una reflexión fría por el bien de los intereses que están comprometidos. Ayer fuimos testigos del inicio y aplicación del Plan Conspirativo en nuestro país en su nueva dimensión, bajo el esquema del protocolo global de demolición y aniquilamiento de Estados, actualmente en ejecución en Siria, pero en esta ocasión estamos asistiendo al nacimiento de una versión en Venezuela.
El autor Joaquín Estefanía, cuando cita en su texto El Poder en el Mundo una cruda frase del húngaro George Soros, según la cual los los mercados votan, no está haciendo una abstracción, basta con ver cómo luego de una crisis económica en una nación se mudan los jinetes del apocalipsis financiero -como es el caso de Soros-, para buscar incubar procesos desestabilizadores que les permitan colocar más dígitos a sus finanzas y con ello hacer del mercado global un esquema que suplante progresivamente los Estados-nación. El pasado 12 de Febrero, día de significación Histórica para la juventud del país, fue marcado con sangre ante la imposición de la vorágine de la violencia que nos quieren imponer con acciones en contra de uno de nuestros más importantes patrimonios: la juventud.
¿Qué nos queda?
Debemos estar claros que los sectores conspirativos ya dieron inicio a su fase de batalla en la calle, como una acción para desmoralizar al pueblo y acelerar la multiplicación de procesos de conspiración, a lo que esperan se una la maquinaria mediática de guerra, cual es el caso de CNN con sus reporteros de conflicto que siempre estarán con sus teléfonos y cámaras en el lugar de los hechos y nos dirán que no pueden confirmar la fuente. Lo cierto es que serán estos los responsables de presentar al mundo el país que quieren y guían sus intereses, plagados de violencia hacia lo que ellos llaman ¡el régimen! Ante esto el papel del Gobierno debe ser coherente y contundente, orientado al aislamiento de la violencia y de los violentos Creo que menos discursos contribuyen al alistamiento de los órganos del Estado responsables de llevar a cabo las acciones que den con los responsables de tan abominables hechos. Asimismo, considero que es notoria la división que en el seno de la oposición existe, por lo que sería un craso e infeliz error no buscar que ellos también se desmarquen de los violentos Eso, no nos lo perdonará la historia.
Asimismo, es hora de elevar y hacer más eficiente nuestro discurso mediático e impedir que la matriz de los medios de guerra sustituya el discurso oficial, el discurso del pueblo y convocar a nuestros aliados, para que cierren filas ante las acciones conspirativas que buscan vulnerar la paz en nuestro Continente. Esto implica entender que es necesario separarnos de la ineptitud de algunos funcionarios del Gobierno, ineficiencia en la Gestión que a diario promueve la derecha como fundamento de sus protestas y motivo del descontento.
¡El peor mal es la vanidad!
La Revolución Bolivariana se ha constituido en la mayor pesadilla del capitalismo en el siglo XXI El Gobierno debe saber leer donde están los enemigos, y no hacer del discurso, de forma unívoca, una disertación de poder. Los hechos del 12-F nos mostraron que quienes dispararon contra los estudiantes demuestran que no los entrenaron y mucho menos se forjaron en las barriadas de Caracas. Significa que posiblemente nos estaremos enfrentando a encrucijadas, razón por la cual debemos ir al origen y a los financistas.
¡La unión de los factores!
Los factores políticos de la revolución están llamados a dar un gran debate nacional para exorcizar la violencia del país, junto al trabajo de las bases. El país hoy exige unión y paz, para evitar que nos lleven a la destrucción de la patria de Bolívar, de nuestros hijos, la misma que soñó el Comandante Hugo Chávez. Esto no debe ser visto como una salida epiléptica. Siria tuvo un inicio similar y ahora es una nación donde la guerra forma parte de la cotidianidad hacia un progresivo proceso de aniquilación Claro está, orquestado por las naciones invasoras.
(*) Profesor UBV