Es sabido que las mal llamadas primarias fueron, desde su diseño preliminar, una trampa de felones para pisotear a quienes gustan de ser pisoteados, unos más idiotas que otros, pero ninguno bajo engaño, pues no hay escuálido que crea en sus dirigentes, y de haberlo que su familia lo esconda, porque la MUD cobrará por exhibirlo. Por eso la estafa de las primarias, lejos de ser un qué hacer, fue un cómo hacer, ya que el objetivo era que las cúpulas mantuviesen “democráticamente” el control de todo, designando a sus preferidos mediante el uso de un sucio y “embrujado” dedo electrónico, lo cual –como siempre– sería mansamente aceptado por quienes bendicen y apoyan todas las ruindades de la excrecencia nacional e internacional. Era indispensable neutralizar lo que hiciera peligrar la engañifa, y por ello decidieron usar al CNE, pero limitándolo al alquiler de las máquinas, y parte del programa de votaciones. Se reservaron escrutinio, garantía y seguridad del voto porque el Santo Oficio de la MUD, desde siempre, las había condenado a la purificante hoguera. Y así ocurrió.
Es correcto que denunciemos el timo, pero ha de hacerse sin solidarizarnos con el timado, pues se trata de “una pelea de perros”, de un fraude a terceros, y entre ellos sobran los que seguirán viendo hacia arriba para adorar a la MUD. La meta de nuestra denuncia es educar a las masas revolucionarias, reafirmar principios, prevenirlas contra los bribones de la política, y lograr que asimilen la lección para mantenerse alerta ante las embestidas de traidores, sicóticos y alienados.
Por otra parte es bueno destacar que las precandidaturas, así como los resultados anunciados por la MUD significan, en parte, el punto de quiebre entre la vieja y la actual dirigencia fascista, y en parte, un simple cambio de fotos, pues la letanía sigue siendo la misma que coreaba el viejo bandidaje del puntofijismo. Sólo hay una diferencia, y es que los de antes lo hacían con el poder y desde el gobierno, “matando (y desapareciendo) primero y averiguando después”, en tanto que los de ahora son cachorros que en buena medida conservan el poder y aspiran a gobernar para mercadear la Patria con apoyo de la genocida y saqueadora clase dominante internacional que los comanda a ambos, la misma de Vietnam, Irak, Libia, Afganistán, Chile, Malvinas, Irán,… y actuando conforme al plan elaborado por la embajada de EEUU, pues el que firma el cheque pone la música.
Flota en el ambiente que algunos revolucionarios sin brújula, y otros “revolucionarios” con GPS, esperan que algún veterano nostálgico de la vieja dirigencia adeca, copeyana y masista venga por sus fueros, e intente poner orden para retomar las posiciones perdidas, y aplacar al insolente mussolinillo o hitlerillo que torpemente les imita. Eso no sólo es un error sino que, en el primer caso, es una imbecilidad, y en el segundo un frustrado sueño de oportunistas y trepadores. La historia no conoce a un traidor de pueblos que haya dejado de serlo. Sin desmedro de la condición masculina de algunos de los principales y ya desplazados protagonistas de la IV República, debemos destacar que a ellos les ocurre lo mismo que a las damas alegres que, al dejar de servir, optan por regentar el “establecimiento” donde trabajaron; o dicho de otro modo, que por estar impedidas para hacer, gozan dejando hacer, porque ya nada les redime, y prefieren imitar a Pilar Ternera, (de Cien años de soledad), cuyo majado cuerpo de “matrona en desgracia” se mantuvo en el charco en el cual vivió, y ella se conformó con prestar la alcoba para ser feliz, pues estaba consciente que “había perdido el rastro de toda esperanza.”
Así que resígnense, ya que los viejos y los nuevos traidores de pueblos son iguales, unos recordando sus crímenes e instruyendo al relevo, y otros buscando superar la miseria política y moral del maestro mediante una histérica virulencia que va pareja con su desespero e inmadurez.
Contra ambos va la batalla revolucionaria.
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