Parte II

Cardenal Urosa, continué leyendo que es para usted

Terremoto en Roma

En la noche del 27 de agosto de 1978, Juan Pablo I cenó con el cardenal Jean Villot, y confirmó a esté y a los otros miembros de la curia romana en sus cargos, a los que habían tenido que renunciar automáticamente al morir Pablo VI. Pero en aquella cena hubo algo más. Luciani ordenó a Villot que iniciara de inmediato una investigación que abarcase todas las operaciones del Vaticano –especialmente la de carácter financiero- sin excluir nada. Una vez que hubiera estudiado el informe, decidiría qué era lo que se debería hacer. Cuatro días después, el 31 de agosto, el diario de información económica Il Mondo publicaba una carta abierta a Luciani titulada <<Su Santidad: ¿le parece correcto?>>. En ella se pedía al nuevo Papa que impusiera <<orden y moralidad>> en las finanzas del Vaticano, inmersas según el rotativo <<en la especulación y aguas insalubres>>. El texto se refería explícitamente a las operaciones financieras fraudulentas del Vaticano e incluía un recuadro sobre las propiedades y fortuna de la Santa Sede. La carta, además, reseñaba con especial crudeza la figura de Marcinkus: <<Es sin duda el único obispo que forma parte de la junta directiva de un banco legal y secular, que incidentalmente tiene una rama en uno de los paraísos fiscales más importantes del mundo capitalista; nos referimos al Banco Cisalpino trasatlántico de Nassau, en las islas Bahamas>>.

Pero Luciani no necesitaba de estas llamadas de atención: quería una revolución que sirviera para devolver a la Iglesia a sus orígenes y a congraciarla de nuevo con las enseñanzas de Jesucristo. Ya el 28 de agosto había llamado mucho la atención su negativa a ser coronado y usar el trono o la tiara cargados de joyas.

Nota: Il Mondo planteaba entre otras las siguientes preguntas: <<¿Es correcto que el Vaticano opere en el mercado como especulador? ¿Es correcto que el Vaticano posea un banco cuyas operaciones incluyen la transferencia de capitales ilegales de Italia al extranjero? ¿Es correcto que dicho banco ayude a los italianos a evadir impuestos? ¿Por qué tolera la Iglesia que se invierte en empresas nacionales y multinacionales cuyo único objetivo son los beneficios, empresas que, cuando es necesario, violan los derechos humanos y estafan millones a los pobres, especialmente a los que pertenecen a ese Tercer Mundo que tanto dice amar su santidad?>>.

El Papa nunca más sería monarca coronado, sino pastor de su rebaño, como el propio Jesucristo lo habría querido. Acto seguido, Juan Pablo I se dirigió al cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede: <<No tenemos bienes materiales que intercambiar ni intereses que discutir. Nuestras posibilidades para intervenir en los asuntos del mundo son específicas y limitadas y tienen un carácter especial>>.

Fueron muchos los que en esta declaración de intenciones vieron claro el fin del banco Vaticano. En los mercados de valores más importantes del mundo había autentica expectación respecto a las decisiones que estaba a punto de tomar el nuevo Papa. Lo único que quedaba por confirmar era lo lejos que iba a llegar Juan Pablo I en su reforma, algo que, para los especuladores que operaban cercanos a los intereses del Vaticano, podría significar la diferencia entre obtener nuevas ganancias o enfrentarse a la ruina. Además había una importante cuestión pendiente. Si el Papa quería una Iglesia pobre, ¿qué pensaba hacer con las riquezas del Vaticano? Uno de los más preocupados parecía ser el cardenal Villot, de carácter sumamente conservador y al que las nuevas ideas de Juan Pablo I inquietaban profundamente. Las diferencias entre ambos no hacían sino acrecentarse y el Papa Luciani sentía cada vez en mayor medida la desaprobación de aquel al que había confirmado en su puesto como secretario de estado.

La lista de los Illuminati

En los primeros días de septiembre de 1978 comenzaron a hacerse públicas las medidas del programa del nuevo pontífice. Una de sus intenciones iniciales se centraba en variar drásticamente las relaciones del Vaticano con el mundo del gran capital. Aparte de esto. Albino Luciani ya había dado los primero pasos hacía una revisión de la postura de la Iglesia sobre el tema de la natalidad, algo que levanto ronchas en amplios sectores de la Iglesia y, en especial, en el cardenal Villot, contrario a los métodos anticonceptivos. Pero, con todo, aquél era el menor de los problemas a los que tenía que enfrentarse Juan Pablo I. Por aquellos días se publicó un artículo titulado <<La gran logia del Vaticano>>, en el que se mencionaban los nombres de ciento veintiuna personas del entorno de la Santa Sede –cardenales, obispos y otros altos dignatarios de la Iglesia acusados de pertenecer a logias masónicas. La infiltración Illuminati en el Vaticano ya había sido denunciada anteriormente, pero era la primera vez que una de estad denuncias aparecía publicada en un medio de comunicación incluyendo nombres y apellidos. Después ha habido otras igualmente precisas como la que reproducimos a continuación:

El hecho de que el clan masónico este tan envuelto en el secreto como su adversario opusdeísta hace que la identificación de sus miembros resulte tan difícil como la de los de este último. En el Vaticano se rumorea que, aparte del cardenal José Rosalío Castillo Lara, pertenecen al clan masónico el cardenal Achille Silvestrini (prefecto de la Congregación para las Iglesia Orientales, señalado como uno de los jefes del clan), el cardenal Pio Lagui (prefecto de la Congregación para la educación Católica), el cardenal Camilo Ruini (vicario general de Roma), monseñor Celestino Migliore (subsecretario para las relaciones con los estados)...

El problema es ahora tan grave como era entonces. Al parecer el Papa se encontraba literalmente rodeado de masones, cuando ser masón significaba la automática excomunión para todo católico. Entre estos presuntos masones estaban el secretario de Estado, el cardenal Jean Villot, el ministro de Asuntos Exteriores monseñor Agostino Casaroli, el cardenal Baggio, el cardenal Ugo Poletti vicario de Roma, el obispo Paul Marcinkus y monseñor Donato de Bonis, los dos últimos dirigentes del Banco Vaticano. A partir del Día 20 de septiembre ya se rumoreaba en Roma que el Papa se disponía a hacer una limpieza en profundidad entre los nombres más representativos de la Santa Sede.

Una muerte muy oportuna

Uno de los más preocupados era Roberto Calvi, presidente del Banco Ambrosiano, cuyos negocios con Marcinkus y el Banco Vaticano podrían llevarle a una celda de por vida. Calvi se había apropiado indebidamente de más de 400 millones de dólares mediante evasión fiscal y sociedades fantasmas. Era mucho lo que dependía de que el ahora investigado Marcinkus continuara en su puesto. La única y remota posibilidad estaba en que el Papa muriera antes de destituir a los hombres de confianza del anterior pontífice y en su lugar fuera elegido alguien menos partidario de reformar las finanzas vaticanas. Un mes después de su designación, Juan Pablo I había conseguido llevar el temor y la incertidumbre al corazón de los principales responsables de la corrupción vaticana.

Nota: aquí en esta truculenta trama, llama la atención entre muchas otras, la aparición en escena del cardenal venezolano, Rosalío Castillo Lara. Quien ya falleció y, quien por cierto, fue un acérrimo y enconado detractor del gobierno venezolano y sus políticas humanistas. Políticas por cierto, analizando el papel que jugo en esta trama conspiracionista en el Vaticano, no era para nada de extrañar, sus posturas en respaldo del capital y sus acólitos. Cardenal Urosa, sería menester en su vida, una catarsis del alma y espíritu urgentemente. Ya que usted, debería jugar del lado de los desposeídos y, empezar a desprenderse, de esas riquezas que nos les pertenecen, ya que pertenecen al vulgo como ustedes suelen llamar. Espero continuar mañana, compartiendo esta desagradable historia, por aquí, a la misma hora y el mismo canal.    

tupac_resist@hotmail.com



Esta nota ha sido leída aproximadamente 1832 veces.



Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter