13 Nov. 2017 - El Gobierno de España y sus medios de comunicación afectos siguen llevando adelante su campaña de desprestigio contra Venezuela. En esta ocasión, han responsabilizado a “hackers” rusos y venezolanos de provocar la crisis institucional que actualmente mantienen el país ibérico con la provincia de Cataluña, que clama su independencia.
En una nota publicada por el diario El País el 11 de noviembre titulada: “El Gobierno constata la intervención en Cataluña de ‘hackers’ procedentes de Rusia y Venezuela”, se asegura que “El Gobierno (español) da por contrastada la intervención de hackers procedentes de Rusia y Venezuela en la crisis institucional de Cataluña y afrontará esta cuestión en el Consejo de Asuntos Exteriores de la Unión Europea, que se celebrará el próximo lunes (hoy)”, declararon el portavoz gubernamental, Íñigo Méndez de Vigo, y la ministra de defensa, María Dolores de Cospedal.
Esta grave acusación, como otras emitidas por personajes de la administración de Mariano Rajoy, alusivas a la violación de derechos humanos en Venezuela y de fraude electoral, carece de pruebas que la validen. Venezuela sería el primer país del mundo que según los medios españoles vive una “severa crisis humanitaria”, pero tiene un equipo élite de “hackers” que tienen la capacidad de crear un conflicto en un país del “primer mundo” como España.
Hace algunas semanas, en un episodio del remake de la inverosímil serie de acción norteamericana MacGyver, se afirmó que el internet venezolano uno de los mas lentos del mundo. Es decir, que los enemigos del país no se ponen de acuerdo en relación al tema de las redes.
“Creemos que Europa tiene que tomarse este tema muy en serio” suplica Méndez, tratando de darle aire solemne a una acusación que por absurda invita a la risa.
Según los voceros del Gobierno ibérico, los “hackers” de Rusia y Venezuela se encargan de “tergiversar y falsear” las noticias sobre el conflicto entre España y Cataluña. Para ellos la cobertura a las manifestaciones públicas, la “viralización” de los videos donde se evidencia la violencia ejercida contra los votantes, en el referendo efectuado el pasado 1 de octubre, y el repudio mundial por encarcelación de líderes independentistas, se originaron por culpa de un grupo de cibernéticos piratas malintencionados.
Igualmente, se acusa a los “hackers” de inventar hechos como que desde las Islas Baleares se aboga por la independencia y que en las escuelas de Cataluña no se enseña el castellano, además de divulgar notas a favor de los independentistas catalanes.
No deja de sorprender el cinismo, cuando ha sido España una punta de lanza en la propagación de noticias falsas sobre Venezuela, colocando fotos de agresiones de ciudadanos por parte de agentes policiales en distintos países del orbe, adjudicándolos sin recato a las autoridades venezolanas.
Y más adelante, Méndez, manifiesta el verdadero objetivo de este mal chiste: “Como la tecnología no tiene fronteras, creemos que el ámbito en el que debe resolverse es el ámbito de la Unión Europea”, según agencias internacionales hoy lunes la UE, en Bruselas, aprobará la imposición de un embargo de armas a Venezuela por la “represión” en el país.
Recientemente, el portavoz del Partido Popular (agrupación política de Mariano Rajoy), en el Europarlamento, Esteban González Pons, siguió esta línea al afirmar que estas supuestas injerencias tienen como objetivo desestabilizar a la Unión Europea. “Y en este momento, el foco para cumplir ese objetivo se ha puesto en Cataluña”.
Se ha dejado colar que también se anunciarán sanciones contra funcionarios venezolanos y decretarán un veto a las exportaciones de equipos que puedan ser utilizados para “vigilar” las comunicaciones electrónicas.
Incriminar a Venezuela en este “plan” sirve de excusa para el incremento de sanciones de la UE contra el pueblo venezolano, que ya resiste el embate sanciones emitidas por los Estados Unidos. Está claro que la derecha internacional está trabajando unida para asfixiar la economía nacional e intentar provocar una intervención militar en el suelo patrio.
