Distorsión

El daño causado por los medios de comunicación comienza con la distorsión.

  Un grupo de amistades conversa. Beben jugo de naranja afablemente. Una de ellas afirma que no es jugo de naranja sino de piña. Se desata una discusión inútil y enfadosa, en el mejor de los casos engorrosa. La disputa empeora si en lugar de afirmar que el jugo de naranja es de piña, alega que lo que tiene en su mano es una linterna. La conversación se hace imposible porque ya quienes disertan no tienen bases comunes y terminan en la desbandada, como Babel.

  Hay varias posibilidades, una es que la persona esté mentalmente enferma, en cuyo caso podemos decir aquello de Andrés Eloy: “He renunciado a ti/como renuncia el loco/a la palabra que su boca pronuncia”. Pero ¿si no es una persona enferma? ¿Si más bien está empeñada en poner a sus amistades a discutir pendejadas? ¿Y si más bien se propone manipularlas con fines perversos?

  Ocurre todo el tiempo, aquí se nos presenta un caso de abuso de poder como el de los reyes absolutos.

  La Reina de Corazones juega con Alicia en el País de las Maravillas. El juego consiste en hacer pasar unos armadillos, impulsados por un flamenco, debajo de unos naipes arqueados. El juego es arduo porque los naipes, que tienen patas y están de parte de Su Majestad, se mueven en favor de ella y en contra de Alicia. Pero aun así la niña acierta y la reina declara que perdió. Alicia inquiere indignada por qué. La Reina explica: “Porque acabo de cambiar las reglas aquí en mi cabeza”.

  Para evitarlo, Montesquieu formuló su doctrina de la separación de poderes, para que hubiese equilibrio de la autoridad y un solo individuo no acumulara todos los poderes, como Pedro Carmona el 12 de abril de 2002.

  La humanidad no puede seguir sometida al absolutismo mediático de la Reina de Corazones. Será necesario que un nuevo barón de Montesquieu diseñe un modelo en que los medios no estén solo en manos de un puñado de bandoleros ni solo en manos del Estado, porque ambos conducen a distorsión de la información y la opinión, porque tienen intereses particulares que no son los de la comunidad entera. ¿Por qué no discutimos cómo vencer el totalitarismo mediático en lugar de seguir con lo del jugo de piña y la linterna?

roberto@analitica.com


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Roberto Hernández Montoya

Licenciado en Letras y presunto humorista. Actual presidente del CELARG y moderador del programa "Los Robertos" denominado "Comos Ustedes Pueden Ver" por sus moderadores, el cual se transmite por RNV y VTV.

 roberto.hernandez.montoya@gmail.com      @rhm1947

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